Aquella larga cabellera se veía preciosa, embelesado se acuclillo y dejo que el pequeño lo abrazara, Hideki…este pequeño aparecía en su cabeza como pequeños fragmentos, tuvo grandes momentos con él y sin duda brotaba un enorme cariño que nunca creyó poseer, en verdad que se estaba volviendo viejo, era…el mejor espadachín del mundo y el Nakama de este pequeño tan valioso.
No podía dejar de mirarlo, mierda, era demasiado adorable verlo en esa situación, tan…atento a su pequeño muchacho, por un segundo se le hizo desconocido y pensó que se trataba de otro Marimo, pero quito esa idea de su cabeza, era imposible, Zoro era Zoro, nunca nadie jamás podría reemplazarlo porque aunque sea un imbécil era único, especial y además… una bofetada mental fue capaz de regresarlo, nuevamente estaba teniendo pensamientos extraños
-Zoro-nii- acaricio la mejilla del pequeño y mierda que era suavecito –estoy feliz de tenerte aquí- esos pequeños dientecitos formaban una tierna sonrisa y se contagió de eso -quédate un tiempo con nosotros ¿sí?-
Tan pequeño y frágil…debía de protegerlo, debía estar a su lado, no podía dejar que nada vuelva a pasarle ¿vuelva a pasarle? Se extrañó por aquello ¿acaso había sucedido algo que aún no podía recordar? Miro al pequeño, él era la fuente de sus recuerdos, así que tenerlo a su lado no parecía tan malo, tal vez sea quisquilloso y una nenaza como su padre, pero tal vez tenía algo de orgullo y elegancia como su madre, que aunque no la conociera esperaba fuera tal como lo pensaba, así que si, Hideki era un lazo que recordaba apenas pero que adoraba sin siquiera cuestionarse.
-Hideki- lo llamo y esos hermosos ojos volvieron a enfocarse sobre los suyos –quiero que entrenemos juntos después ¿vale?-
Frunció el ceño y sin pensarlo los separo, no, no podía permitir aquello -¿Papá?- no debía dejar que esos lazos se estrecharan más de lo que estuvieron alguna vez, tomo de la mano a su pequeño y retrocedió –papá, duele- respiro y suspiro con pesadez, aflojo el agarre y se dio cuenta que aunque forzara esta separación lo único que haría era reforzarlo, soltó a su niño y se acuclillo para apreciarlo -¿Papá?-
-Lo siento, papá se asustó- ladeo la cabeza sin comprenderlo y recibió su abrazo, confundido le dio palmaditas y luego lo sobo –gracias, mi gran oportunidad- murmuro.
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-¿Capitán?- Bepo se acercó al ojeroso y no fue difícil notar su estado de ánimo –Zoro-san y ustedes pelearon ¿verdad?- no necesito más respuesta que esos ojos que transmitían más que las palabras –todo estará bien- palmo su hombro –a pesar de que siempre se pelean regresan ¿no es así?-
No…esta vez era diferente, algo obstruía su camino para llegar al espadachín, ahora no importa cuantos pasos diera o cuento tiempo corriera, jamás lo alcanzaría, jamás podría tocarlo como lo deseaba, aunque se esforzara siempre estaría ese hombre por delante de su persona, se lamentaba el hecho de ser tan lento, aún estaba en su memoria la primera vez que lo vio, la primera vez que entablaron palabra; cuando se dio cuenta el tiempo había pasado y estaban casados pero todo se sentía tan hueco, sin esencia que le dijera “lo estás haciendo bien” ¿Por qué seguía esforzándose siquiera?
-Capitán- Bepo movió su pata frente a su rostro regresándolo a la tierra y llamando su atención, sonreía, en verdad que su Nakama era positivo ante esto –todo estará bien, yo veo que Zoro-san lo tiene en su mirada-
Parpadeo -¿Qué quieres decir?-
Se rio nervioso -¿no lo noto? Zoro-san siempre lo está mirando cuando se da la vuelta, cuando camina o habla con alguien más, usted está en sus ojos, bueno…en su ojo-
Una refrescante brisa removió sus patillas y un temblor invadió sus ojos ¿eso realmente estaba pasando? Oculto sus ojos bajo su gorro y sonrió apenas, no quería ilusionarse pero al parecer estaba sucediendo, el mejor espadachín del mundo estaba cediendo ante su persona, su ego se elevó por los aires y sintió un fuerte ardor en su pecho, mierda que lo había hecho feliz de un segundo a otro, maldito Bepo, sabía que decir.
-Bepo- el oso se puso derecho esperando sus palabras –te lo agradezco-
Sonrió con un sonrojo, no era usual escuchar eso de su capitán –de nada-
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-Ya debo irme- la pelinegra se asomó por la puerta y se alegró en desmedida de ver al peliverde de pie, Zoro era un hombre indestructible y mierda que era atractivo pero ella tenía ojos para el mejor Cocinero del mundo -¡Zoro-san!- se lanzó en sus brazos sin medir su fuerza o que el peliverde se encontraba con heridas que aún no sanaban, no pudo soportar el empujón ni el peso de esta delicada dama así que cayó sobre la cama, no la conocía y ya le estaba causando un enorme dolor de cabeza -¡¿Cómo te sientes?!- estaba eufórica de verlo tan bien.
-Estaba bien hasta hace cinco segundos- murmuro con falta de aire
Se carcajeo y se retiró de encima –perdón, perdón- apenas estuvo de pie abrazo al rubio -¿Cómo te sientes?- estaba tan apegada al rubio que desvió la mirada inconscientemente.
-Bien- no podía hablarle, no salía palabra alguna de su boca, era como si algo le dijera que no lo hiciera.
Enternecida tomo a Hideki en brazos y lo arrastró consigo hacia fuera de la habitación dejando al par –sé que no te cae bien, trata de no forzarte-
-No…es que…no entiendo porque…me incomode de repente-
Lo sabía, sabía perfectamente por qué el espadachín se incomodó –Nina es Marine, a pesar de conocerla hace años jamás le diste la oportunidad que era de confianza-
Una Marine, así que esa era la razón, bueno, nunca quiso confiar en uno y no haría la excepción con esa mujer aunque sea la esposa de su Nakama –lamento eso, la incomode-
-Está bien, no tienes por qué culparte, aunque veo que no la recordabas- encendió su cigarro y lanzo el humo –desde el accidente tu cabeza se volvió un maldito rompecabezas- ah mierda, le estaba cambiando el tono y podía notarlo –mierda que eres tan imprudente, tu maldito Musgo- estaba nervioso, podía sentirlo, estaba inquieto fumando más rápido su cigarro -¡idiota cabeza de-!- con su brazo lo sujeto de los hombros y lo atrajo en un abrazo, quería que parara de soltar tanta sartada de estupideces, quería que se callara, que se tranquilizara y esto fue lo único que se le ocurrió.
-Estoy bien, los recuerdos volverán en algún momento y los apreciare aún más- su nariz chocaba con la pálida oreja del contrario, sus labios traviesos y divertidos susurraron algo que nunca se creyó capaz de decirle –además…aun te recuerdo, eso es más importante-
Apretó sus dientes y su rostro era una frutilla -¡No sueltes tanta mierda de golpe!- lo pateo dejándolo fuera de combate pero desatando una batalla dentro del rubio que temblaba ¿Qué había sido eso? Lo sintió erótico, lo sintió jodidamente suave, muy fuera de los estándares del Gran Espadachín, suspiro y se arrodillo junto al cuerpo adolorido del imbécil, ambos parecían unos mocosos…como hace ocho años…
Mientras respiraba con parsimonia quiso morderse la lengua, no entendía de donde había sacado los huevos para decirle eso a su Nakama pero es que no podía dejarlo así sin más, necesitaba alterarlo y que vuelva a ser el mismo idiota de siempre y vio que funciono así que sonrió.
-Cambia esa estúpida cara…- rojo y nervioso, así se encontraba Sanji ante aquel que fue su primer amor…
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Besuqueo y apretujo a su pequeño quien gustoso y adolorido lo recibía, Law de pie cerca del peliverde observaba a esa peculiar familia -ven- sujeto al espadachín de la mano y lo arrastro hasta detrás de la casa.
-¿Qué quieres?- abruptamente corto el contacto mostrando su desagrado pero el ojeroso no se rindió y volvió a tomar su mano, este vez entrelazando sus dedos -oí- reclamo molesto pero ahora sin ser agresivo con la mano entre la suya.
-Escucha Zoro- uso un tono severo, no estaba de humor –el submarino se dañó por lo que no podremos partir- no recibió respuesta y sabía lo que estaba pensando el moreno menor –tienes que quedarte con Sanji-ya y Hideki-ya- ahí apareció esa gran sorpresa que esperaba
-Espera un segundo ¿Por qué debo quedarme si tengo mi camarote?-
Suspiro -¿no me escuchaste? Esta dañado el submarino, se está filtrando agua y mis chicos tardaran en arreglarlo, así que…- se acercó rápidamente a los labios ajenos –deberás quedarte aquí hasta que regrese con todo listo-
Para su gusto el otro no se apartó y le hizo lucha -¿Cuánto?-
-Una semana, no regresare hasta entonces ¿entiendes? Bepo ya trajo tu bolso- esto era serio, no estaba cómodo con la idea de convivir con el cocinerucho y el pequeño Hideki, se sentía un intruso, además tenía la opción de quedarse en algún lugar del puerto donde habían estado y estuvo dispuesto a decírselo –para nuestra mala suerte no podemos quedarnos en el pueblo- tiro abajo sus palabras y se centró en el ojo grisáceo del peliverde, sumergiéndose en sensaciones que intentaban brotar de alguna manera –¿asustado?- miro los labios –no huyas- susurro, con su mano libre lo tomo de la nuca forzando el beso, maldecía que Zoro fuera tremendamente lindo, aunque esto el espadachín lo desconociera su cuerpo lanzaba pequeñas esencias de encanto que no podía dejar pasar, coló su lengua y mostro que sus besos no eran simples ni un juego, quería demostrarle que el como pareja valía la pena, su mano se apoyó en el pecho del cirujano tratando de apartarlo pero sin evitarlo una electrizante descarga le hizo vibrar y en cuanto lo sintió morderle el labio inferior lanzo un pequeño jadeo, Law poseía demasiada sensualidad que se lucia para atraparlo.
-Aléjate- trato de hablar en vano siendo forzado nuevamente pero correspondiendo esta vez ¿Qué era? Apretaba las hebras negras sin piedad y el chapoteo de sus bocas se oía claramente, todo estaba nubloso y caliente, ni él ni Trafalgar se atrevían a ceder, había una chispa que se estaba volviendo una llama sin control, si no se detenían en este momento podrían hacer algo que el mismísimo Roronoa jamás quiso hacer en su vida, jalo fuertemente al ojeroso de los cabellos apartándolo –basta-
Se relamió los labios sonriente –eso fue jodidamente excitante- acuno sus mejillas y beso su cuello –estoy excitado- aunque lo tironeara hizo lo posible para apegarse al chico y hacerle sentir su hombría –Zoro…quiero hacértelo-
Sus besos lo estaban mareando, jamás se había visto así de débil ante alguien ¿Qué mierda le estaba haciendo? -Law- rogo ahogado, oh santa mierda, eso fue jodidamente vergonzoso –no más-
Estaban detrás de la casa donde nadie los veía, podía rápidamente voltearlo y follarselo, podía hacerle jadear su nombre y venirse entre sus cuerpos, esas ideas lo estaba atacando y haciendo que su falo se endureciera más, lo mordió dejando una marca más que visible y se alejó completamente caliente –te lo haría Zoro, juro que te lo haría y te haría tocar el cielo con las manos, pero…- retrocedió varios pasos –ya estoy satisfecho ¿tú no Sanji-ya?-
Abrió su ojo a más no poder notando la figura del rubio, los estaba observando, en su rostro era visible el desagrado que estaba sintiendo, no pudo vocalizar nada –si hacen eso de nuevo en mi casa pueden irse yendo- se alejó dejándolos.
No…entrecerró su ojo y se deslizo hasta quedar sentado en el suelo, no quería que Sanji lo viera de esta manera, apretó los dientes y escondió su cabeza entre los brazos apoyados en sus rodillas, eso fue humillante, cedió ante ese hombre el cual odiaba pero también el cual su cuerpo parecía sentirse jodidamente reconfortado aunque no comprendía la razón.
-Zoro- lo llamo
-Vete-
-Zoro no te…-
-¡Largo!- oyó su habilidad y ya no lo sintió –idiota…- se golpeó repetidamente la cabeza contra la pared y quiso que la tierra se abriera para así tragarse su vulgar existencia, se había insultado como nunca antes y había insultado de la manera más baja a Sanji –imbécil-
Hideki quien había estado cerca de la ventana había oído todo, absolutamente todo y su cabeza no dejaba de maquinar varias posibilidades, sonrío abiertamente, haría lo que el tío Luffy le recomendó ante esta clase de situaciones.Gracias por leer, me hacen muy feliz.
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Mi vida sin ti
Romance"Eres un hombre" con esa frase Zoro destroza a Sanji y da el fin a una relacion de poco tiempo,enfadado y confundido bebe un misterioso licor que le dara un viaje a su futuro sin Sanji a su lado pero con un anillo en el dedo ¿Esta aventura en busque...