— Aléjate, no le diré a nadie de esto pero aléjate.. —murmure con nervios.
— ¿Estas nerviosa? Que linda... —mordi mi labio a la vez que con mi brazo apretaba la ropa contra mi cuerpo.
— Por favor, vamos a hacer el recorrido —dije, notando como se alejaba suavemente de mi y comenzaba a caminar.
Mi corazón volvió a latir con normalidad y mis piernas que temblaban volvían a estar igual que antes.
Suspire y toque mi corazón caminando hacia la puerta trasera, saliendo seguida por Jeongguk, quien al salir llamó la atención de todos.
Algunos estudiantes de esta academia católica de monjas estaban jugando a algún que otro juego en el pasto mientras que otros leían la biblia o algún libro que encontraban en la biblioteca, algo sumamente normal.
Camine de forma casual como siempre lo haría y salude a algunos otros estudiantes que me saludaban o daban una reverencia.
Al terminar de cruzar por el patio llegamos a las habitaciones de los chicos donde al cruzar la puerta estaba contra la pared un pequeño mueble con varios compartimientos cerrados con números de llaves acompañados de las mismas.
— B-bien... —dije con nervios. Estoy segura que este chico ha pecado más de una vez— la habitación número 28 es la tuya, e-en tu puerta tienes una pequeña lista con los horarios.
— ¿Y tu? —alce mis cejas sorprendida y me apunté sonriendo por instinto— Si, ¿Ustedes las chicas tienen otro apartamento donde duermen? —asenti frenéticamente y pensé en irme pero siguió hablando— ¿Y las clases las compartimos? —volvi a asentir— Bien, nos vemos corderito —me guiño un ojo, provocando que mi cuerpo se removiera seguido se un escalofrío por toda mi espina dorsal.
Gire sobre mis talones y salí corriendo como pude, preguntándome ¿Como es que pudieron aceptarlo? La madre de.. ¿Jeongguk? ¿Así de llamaba? Bueno, no importa; parecía que tenía una relación con la hermana Aerin.
¿Que es de Aerin? Tal vez son amigas de pequeñas pero nunca la había visto por aquí, algunas amigas vienen a visitarla a veces, tal vez vienen de lejos.
Suspire deteniendo mis pies y me sujete de la puerta escuchando la risa de Lisa a lo lejos. Sonrei y la vi acercarse con prisa.
Venia acompañada de Solar y Jihyo.
— ¿¡Quien es el chico nuevo!? Lo he visto y tenía piercings, ¿Es bueno? ¿Crees que haya pecado antes? Debemos llevarlo a las capillas y...
— Lisa, es muy pronto, hay que dejarlo acomodarse en su habitación, ¿Si? —Manoban asintió y luego Park me miró.
— Pero responde, ¿Habra pecado? —pregunto con bastante curiosidad. Ni siquiera yo se si ha pecado pero pareciera.
— ¡N-no lo se! —suspire bajo y senti como la mano de JiHyo me agarraba por un brazo y luego Yong por él otro.