Capítulo 31. Desobediencia.

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Narra Degel.
Estoy en una de las habitaciones de la casa de shion, leyendo mi antiguo diario, este es muy especial para mi, aquí vive y rige el antiguo degel, pero, como desearía ser emo, vestirme como yo quiero, pero, mis padres no deseaban que yo fuese así, quiero serlo, pero no puedo por la promesa a mis padres aquel día.

-- Degel, mi amor, abre la puerta.

-- Un momento. - Me apresure en meter mi diario, en la parte trasera de mi pantalón, para abrirle a kardia.

-- ¿Porqué demoraste tanto.

-- Yo no lo sentí así.

-- Pero yo si, degel.

Narración externa.
En la cara del heleno, se veía lujuría, cerró la puerta de una patada, y empezó tirando a la cama los lentes del peliverde, mientras besaba sus labios desenfrenadamente, para tirarlo sin cuidado alguno al sillón, metió su mano por debajo de su camiseta, pero, en lugar de sentir su espalda, sintió algo parecido a un libro.

En eso lo sacó y miró en la portada, el nombre Degel, gabado en letra cursiva, parecía un diario, por otro lado, el galo estaba super nervioso, eso era privado, de nadie más.

-- ¿Qué es esto?

-- Kardia, por favor no lo leas.

-- ¿Me estás ocultando algo?

-- No.

-- ¿Porqué escondiste esto de mi?

-- Es que, no sabía si venías solo ok, no quiero que camus, la zanahoria o alguien más, se enteré de lo que hay ahí, no lo se.

-- ¿Ni yo?

-- Me temo que, tu sabes lo que está ahí.

-- No es cierto.

-- Ahí está escrito, lo del día del, asesinato de mis padres.

-- Degel, como lo siento, perdoname.

-- No te disculpes, no has hecho nada malo, linda manzana.

-- Cubito asesino.

-- Puedo matarte, y no a puñaladas.

Y exactamente, cuando lo hiba a hacer fue interrumpido por shion.

-- Bien, veo que interrumpí algo, lo siento. - El peliverde estaba dispuesto a irse, pero en eso degel le dijo que no.

-- ¿Algo en lo que pueda ayudarte?

-- ¿Tienes navajas?

-- Si.

-- Muy bien préstame una.

-- Si es para matar a dohko, con todo el gusto del mundo.

-- Nah de hecho es para mí, quiero cortarme las venas.

-- Kardia, guarda todos los objetos cortopunzantes de aquí.

-- Aghhh, que flojera me da, no quiero.

-- Mejor nos vamos preparando para la fiesta.

-- Si, estoy de acuerdo.

En eso degel personalmente se encargó de reunir a todos, camus, surt, albafica, manigoldo, el cid, y otros más por medio del, bendito internet.

*Dos horas más tarde.*

Ya los chicos estaban listos, solamente había un pequeño detalle, una zanahoria con patas, apenas se estaba bañando, y tan solo faltaban quince minutos para la fiesta, así que camus, fue ahí y lo sacó guiñando su cabello, y le dijo que se pusiera la ropa, lo más rápido posible.

Destinados A Amarnos. (Milo x Camus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora