The fruit is prohibited

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Abri rápidamente la puerta observando mucho mejor a Jeongguk ser golpeado por el sacerdote y mirado por los ojos de Seulgi.

— ¡Hermana S-seulgi! —grite haciendo que esta me mirara— ¡Lisa esta gritando en las habitaciones porque vio una rata!

— ¿¡U-una rata!? —gritaron ambos mayores mirando a Jeongguk quien estaba completamente serio.

Al poco tiempo se escuchó un fuerte grito de Lisa, algo para lo que era buena era para gritar y hacer temblar todo, podrías escucharla por cualquier parte de la academia si Lisa gritaba.

— Vigila a Jeongguk —soltó Seulgi saliendo junto con Hyung de la iglesia.

Me acerqué rápidamente a él y mire su espalda. La camisa de su uniforme estaba arrugada por los golpes que le habían dado.

Mi corazón se encogió y estire mi mano para que la agarrara y se levantara para así llevarlo hacia un lugar donde pudiera curarlo como era debido.

Su mano envolvió la mía y lo ayudé a levantarse del suelo con cuidado de que no se cayera o se golpeara ya que parecía débil por los múltiples golpes que había recibido por parte de los mayores.

— Vamos con cuidado —susurre con suavidad, llevando a Jeongguk fuera de la iglesia.

Me moví rápidamente con él escuchando sus quejidos hasta llegar a las habitaciones de chicos.

Entre a estas y busque la llave de Jeon agarrandola rápidamente. Caminamos por el extenso pasillo dando con la puerta con el número de la llave.

Abri la misma y lo deje pasar para pronto cerrarla, notando como sus pies se movían lentamente hasta su cama, tumbandose boca abajo.

Debido a que en cada habitación hay un botiquín lo busqué por todas partes, entonces lo encontré, estaba en los cajones de su mesa de noche.

— J-jeongguk... —me miro con una leve expresión de dolor— q-quitate la camisa por favor, necesito verte la espalda.

El se sentó en la cama y desabotono su camisa hasta dejar que caiga de su espalda, mostrándome las marcas de la regla al golpearlo, jadee por el dolor y me acerque arrodillandome detrás de él.

— ¿Sabes que me gustaría? —abri el botiquín escuchando su pedido a la vez que buscaba alcohol y algodón— que besaras cada una de mis marcas, como si fueras un Ángel aunque lo eres, cuidando de un maldito Demonio, —volteo su mirada a mi, causando que mi corazón se agitara— hazlo... —suplicó con su voz aterciopelada.

Mentiría si dijera que no estaba perdida en su voz o en aquellos ojos tan hermosos que poseía.

Como el había pedido, dejé mis manos con completa suavidad sobre sus brazos, logrando saber que su piel era tan suave... ¿qué estoy diciéndome? Esto está mal, y-yo...

— N-no puedo, podría ser un pecado el besar tus heridas —me sentia tentada, su piel era tan suave que quería tocar más allá de sus brazos.

Créeme que esto, no te hará ni meter un pie en el infierno, confía en mi Angelita...

Su voz sonaba tan ronca ahora. Balbucee cosas que ni siquiera yo podría saber que dije y sin más mire sus heridas.

¿Le estaría dando amor si besara sus heridas? Tal vez si, ¿El amor está para entregarlo verdad?

Me acerqué a una de ellas y la toqué con mis dedos, el relieve por lo hinchado era algo alto, me dolió. Mis labios rozaron su piel y sin más deposite un tierno beso sobre la lastimada.

Repetí la misma acción con el resto de las mismas y al finalizar me dediqué a verlas, escuchando un jadeo salir de la boca de Jeongguk, quien poco después se giró atrapando mis manos, tumbandome en la cama.

Solte un sonido que ni siquiera sabría como describirlo, p-parecia un quejido pero era más agudo...

— ¿Sabes? Tus labios se sienten tan bien en mi piel, ¿Te molesta si este pecador los prueba? —endureci ligeramente mi vientre por los nervios sintiéndome pequeña bajo su cuerpo.

— La fruta esta prohibida Gguk... —susurre con nervios, escuchando un gruñido de su parte.

— La fruta es tentadora ___, muy tentadora —murmuro acercandose a mis labios, causando que mi estómago se revolviera. Cerre mis ojos rogando desde mi mente que se alejará pero no sucedió.

Senti algo pasearse por mi labio inferior, humedeciendolo. Jadee y aparte mi rostro hacia un lado, tratando de formular palabras que ni siquiera salían, quería irme pero mi cuerpo no me hace caso.

— D-dentente, te lo suplico... —alcance a decir, notando como su agarre a mis manos se detenía y finalmente las dejaba libres.

Abri mis ojos, tarde en levanterme de la cama, agarrando rápidamente el alcohol y el algodón, poniendo un poco del principal en el segundo.

— Date vuelta que te pondré esto y me iré, deberan preguntarse dónde estoy...

My Oh My -j.jk-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora