Decisiones.

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Ese hombre…lo estaba besando y acariciando, provocaba un fuerte revoltijo en su estomago, en la mullida cama solo sentía como le acariciaba los muslos y besaba su cuello, había quedado completamente en shock, la situación no le dejaba comprender lo que estaba pasando, maquinaba a mil por segundo tratando de encontrar en lo más recóndito de su cabeza una respuesta, una chispa que le diga que esto se trataba de un sueño y que el extraño sujeto sobre él no era su esposo, que esa mano que sujetaba su muñeca hasta guiarlo a la nuca ajena no era la suya, que ese anillo que brillaba en su anular no era la razón el porqué estaban unidos. Soltó un quejido al sentirse incomodo, el cuerpo sobre él se alejo apenas y sintió como esa morena mano acariciaba su mejilla

-¿Te duele?- no captaba la razón de esa pregunta –perdona por ser tan brusco repentinamente- lo estaba abrazando y tratando como si de un tesoro se tratase, sintió nuevamente el cosquilleo en su cuello, estaba repartiendo besos ligeros y carentes de una segunda intención –debes tomar tu medicina- susurro para luego besar su frente y alejarse –Ten-

Al levantarse noto las vendas sobre su cuerpo -¿Qué me paso? Tu eres Law ¿Qué haces aquí? ¿Por qué dices que soy tu esposo?- parpadeo un segundo y proceso lo sucedido hace un momento -¡¿Por qué mierda me estabas besando?!-

Sintió nuevamente esa mano en su mejilla –en verdad no recuerdas todo- no preguntaba, afirmaba -mierda- se mostro afligido, algo que Zoro reconoció ¿Por qué? No recordaba nada, solo que estaba hablando con Sanji, lo había herido hasta el punto de hacerle llorar y…se llevo la mano a la cabeza y apretó los dientes, una densa lluvia hacia ruido en su cabeza tapando su intención de recordar –no te esfuerces- le entrego la medicación y salió de la habitación.

Miro a su alrededor y se estiro sobre la cama, hundió su rostro en la almohada, sintió el aroma ajeno y pensó en cómo había llegado a esa situación, su cuerpo dolía y lo único que quería era dormir…apenas cerró los ojos se encontró en el mundo de los sueños. Trafalgar mientras tanto se había encerrado en su estudio donde detenidamente leía, no dejaba de mover la pluma en su mano mientras analizaba los resultados escritos del espadachín, la realidad era tan dura que sonrió decepcionado de sí mismo, arrojo las hojas y volvió a su camarote, encontrarse con el peliverde durmiendo de esa forma tan encantadora le hizo querer jugarle una broma pesada, apenas toco un cabello de su pareja este susurro lo que no quería oír, se alejo como si le estuviera quemando y salió dando un portazo ¿Por qué era todo tan doloroso?

Apenas despertó no tardo en encontrar sus espadas y su ropa, se miro al espejo analizando su contextura física, estaba un poco mayor, desconocía lo que estaba pasando pero de algo estaba seguro, no se encontraba en el Sunny ya que no escuchaba a sus Nakamas más ruidosos, en camino se cruzo con varios tripulantes que lo saludaron e incluso le dieron café, ellos sabían quién era el, pero el no. El Oso se le apego cómo chicle gastado y comenzó a indagar por su estado de salud, además de contarle su actual vida ya que al ver el periódico la cabeza casi se le sale del cuerpo, estaba a 8 años de donde recordaba.

Casado por tres años con un sujeto que apenas conocía, un anillo en su dedo que decía muchas cosas y las heridas en su cuerpo demuestran que tuvo una batalla bastante riesgosa -¡¡¡Zoro!!!- su corazón se disparo y una indescriptible emoción le hizo sonreír, camino lo más apresurado que pudo y salió por donde le indico uno de gorra amarilla, apenas salió por la escotilla sintió unos brazos rodearle, no había duda, ese era Luffy y no solo eso, Nami, Usopp y Chopper también hicieron lo suyo, la calidez de sus camaradas lo relajo, en verdad que los había echado de menos a pesar de haberlos visto hace tan poco tiempo.

-¡Duele idiotas!- logro decir, en verdad no entendía esa añoranza que tenía en su interior por todos, era como si no los hubiera visto en años.

Chopper no perdió tiempo y se dispuso a revisar, limpiar y vendar las heridas del espadachín, aprovecho el momento para platicarle, Robin se estaba quedando en una isla mientras cuidaba al hijo de Usopp junto a la hermosa Kaya, Nami y Luffy habían quedado juntos en un pequeño barco para seguir navegando, aunque no lo dijeron, se notaba que tenían algo más que ser simples camaradas, Franky están Water Seven junto con Iceberg, Brook estaba en una gira en barco por lo que no tenían mucho contacto y Sanji…

-¿Qué pasa?- el reno no pudo seguir hablando y dejo que el silencio haga lo suyo.

-Sanji-kun está descansando en una isla cercana aquí, pero se disculpo por no poder venir a verte, aunque aclaro que te fueras al diablo y te murieras de una hemorragia-

-Ese maldito pervertido, ojala se golpee la cabeza y muera- Chopper termino de ajustar la ultima venda y se levanto abruptamente –iré a verlo-

La incredulidad se reflejo en el rostro de cada uno, Law suspiro y acomodo su espada en su hombro, Zoro no lo sabía pero había hecho algo muy grave, algo tan grave que había dañado a Sanji de una manera indescriptible, el rubio quedo dañado emocionalmente que no quiso volver a ver al espadachín pero esto obviamente no era algo que el mismísimo Zoro supiera por eso nadie sabía cómo decírselo.

-¿Estás seguro?- hablo Luffy acomodándose el sombrero, en cuanto el espadachín asintió sonrió de lado –así se habla ¡¡¡Vamos!!!-


-Espera- un golpe en la cabeza del pelinegro lo tranquilizo -¿desde cuándo tu eres el capitán?-


Enfrento al ojeroso -¡Torao! -¡¿Por qué me golpeas?!-


Miro al peliverde que lo miraba de reojo obviamente molesto –yo lo llevare, ustedes no se metan- esta era su decisión, dejaría de lado sus inseguridades y se enfrentaría al enemigo más poderoso que tuvo hasta ahora.


-¿Quieres que te acompañe?- hablo el narizón hacia Zoro, ignorando completamente a Law

Law y Zoro comenzaron una relación repentina ante los ojos de cada Mugiwara, tanto Nami como Robin desconfiaron del sujeto, no mucho tiempo antes Sanji había partido tras haber hecho su sueño realidad, ambas mujeres tenían los ojos puestos en esta situación y aunque a Zoro lo vieron hace tiempo bastante estable junto a este personaje no dejaba de preocuparles que algo malo pudiera sucederle, ya que desde un principio ambos desconfiaron uno del otro, la navegante no pudo evitar pensar que Robin hubiera hecho bien en venir a esta visita, aunque la presencia de la mayor no hubiera hecho mucha diferencia ya que sabia cual era la respuesta.

-Estaré bien- se toco la venda en su cuello -molestan-

-¡No te atrevas a quitártelas! ¡Idiota!- grito el pequeño doctor.

Aun con ligeras advertencia que el espadachín hizo caso omiso partieron hacia la isla del Cocinero, no sabía hace cuanto no lo veía, pero estaba seguro que no tomaría tan mal verlo, eran rivales sí, pero también por sobre todo eran Nakamas y eso era algo que nadie podía negar, apenas emergieron Zoro noto que era un pequeño pueblo llamativo, grandes peces y frutan se vendian en el puerto colorido que se asomaba, apenas bajo del Submarino sintió un ligero mareo, agito la cabeza tratando de disiparlo y continuo, pregunto a algunas personas y muchos supieron donde se encontraba, era el famoso chico Pierna Negra, el ruido iba cesando y las personas desaparecían, las pequeñas casas ya no lucían llamativas, sino mas bien se tornaron humildes, una anciana indico un camino más al fondo, cerca de un viejo bosque.

Al parecer vivía solo lejos de todo, pero muchas personas lo conocían así que algo bueno estaría haciendo, sonrió de lado al recordar sus tiempos  cuando peleaban con todo, se le ocurrió apenas llegar picarlo para hacerlo enfadar así podrían…romper el molde, se quedo viendo al frente completamente inmóvil y Law entrecerró los ojos al ver la razón, ahí estaba una pequeña casa colorida y allí cerca de un árbol estaba Kuroashi jugando con una niña, rubia como él, una mujer los miraba sonriente y se carcajeaba al ver las travesuras de ambos, aaah Sanji tuvo familia, su pecho se oprimió y trago duro ¿en que estaba pensando? Era obvio que iba a pasar y lo estaba viendo, aquel que gritaba a los cuatro vientos que lo amaba tomo el camino “correcto” esto le demostraba que había hecho bien en dañarlo de aquella forma, ya no tenía razón de estar aquí y ni en este tiempo que solo le demostraba un matrimonio con un extraño.

Iba a retirarse cuando los finos ojos se posaron en el, ambos quietos e incrédulos uno del otro, Sanji alzo a su pequeña y avanzo unos pasos. No…ahora ya no podía verlo a la cara ¿Qué iba a decirle? Tosió dos veces y su cabeza dolió, una indescriptible punzada lo hizo perder el equilibrio y todo lo que pudo oír fue su nombre de los labios del rubio.


Hay,Hay,me retrase mucho y lo lamento mucho,me hace feliz que alguien disfrute edta historia! Muchas gracias por darte el tirmpo,espero actualizar rapido.

Mero :)

Mi vida sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora