"Go Back ☾" Number Five ·FanFic·

#Thirty ☔

Gracias por sus mensajes de amor y apoyo, les amo 💜

Los gemelos entraron en acción. Tomaron asiento y abrieron el tubo, sus ojos se salieron de sus órbitas al ver el mensaje escrito en el: "Proteger a Harold Jenkins" .La muchacha reaccionó rápidamente e introdujo el papel en su escote.

Un nuevo papel y una nueva oportunidad de salvar a la humanidad de la destrucción total.
Número Cinco abrió el seguro de la máquina de escribir y tecleó la misión que iba a ser entregada a los agentes de campo; bueno, a uno de ellos. "Eliminar a ChaCha para extracción inmediata".
La de orbes mar escribía en otro trozo de hoja.  "Eliminar a Hazel para extracción inmediata".

Los hermanos Hargreeves se teletransportaron a la Sala de tubos y enviaron estos a los agentes correspondientes, claro, sin seguir las detalladas reglas de la Comisión.

-Saben que las cosas aquí no se hacen así- Dijo la Encargada entrando a la habitación.
Cinco tomó la cintura de Número Cuatro.
-¿Donde está Gloria?- Preguntó la mujer.

-No lo sabemos, estuvimos buscándola- Respondió el apoyado con el brazo sobrante en la maquinaria. Ambos hermanos subieron los hombros haciéndose los desentendidos.

Un quejido se escuchó detrás de la mujer de vestido negro, esta volteó lentamente. Los pies de la anciana asomaban desde atrás del escritorio, sin zapatos y desmayada.

El azabache se erguió lentamente y tensó la mandíbula. Apartó a chica, dirigiéndola hacia su espalda, haciendo un vago intento por protegerla; porque sabía que la ojiazul no se iba a quedar quieta si veía algún tipo de amenaza.

-Son una gran decepción para mí- Dijo negando levemente.
-No pueden cambiar lo que estas por venir-
-Me cuesta tanto entender que no puedan deshacerse de esa fantasía-
-Son perfectos pragmáticos, pertenecen aquí, con nosotros- Levantó su mano señalando a los gemelos.

-No pertenezco a ningún lugar gracias a tí- Contra atacó el de edad joven.
Entre cerró los ojos y apretó la mandíbula, con enfado.

-¡Nos convertiste en asesinos!- Exclamó la de ojos azules.

-Siempre fueron asesinos- Se detuvo unos segundos.
Bajó una cremallera de su vestido y sacó una pistola, apuntó.
-Yo solo les señalé el camino- Finalizó para disparar.
Número Cinco cubrió a la muchacha con su cuerpo, ambos se teletransportaron por instinto y aparecieron detrás de la maquinaria de la Sala de tubos.

Uno, dos, tres, cuatro disparos y se escucharon chillidos y gritos ajenos a la escena.
Una voz pre grabada se escuchó por los altavoces: "Alerta en el cuarto de tubo" Se repetía una y otra vez.

Los hermanos Hargreeves se observaron, sabían que iba a ser una misión complicada, había riesgos; muchos de ellos. Número Cuatro cerró sus ojos para concentrarse y ejecutar sus poderes. Más no lo logró porque Cinco empujó un carrito causando que la Encargada descubra su paradero.
Disparó un par de veces más.

-¿Cual es la prisa? Recién empezamos- Habló la mujer de cabellera blanca.
-¿Asi es como quieren que sea el último renglón de su informe?- Preguntó.
Los azabaches aparecieron frente a ellas, con una postura desafiante y a la vez despreocupada.

-Cuando muera ya no me importará- Le vaciló el de ojos verdes.

-No puedes seguir con esto, Número Cinco. Ambos sabremos que hasta tu tienes un límite- Apuntó a la muchacha, esta sonrió de forma cínica.
-Te salvé de toda una vida de completa soledad- Habló al muchacho, pero con la mirada fija en la chica.
-Me lo debes- Moduló.
Apretó el gatillo, una y otra vez. Pero de la pistola no salió ni una bala, el cargador estaba vacío.
Los Hargreeves sonrieron.

-Tengo una deuda- Afirmó el pelinegro.
Los gemelos se teletransportaron a la puerta.
-Pero no contigo- Besó la mejilla de Número Cuatro.

A ella le debía todo el universo y más. Su paciencia, su forma de escuchar hasta el problema más grande y buscar una solución. Su sonrisa y carcajadas contagiosas, que hasta en el peor momento lo hacían reír. Su manera de hablar, de moverse, ver, fumar, comer, dormir, beber, de caminar, escribir, pensar, leer; hasta la forma en la que respiraba le decían que todo iba a estar bien, transmitían paz.
Y paz era lo que el más necesitaba. Era su droga, su mayor vicio y cuando simplemente se la imaginaba, caía en la cuenta de que era todo lo que quería, amaba. Jamás había sentido una conexión tan espacial con una persona, ella era la indicada, era todo para él.

Sacó una granada de su bolsillo, se la enseñó con una sonrisa burlona a la Encargada y le quitó el seguro, la arrojó por el suelo hasta la mujer y ambos jovenes salieron corriendo como alma que lleva el diablo de allí. Se refugiaron en unos de los muros del cuarto de tubos y esperaron la explosión que no tardo ni dos segundos en surgir.
Número Cuatro cubrió al de orbes bosque entre sus brazos y deseó que todo eso terminara de una vez.
Aunque no quisiera admitirlo quería estar en la mansión, con el resto de sus hermanos, abrazada a Número Cinco, improvisando su próximo movimiento.

Ambos se desvanecieron en el aire y aparecieron dentro de la Sala de maletines, tomaron uno y colocaron una granada dentro de la habitación. Corrieron lo más rápido que pudieron para que el desastre que ocurriera no los lastimase.
Tomados de la mano, Número Cinco abrió el maletín, una corriente de aire caliente los azotó. Solo tuvieron tiempo de cruzar los dedos para esperar el mejor resultado de su viaje temporal.

Sus cuerpos sintieron el golpe seco al caer de una pequeña altura. Cinco sobre Número Cuatro y ella de espaldas al maletín.
El azabache abrió los ojos que permanecían cerrados por el dolor de la caída, bajaron de la masa torpemente ante la mirada atónita de los demás hermanos.
El quinto miro a la muchacha y suspiro una palabra totalmente inaudible.

-¿Que?- Dijo sin entender porque todas las miradas estaban posadas sobre ella.

-Oigan, ¿Sigo drogado o ustedes también lo ven?- Habló Klaus sentado en el sofá.

-¿Porque me miran así?- Soltó la muchacha.

-¿Cuantos años tienes, Cuatro?- Preguntó Digo guardando un cuchillo en su traje, más no le quitaba la mirada a su hermana.

-¿Fisicos? Dieciocho, ¿Porque?- Respondió sin entender absolutamente nada.

-Yo creo que no- Volvió a tomar la palabra el latino.
La chica bajo su mirada, observó sus manos, su altura en comparación a los demás, tocó sus curvas que ya no eran tan prominentes, la ropa le quedaba suleta, su cabello no era el mismo. Miró a Número Cinco, este le sonrió.

-Carajo- Fue lo que salió de sus labios.

-Creo que tuve un Déjá Vu- Soltó Klaus.

❁❁❁❁

Les quiero ♡

Ash