Capitulo 30

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Habían dormido plácidamente toda la noche abrazados sin soltarse. Kyojuro la extrañaba... Y ella a él. El Rengoku no abandonó el agarre en ningún momento, no quería que ese momento terminara. 

Ambos despertaron con un molesto rayo de sol que entró en la habitación. 

- Buenos días. - dijo Kyome mirando al pelibicolor con una enorme sonrisa. 

- Buenos días. - le respondió este acariciando la mejilla de la chica. - ¿Que hora es? 

- Debe ser muy temprano, mire... El sol apenas se está posando.

- ¿Tiene hambre? 

- Un poco... - al decir esto, sonó su estomago. Dejando un tanto avergonzada a la pelinegra que trato de taparse con las sabanas su cabeza. 

- Me parece adorable. - dijo Kyojuro mientras quitaba las estorbosas sabanas de la cabeza de Kyome.

- A mi no. - tenía un notorio color carmín en sus mejillas.

Kyojuro solo rió. - Espéreme aquí. - dijo levantándose de la cama para salir de la habitación. 

El Rengoku llegó con una bandeja llena de cosas ricas para comer

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El Rengoku llegó con una bandeja llena de cosas ricas para comer. 

- ¡Kyojuro! Gracias, muero de hambre. - dijo Kyome mientras se acomodaba en la cama. 

- ¡Así lo noté hace un momento! - le respondió con su caracteristico tono.

- ¿No comerá? - habló Kyome con un poco de comida en la boca haciendo que sus cachetes parecieran los de una ardilla. 

Kyojuro solo le sonrió. - No se preocupe, estuvo días sin comer gracia a que estaba dormida. 

Kyome tragó. - Mi padre me contó que estuvo todos los días aquí conmigo. Que no dormía, ni comía. - su rostro estaba cabizbajo. 

- Es cierto, no le mentiré. Pero creo que valió la pena, ahora que dormí con usted he renovado todas mis fuerzas. - Kyojuro levantó el rostro de la joven. - Así que por favor... No se ponga triste. 

Después de eso siguieron conversando de trivialidades como era de costumbre. Ambos adoraban sus platicas comunes. Nada de trabajo, nada de formalidades, solo ellos dos.

- ¿Te quedarías conmigo hoy?

- Por supuesto, el día es largo y esta tan despeja... 

- No me refiero al día. - interrumpió Kyome. - Quiero decir hoy en la noche, en mi finca. ¿Te quedarás conmigo? 

Kyojuro formó una pequeña "O" con su boca pero la eliminó enseguida para proyectar su radiante sonrisa. - Claro, si usted me lo pide... ¿Como podría negarme? 

- No te quedes porque te lo pido, o sea si. - decía mientras se enredaba con sus propias palabras. - Quiero decir, no te quedes porque yo quiero ¿tu quieres? porque si no quieres no... 

THE FLAME OF MY LOVE | Kyojuro RengokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora