4.

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querida eleven: perdón por lo que estás a punto de saber.
 
 

will byers
— hola, señora wheeler.

— ¡will byers, qué grande estás! — karen wheeler sonrió –vestida de color amarillo de pies a cabeza– y se hizo a un lado para dejarme entrar.

la fiesta en casa de mike fue un jueves,
y la casa estaba hecha un desastre.
los amigos de nancy bebían cerveza en la sala, mientras que las personas a las que había invitado la madre de mike conversaban tranquilamente en la cocina.

— los sinclair llegaron a penas ayer. — karen wheeler continuó, abriéndose paso entre la gente.

tragué saliva al sentir las miradas curiosas sobre mí.

— le dije a mike que también podía invitar a lucas, pero insistió en invitarte sólo a ti. — dijo, girándose hacia mí. — ¿porqué no vas a buscarlo, cariño? está en su cuarto.

— ¡sí, está bien señora wheeler! — hablé, corriendo escaleras arriba. sus últimas palabras habían sido más que suficientes para hacerme salir de la incómoda situación sin pensármelo dos veces. — ¡gracias!

solté un suspiro, tocando la puerta de mike un par de veces antes de que abriera finalmente.

— comenzaba a pensar que nunca llegarías. — apareció frente a mí, vestido con el suéter amarillo que le había elegido, y sonriendo ampliamente antes de dejarme pasar.

— ¿te estabas divirtiendo?

— muchísimo. — rodó los ojos, haciéndome reír. — la fiesta es una mierda. creo que las fiestas no son lo mío.

— me queda claro.

— pero... — habló, sus ojos brillaron por un segundo antes de que comenzara a buscar algo entre sus cosas. — debe estar en alguna parte...

— ¿qué estás buscando ahora?

— un segundo, está casi... ¡la tengo! — exclamó, sacando la botella de whisky de debajo de su cama. — la fiesta está a punto de ponerse mucho mejor.

fruncí el ceño, sentándome sobre la alfombra frente a su cama.

— dime que estás bromeando. — lo miré,
incrédulo.

— ¿parece que estoy bromeando? — habló, abriendo la botella y dándole un trago. solté una carcajada al ver la expresión en su rostro.

— esta no puede ser tu mejor idea de diversión.

— ¿tú tienes alguna idea mejor, will? — negué con la cabeza. — entonces beber será.

— tú nunca bebes, mike. — reí, rodando los ojos.

— bueno, entonces comenzaré a hacerlo.

— mike, esto es una estupidez. — hablé, y él se limitó a darle un trago más a la botella. — ¡d-despacio, idiota!

— estoy bien, will. — tosió.

— siempre tienes que tener las peores ideas. — dije, arrebatando la botella de entre sus manos.

— devuélvemela.

— no, es estúpido. — rodé los ojos. — no tienes porqué beber, mike.

— eleven regresa en unos tres días. — tragó saliva, y sentí los escalofríos recorrer mi espalda. — y no tengo idea cómo voy a explicar esto.

— ¿de qué hablas?

— de lo que estoy a punto de hacer.

habló, inclinándose hacia mí y juntando sus labios con los míos.

mike me estaba besando.

sentí mi corazón detenerse cuando la idea finalmente entró en mi cabeza. sus labios se movían perfectamente sobre los míos, y podía sentir el calor de sus manos cuando comenzó a enredarlas en mi cabello.

— basta, mike. — sentí el nudo crecer dentro de mi garganta. separé mis labios de los suyos, tomándolo por el hombros para establecer distancia.

— ¿porqué?

— bebiste, mike. no estás pensando en lo que estás haciendo. — tragué saliva, sintiendo una punzada de dolor en mi estómago. — no hagas algo que no sientas.

— pero quiero hacerlo. — habló, besando mis labios rápidamente y volviendo a separarse una vez más.

— no puedes.

— ¿y porqué no? — frunció el ceño.

— porque acabas de terminar con eleven, mike.

— ¿y tienes que recordármelo cada cinco minutos? — bufó, recuperando la botella de whisky de un momento a otro. — mierda, will. eso se terminó. he intentado explicártelo de mil formas diferentes, pero ninguna de ellas te resulta suficiente. ¿qué quieres que te diga ahora?

— la verdad, mike.

— ¿la verdad? — preguntó, antes de darle un último trago a la botella. podía sentir mi corazón latiendo tan rápidamente que por un segundo pensé que él también podía escucharlo. — la verdad es que me gustas, will byers. me gustas muchísimo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

querida eleven ; bylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora