— Vamos ____, esta esperando Aerin en la sala... —dijo Chungha a la vez que me entregaba un nuevo uniforme.
— Y-ya lo sé, no me apresures, sabes que soy muy torpe para ir rápido...
Chungha rió al igual que yo dejándome ir ya.
Baje las escaleras rápidamente y camine por los pasillos tratando de ir a una velocidad bastante elevada pero me costaba ya que los zapatos podrían hacerme resbalar.
Mis piernas se movían con tanta prisa hacia la habitación principal donde me habían dicho que me llamaba la hermana mayor, Aerin.
Trate de correr pero tenía miedo de caerme llevando el uniforme que había pedido la hermana ya que había entrado alguien nuevo a esta institución por lo que supuse.
Me detuve a unos metros de distancia para calmarme y me acerque con completo cuidado, observando una bonita cabellera negra frente a Aerin quienes estaba sentada al igual que él chico que estaba acompañado por otra mujer.
— Hermana Aerin, se que pueda ser difícil, pero Jeongguk necesita entrar en su escuela para encontrar un mejor camino, estoy cansada de sus problemas —suspiro la mujer mirando al chico qué rió.
— Escucha mamá, ya hemos hablado de esto miles de veces... —su voz era algo gruesa y ronca, me hizo jadear— no necesito...
Camine lentamente hasta Aerin quien me tenido sus manos para recibir el uniforme.
Me giré y vi al chico. Tenia unos hermosos ojos verdes y unos bonitos labios color cereza que resaltaban su piel blanca.
En sus orejas colgaban algunos pendientes y en su labio inferior, en el lado derecho, había un piercing, cosas que jamás vi en persona.
Trague saliva cuando vi su lengua pasearse por sus labios y se levanto, caminando hacia mi, comenzando a hacer latir todo mi corazón con frenesí, ¿¡Que me pasa!? Dios ayúdame porfavor.
— Me quedare, ¿Vas a ayudarme? —me pregunto y yo iba a negar pero Aerin respondio por mi.
— Claro que lo hará, ____ es una de mis mejores estudiantes, de hecho ella te dará un recorrido por todo el perímetro si gustas —el chico sonrio ladinamente y tomo una maleta.
Me sentí fallecer cuando Aerin me entregó el uniforme otra vez e hizo señales de que caminara fuera de la sala principal.
Camine de forma lenta por el pasillo dirigiendome a la puerta trasera que llevaba al patio, donde del otro lado estaban los dormitorios de los chicos.
Apreté mi mano cuando antes de llegar mi espalda chocó contra una pared, estaba fría y mis ojos se cerraron por completo instinto.
Jadee cuando su mano que escuche chocar contra la pared ahora estaba en mi cintura.
Abri mis ojos encontrándome con esos preciosos ojos verdes que me habían llevado al mismísimo cielo, esto no puede ser real, un pecado, es un pecado.
— Juro que algún día te haré probar una rebanada de cielo...