Perdoname.

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Yo te amo pero tu no me amas, verte y no poder tocarte es realmente doloroso, tanto que quisiera morir deseando nunca haber sentido esto.

No dejaban de verse a los ojos, respirar era doloroso, moverse era arriesgarse a morir, ninguno de los dos haría algo estúpido, eso jamás -buen día- hablo suavemente el espadachín sin siquiera romper el contacto o sentirse incomodo -veo que…Hideki no esta- simplemente pudo asentir y tratar de separar sus manos del cuerpo ajeno -sigues muy delgado-

Suspiro y bajo la mirada -y tu sigues igual de enorme- apretó sus dientes avergonzado de decir tremenda estupidez, tenia demasiados sentidos y estábamos hablando del Marimo –¡No es lo que crees, yo-!- la risa contenida del moreno lo acallo, esos movimientos fueron los más gustosos.

-Me entreno más que tu idiota, es lo normal- su mano ascendió a su cabellera y la repaso suavemente -me agradaba más largo, aunque no te queda mal- sonrisa de medio lado y supo que era el momento de volar de aquel espacio, si seguían así su vergüenza lo haría ver como un verdadero idiota, pero como siempre Zoro no dejaba de sorprenderlo.

Con asombro vio como el moreno se alzaba para pasar sobre su cuerpo y tomar de la mesita tras suyo su reloj de bolsillo, su mirada no dejaba de ver atento aquellos pezones ¡los pezones del erótico Marimo estaban erectos! Seguramente era por el frio y era algo muy normal, incluso a las mujeres les pasaba pero es que…no podía dejar de mirarlos, inconscientemente entreabrió los labios y entrecerró los ojos ¿Cómo se vería Zoro excitado?

Tuvo un deseo, un deseo obsceno y perverso, apretó sus manos volviéndolos puños y calmo su respiración, ya no quería esto, se supone que lo había superado, que era parte de su pasado, un simple recuerdo de adolescente ¿Por qué aun así se sentía de ese modo? Era injusto

-Perdona ¿te aplaste?- era un total imbécil, jamás se daba cuenta de lo tanto que lo dañaba sin hacer nada

-Pesas- susurro para empujarlo ligeramente, ya no tenia los ánimos para empujarlo como de costumbre.

Se volvió a recostar y sin dejar de verlo hablo -¿Qué es eso que oigo?-

El rubio presto atención, se oían muchas carretillas -oh, es el festival del puerto ¿no lo sabias? Es muy famoso- se hizo de lado mirándolo y siguió la mirada de su rival, esta descendía y se centraba en su ombligo, el cual se lucia tras un botón fuera de lugar, una molestia lo pico -¡¿Qué mierda miras?!-

-No…es que…- sonrió malicioso -creo que te vi unos horribles vellos-

-¡¿Ah?!- se levanto el piyama sin importarle la presencia del otro, su piel blanca era llamativa con el sol dándole de lleno, le daba un aire celestial, como un ángel -¡¿Dónde?!-

Sanji no había crecido nada, seguía siendo un imbécil demasiado amable e inconsciente -si fueras mujer me acusarían de abuso- salió de la cama y se vistió con rapidez -deja de llorar por un par de vellos, te quedan bien-

Cerro la puerta dejando al rubio viendo su propio ombligo con un puchero.

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Se despertó abruptamente, tuvo una pesadilla, una puta pesadilla después de tanto tiempo, mierda que podía sentir la ausencia del peliverde, paso su izquierda por su rostro limpiando el sudor y suspiro, se volvió a recostar, estaba molesto, no…furioso.

No podía olvidar la primera vez que lo vio, al principio no le cayo bien pero con el tiempo su interés comenzó a crecer, poco a poco, muy lentamente, sonrió apenas recordando el primer roce, fue tan rápido y gratificante que supo que no podía dejarlo ir así sin más, definitivamente aquel hombre iba a ser suyo.

-Zoro- susurro delineando sus labios, quería sentirlo, rozarlo, molestarlo, gozarlo, ah mierda, dejaría de pensar en ello, sino rompería cualquier palabra que habría dicho e iría a buscarlo y lo tocaría sin importarle nada -eres jodidamente entrañable- agradecía que nadie lo estuviera viendo sino lo verían de una manera extraña, ya que nunca se mostro así de vulnerable.

Miro el anillo de su mano, brillaba tanto como el día que se casaron, no fueron muy expresivos pero por dentro, por lo menos él, estaba feliz, tenia al hombre que había deseado desde un principio a su lado, atado junto a él, acompañándolo en todo tipo de situaciones, irritándolo y porque no, divirtiéndolo, no lo perdería, antes muerto que dejarlo.

-Capitán, mire quien esta aquí- al prestar atención menuda sorpresa de ver a Hideki, se sentó de sopetón y le dio su mirada más fría, el pequeño solo sonreía sin percatarse de todo lo que decía su propia persona

-¡Torao-nii!- lo abrazo y lo miro con aquella encantadora mirada -¿Cómo has estado?-

Lo odiaba, si era sincero, odiaba a ese pequeño, su solo presencia era una amenaza pero no podía dañarlo, porque un solo rasguño causaría la furia del peliverde y no quería ligar con su mal carácter, aunque a veces era excitante -¿te escapaste de tu casa?- entrecerró sus ojos percatándose de algo muy importante -¿Cómo nos encontraste?-

Sonrió muy abiertamente y ladeo la cabeza -¿Quién sabe?- miro a Bepo y con ordenes del ojeroso se retiro -¿Cómo te sientes?-

-Estoy bien- toco sus cabellos tan lacios y sintió mucha calidez proviniendo de ella -¿y Zoro?-

Se acomodo en su pecho sin dejar de sonreír -durmiendo con mi papá-

Una dolorosa punzada en su pecho y apretó los cabellos del niño -¿Qué dices?-

-Anoche…dormimos todos juntos y hoy me salí de la cama, ambos…- el temblor por la risa silenciosa fue notable ¿acaso lo estaba provocando? -se estaban abrazando muy fuerte, Zoro-nii parecía feliz- lo arrojo contra su almohada y mostro los colmillos, no iba a permitirlo, sabia lo que estaba provocando este niño.

-¡voy a matarte!-

Su delgado cuello estaba en sus manos, podía romperlo y deshacerse del maldito niñato, nadie sabría que vino aquí, nadie lo buscaría, solo su estúpido padre y el espadachín, pero con el tiempo lo olvidarían, era perfecto pero…

-Torao-nii- hablo muy a lo bajo -lo lamento-

Lo soltó, no podría porque…le rompería el corazón a su pareja, de solo imaginar su rostro se angustiaba, ese hombre significaba todo para él y haría lo que sea menos dañarlo.

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Iban de camino buscando al niño, el rubio se veía realmente preocupado, nunca pensó que su hijo iba a alejarse tanto tiempo de la casa, no era usual.

Fumaba su cuarto cigarro, ya se estaba acercando al puerto y el escandalo de las personas se oía, ya no podían avanzar, Hideki no tenia autorización de acercarse aquí, apretó su pecho sintiendo un mal presentimiento, trago duro y agacho la cabeza, tenia miedo.

-Es mi culpa…- Zoro se volteo, realmente no era su culpa solo que Hideki era un niño inquieto -si me hubiera levantado temprano el no…-

-¿ya lo estas dando por muerto?- pregunto molesto

Sanji se sorprendió por la pregunta -¡Por supuesto que no,pero-!

-Entonces no digas nada, el es tu hijo ¿verdad?- trago duro y desvió la mirada, unos recuerdos pasaron por su cabeza y simplemente no pudo responder, eso solamente era una mala señal -¿porque no respondes?- se acerco todo lo que pudo y lo vio venir, aquella potente patada dio de lleno en su brazo cubriendo su cuello -¿a que le tienes miedo?- hablo mientras su brazo temblaba reteniendo el impacto y pensándolo suavemente formulo una pregunta que rondaba en su cabeza -Sanji ¿Hideki es tu hijo?-

Asustarse fue lo peor, un paso en falso y termino contra el suelo pero no se rindió, forcejeo con aquel hombre el cual apretó sus manos contra el suelo -¡Suéltame bastardo! ¡te matare!- estaba tan a la defensiva que ya no necesitaba respuesta pero quería oírla -¡¿Por qué viniste a esta isla?! ¡No quería verte! ¡estábamos tan bien sin ti!- odiaba la fuerza de aquel hombre -¡vete de una puta vez con Law! ¡coge con el y se feliz! ¡No te necesitamos!-

Cuando el silencio domino el ambiente fue el momento de soltarlo, pero no se quito de encima -¿es todo lo que tienes que decirme?- apretó los labios y se quedo recostado, no iba a mirarlo, nunca -vine aquí para recuperar parte de mis recuerdos, quería verte porque no querías verme aunque nunca pensé que me ibas a recibir tan bien, Hideki es un gran niño y me siento tan vivo a su lado, ustedes son mi familia también- las mejillas del rubio se tornaban cada vez más rojas y su corazón empezaba un desenfrenado latir -lamento haber sido tan inoportuno y me hace feliz que seas feliz- se quito de encima y se dirigió al puerto -regresare con Law-

Regresaría con Law…se termino, al fin se termino pero su pecho no dejaba de doler, la sensación de llorar se hacia más presente, lo había herido, no quiso decir todo aquello pero es que el solo tenerlo cerca lo alborotaba, sacaba lo peor de él.

Se termino, así que esta era la vida sin Sanji, con cada paso que daba se daba cuenta de los errores cometidos y los cuales no volvería a repetir, el cocinero era un gran sujeto, siguió adelante a pesar de todo, no estaba a su lado, nunca lo estaria…se detuvo por el jalón abrupto hacia atrás.

-¡Perdón!- no iba a voltearse, si lo hacia no habría marcha atrás -soy un idiota, me asusto con facilidad y siempre hago las mismas estupideces, no soy sincero y lo único que hago es hacerte sentir una mierda- su muñeca ardía, la mano de Sanji era tan suave que se maldijo -Hideki te ama tanto, eres su sol, yo soy su padre, un padre patético que lo único que puede hacer es alimentarlo y mimarlo- escucho el sorber de sus mocos, oh mierda, estaba por llorar.

“-yo realmente te amaba-“ recordó esas palabras junto al llanto del rubio ¡No, otra vez no! Se volteo rápidamente y lo abrazo, mierda, mierda, mierda ¡¿Qué debería de hacer en un momento como este?! El cocinero no dejaba de temblar entre sus brazos, no quería verlo llorar porque nuevamente se sentiría como aquella vez hace ocho años.

Froto su espalda sintiendo como la respiración se apaciguaba ¿Qué era esta situación? Eran hombres pero…podría decir que se sentía cómodo, bueno, había tenido una experiencia gay momentánea con este sujeto y aun no podía olvidarla porque era obvio que recordaria la primera vez que un hombre se la jalo, se dio cuenta de lo caliente que estaban sus orejas , lo miro de reojo tratando de buscar rastro de algo pero simplemente se hallo con su cabellera, sonrió de lado, este momento no era tan malo.

-Aun me agradas cocinerucho, así que…no volvamos a pelear de esta manera ¿de acuerdo?-

Asintió y paso sus brazos por la espalda del peliverde sujetándose de su abrigo -lo lamento-

-Esta bien, no estoy enojado- una duda se disparo en su cabeza y trato de no pensarlo pero resulto imposible y decidió sincerarse -perdona por haberte herido hace ocho años cuando salíamos- los nervios se le dispararon y presto atención a las palabras del peliverde -me gusto estar contigo y fui un completo imbécil, no quise hacerte llorar-

-Pero lo hiciste-

Suspiro y lo apretó con fuerza -era un mocoso, no quise hacerlo, me agradas-

-Es raro lo que dices, si te agradaba tanto ¿Por qué me dejaste?-

Pecho con pecho, podían oír el latido del otro, los nervios se sentían y el silencio se alió con ambos -no lo se, pero de una cosa estoy seguro- se soltaron y miraron, cara a cara, causando una sonrisa en el musgo -sigues siendo tan genial como esos días-

¿Qué? Eso tenia demasiados significados ¿era idiota? Su rostro completamente se torno rojo y le dio la espalda, Zoro se vio…infantil pero esa sinceridad y esas palabras estúpidas sonaban tan el, se veía lindo. Nada estaba teniendo sentido y volvió a su peor carácter en un segundo.

-¡Camina de una vez que debo de buscar a mi hijo!-

Hideki quien volvía caminando por el puerto se sorprendió del escandalo en el bosque y menuda sorpresa fue ver a su papá y a su querido Zoro-nii en medio de una pelea y con aquel final, apretó la mano que lo acompañaba y sonrió de lado -vamos- tomaron otro camino sintiendo la tensión del otro -todo estará bien Torao-nii-

Law deseaba que así afuera pues su mano no dejaba de temblar y su pecho de doler.

Perdon por la demora, en este capi quise sacar los trapos sucios a ventilar y ver a un Hideki interactuando con Law (aunque fue muy pequeño)
Quiero aclarar que cuando yo estoy por llorar se me aflojan primero los mocos y despues empieza mi llanto, eso lo refleje en Sanji, espero no ser la unica, espero tener el proximo capitulo a tiempo, un beso, los amo!

Mero.

Mi vida sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora