querida eleven: supongo que fue algo que se dió con el tiempo. no quería que me gustara tu novio. pero me gusta.
¿qué te puedo decir? lo siento.
will byers
— ¿este de qué sabor es, will? — habló, apuntando a un contenedor de helado dentro del refrigerador.después de ese día, mike comenzó a venir a diario, bajo la excusa de que su familia no tenía intención de planear unas vacaciones, y por lo tanto no tenía nada mejor que hacer.
— frambuesa. — respondí, ordenando las cosas sobre el mostrador.
— ¿y este, de qué es?
— un segundo, mike. — respondí, atendiendo a un par de clientes que empezaban a hacer fila frente a mí. — uh, creo que ese es de naranja.
— ¿y este, will?
— mike, sabes que no puedo quedarme hablando contigo mientras trabajo.
— ugh, ya lo sé — rodó los ojos — ni siquiera entiendo porqué pediste el trabajo en primer lugar.
— mis motivos tendré.
— ¿qué motivo es suficiente para soportar la humillación? — sonrió divertido, mirándome.
— ¿lo dices por el uniforme? sólo es un traje de marinero, mike. no seas infantil.
— el traje no es el problema, will. hasta te ves lindo en él. — habló, y sentí el leve cosquilleo de la sangre subir a mis mejillas.
— e-entonces no entiendo tu punto.
— como sea. — rodó los ojos. — ¿qué vas a hacer más tarde?
— ¿de qué hablas, mike? tengo que trabajar esta tarde.
— mierda. — bufó, frunciendo el ceño mientras me veía guardar el dinero en la registradora. — ¿y después de trabajar?
— mmm, tengo mi descanso a las doce.
— ¡genial! — sonrió, poniéndose de pie repentinamente y apoyando sus manos sobre el mostrador. — entonces podemos hacer algo en tu descanso.
suspiré, cediendo finalmente.
— está bien, mike. — reí. — pero tendremos sólo una hora.
— me conformo.
•••
— mira y aprende, will — steve sonrió con suficiencia, poniendo sus cartas frente a mí. — escalera. no te preocupes, will. está bien perder.— no ganas. — reí, poniendo mi jugada sobre el suelo del área del personal. — full.
— tramposo. — frunció el ceño, entregándome los veinte dólares de la apuesta. — no entiendo cómo eres tan bueno en póker.
— siento interrumpir su arduo trabajo. — robin cruzó repentinamente la puerta — pero hay un cliente allá afuera que quiere hablar contigo, byers.
— ¿no podrías atenderlo tú? — pregunté. — ¡por favor, robin! ¡faltan cinco minutos para que empiece mi descanso!
— lo haría con gusto. — rio. — pero creo que sería mejor hacerlo tú.
me puse de pie, levantándome del suelo y dirigiéndome hacia el mostrador.
— ¡bienvenido a scoops ahoy! ¿en qué pue-? — sonreí, rodando los ojos. — hola, mike.— hola, will. — habló, balanceándose sobre sus talones. — ¿nos vamos ya?
•••
— ¿a dónde quieres ir, mike? — pregunté.llevábamos un rato recorriendo el centro comercial, sin entrar a ninguna de las tiendas.
— no lo sé. — respondió, haciendo una mueca. — ¡oye, mira esa tienda!
— es una tienda de chicas, mike.
— ya lo sé, will — habló, caminando hacia la tienda. — es la tienda favorita de eleven.
mike entró, poniéndose una de las bufandas encima.
— ¿en en serio, mike? — reí, rodando los ojos.
— ¿cómo me veo? — sonrió, posando frente al espejo. — ¡oye will, mira eso! — exclamó, acercándose hacia un aparador y colocándose una de las tiaras.
— te ves ridículo. — hablé, soltando una carcajada.
— ven aquí — dijo, tomando uno de mis brazos y atrayéndome hacia el.
— ¿qué, mike? — pregunté. tomó una de las tiaras y la puso con cuidado sobre mi cabeza. — ¿es en serio?
— ¡princesa will byers! — fingió una reverencia, haciéndome reír.
— ¿qué pasa, mike? — hablé. mike sólo se limitaba a mirar algo detrás de mí. me di la vuelta.
la encargada de la tienda nos miraba fijamente. no se necesitaba ser un genio para saber que no estaba muy feliz.
— mmh-mm. — carraspeó, extendiendo su mano en nuestra dirección.
— corre will. — mike susurró, entrelazando una de sus manos con la mía, y entregándole ambas tiaras con la otra. — ¡ahora! — exclamó, y antes de que la mujer pudiese decir alguna otra palabra, salimos corriendo de la tienda.
•••
— ¿cómo estuvo tu descanso, will? — steve preguntó.mike me había traído de vuelta a scoops ahoy después de que la hora de mi descanso hubiese terminado.
no nos soltamos de la mano ni un segundo, hasta que tuve que pasar detrás del mostrador, y el se limitó a sentarse frente a la barra.
— bien. — tragué saliva, intentando ignorar a las ideas que revoloteaban sin control por mi mente, y los latidos de mi corazón que resonaban en mis oídos.
— ¡oye, will! — mike exclamó desde la barra, y sentí mi corazón detenerse por un segundo.
— ¿s-sí, mike?
— ¿de qué sabor es este?
no me gustó tanto el capítulo, pero ya estaba escrito y qué otra opción me queda. ahí la vemos,
maría
ESTÁS LEYENDO
querida eleven ; byler
Fanfictionquerida eleven; yo no quería enamorarme de él. pero pasó. | PARTE DOS DISPONIBLE EN MI PERFIL