—¡Hola, soy Tinky! ¡Y para mí es un placer ayudar al último de los gorgos! ¡Encantada! —dijo el hada con voz chillona, emitía una luz amarilla brillante, casi como si fuese una luciérnaga. Lo había conducido a través de la oscura caverna por misteriosos pasadizos, lo había hecho caminar a través del fondo del acantilado y guiado por un pedregoso sendero hasta la cima, allá en medio de un bosque que moría por la ausencia de luz, Tinky le había hablado por primera vez.
—Yo soy...
—¡Ereas! ¡Lo sé! —se adelantó Tinky levantando sus hombros coqueta mientras juntaba sus manitas y pestañeaba rapidísimo, lo miraba con fascinación— ¡Ya se todo de ti! El último de los gorgos ¡Qué emoción! —agregó— ¡Te habíamos estado esperando desde hace mucho tiempo...! ¡Ouh! —se corrigió en seguida tapándose la boca asustada. Ereas la miró confundido— No debería decir esas cosas —se sonrojó alejándose.
—Siempre dicen que habló más de lo necesario... —refunfuño en voz baja para sí misma.
Ereas se rió, no supo por qué, pero aquello le hizo gracia.
Tinky lo condujo rápidamente a través del bosque y luego hacia las colinas, llevándolo justo hasta el lugar donde los habían capturado, allí solo quedaban los vestigios de lo que había sido su improvisado campamento, ni los caballos ni sus cosas estaban ahí, los orcos se lo habían llevado todo, dejando tan solo los restos de lo que había sido su fogata y las huellas de que alguna vez los habían atrapado. Era un rastro claro, los orcos jamás se encargaban de ocultar sus pisadas, sería de cobardes, si alguien los quería seguir, cuanto mejor, le plantarían cara gustosos y de paso les serviría para la cena si es que lo requerían. Ereas observó el rastro suspirando, sabía que se estaba metiendo en tremendo lio, pero debía intentarlo, estaba solo y regresar a Antímez sin sus compañeros sería una tremenda cobardía, era el momento de probarse a sí mismo.
—Se los llevaron al castillo de Morbius —dijo Tinky con su peculiar vocecita— Están encerrados en un custodiado calabozo ¡Dominus aún no está tan satisfecho con su captura! ¡Espera por ti! ¡Tendrás que cuidarte! Ha enviado varias partidas de goblins en tu búsqueda —advirtió.
—¿Cuánto ha pasado desde que nos emboscaron? —preguntó Ereas sorprendido. Hasta donde sabía el castillo de Morbius estaba al menos a un par de días de aquel lugar ¿Cómo era posible que ya estuvieran encerrados en un calabozo?
—Dos días —respondió Tinky revoloteando.
—¿¡Cómo!? —exclamó Ereas— ¡Si tan solo...!
—¡Dos días! —repitió Tinky— En nuestro reino el tiempo se mueve distinto.
Ereas asintió anonadado, ya lo había pensado brevemente, lo recordaba, en aquellos tontos cuentos que leia cuando niño siempre había un caballero... y hadas... y lugares remotos donde muchas veces el tiempo se movía a ritmo distinto. Supuso que tal vez aquellos cuentos no estaban tan errados ni eran tan tontos después de todo, suspiró resignado.
—Puedes advertir...
—¡Solo tú me puedes ver! —se adelantó Tinky complaciente— ¡y por supuesto! Estoy aquí para ayudarte ¡Una vez que encuentres a tus amigos yo desapareceré! —agregó risueña.
Ereas asintió.
—¡Pues en marcha! Hay un largo camino por delante —vociferó Ereas. No tenía ni armas ni caballo, pero el camino era largo, algo se le ocurriría.
Siguieron la huella por un buen par de horas hasta que ésta se unió a una de las rutas provenientes de Um, no hubo muchas conclusiones que sacar, el swag la había tomado para irse directo hacia el castillo. Ereas suspiró cansado, la caminata sería larga, pero como toda travesía debía comenzar con un paso.
![](https://img.wattpad.com/cover/200833260-288-k372065.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El Viaje De Ereas
FantasyEscapando de su pasado, Ereas, el último de una raza olvidada, deberá emprender la mayor travesía de su vida. Un viaje plagado de horrores y misterios, venganza y amistad... pero sobre todo, secretos y oscuras revelaciones que sacudirán su mundo y s...