Octavo Acto.- La gigante y sus palabras

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Exactamente la mañana siguiente, Yumiko fue despertada por el ruido fuera de su casa, tomó una bata para cubrir su pijama y salir en busca de aquel ruido. Abrió la puerta corrediza y caminó con rapidez por los pasillos hasta dar con la sala de estar y dar con el patio. El frío de la madrugada la hacía temblar, pero sus ojos algo dormidos se abrieron de sorpresa al momento de encontrar al cuervo de Shinobu siendo ahorcado por las manos de Inosuke.

—¡Dime donde está mis espadas pajarraco!— El animal como podía trataba de zafar ese agarre y comenzó a picotear, Yumiko corrió para salvar al pobre cuervo de ser desplumado. 

—Inosuke-kun ¡Para!— El que alzara su voz lo distrajo y el animal aprovechó para vengarse y comenzar a picotear fuertemente aquella máscara, además de arrañarla y hacer un montón daño—¡Cuervo-san, también pare!— Lidiar con estos problemas no era algo que a la mujer solitaria le gustara. 

Luego del jaleo y disputa, logró que ambos se calmara y ahora se encuentren sentados sobre el tatami de su hogar y ella con el ceño levemente fruncido. 

—No deberían actuar así cada vez que se vean. Inosuke-kun no puedes interrumpir su trabajo como mensajero— Ella viajó su vista hasta el amarañado muchacho, pero luego regresó a ver al cuervo que también tenía una pose de arrepentimiento—Cuervo-san, usted tampoco debería desquitarse con un muchacho, el cual ya conoce...

Ninguno pidió disculpas, pero para Yumiko era más importante que sepan que sus acciones no eran las correctas, con un suspiro volvió a cambiar su gesto y aliviar su fingido enojo. El cuervo traía una pequeña bolsita con ciruelas, algo que alegró muchísimo a Yumiko. 

Agradeció por todo al cuervo y dejó que se marchara temprano, para evitar problemas... Por otra parte, el curioso Inosuke observaba los pequeños gestos que hacía la gigante, sabe que es completamente inofensiva, pero qué lo hizo detenerse, por qué se sintió atemorizado y algo... ¿Culpable?

"No la entiendo... Acaso usa magia"

—Oh!— Su gesto alegre cambió a uno preocupado, Yumiko observó como la máscara de jabalí estaba totalmente desarreglada, además de los ligeros rasguños sobre la piel expuesta del muchacho— Parece que el señor cuervo ha lastimado tu máscara Inosuke-kun...—Pero el muchacho retrocedió un poco. 

—Si quieres, puedes tomar un baño antes de desayunar y luego puedo curar esos rasguños— Dijo de manera amable y decidió no acercarse más. Lo importante es darle espació a su pupilo si era necesario. 

—Tú no me ordenas— Sin embargo no tuvo la intención de marcharse, para Yumiko esto es un gran avance y se levantó para organizar todo. 



Pasó alrededor de 40 minutos y el muchacho de mala gana caminaba por el pasillo de aquella vacía casa, dejaba al aire uno que otro gruñido y maldición entre dientes mientras secaba descuidadamente su cabellera con una ligera toalla, además no le alegraba usar aquella yukata de flores de la gigante... todo eso huele a ella. 

Sus pies giraron en la esquina y se aproximó silenciosamente hasta la puerta corrediza en donde se encontraba la gigante, un plan de molestarla atravesó su cabeza y era perfecto. La asustaría. Rió entre dientes y su cara tenía una sonrisa maliciosa, sus manos se deslizaron hasta la puerta y con lentitud la abrió, pero cuando uno de sus ojos se asomaron sus facciones cambiaron al instante...

Sus oídos se llenaron de aquella melodía que ayer sonaba triste pero ahora sonaba feliz, sus ojos observaban atentamente el como la gigante cepillaba con cuidado su apreciada pertenencia, aquel cepillo se deslizaba suavemente y con su mano pasaba a acariciarlo. La pequeña sonrisa en sus labios y los suspiros alegres que salían de ellos, el sol sobre su cuerpo y el sonido natural del bosque acompañaba su melodioso tarareo...

Su pecho se contrajo e Inosuke sintió que esporádicas burbujas aparecían al costado de su rostro, estaba feliz, su delicadeza, su cariño, todo hacia la gigante le volvía curioso, le llenaba de cierta felicidad y eso no le gusta. 

Definitivamente no.

—Ara, Inosuke-kun— Sonríe dejando de cepillar su ya arreglada máscara—El desayuno está listo ¿Comemos?— Maldice en pequeño mientras entraba de "mala gana" al cuarto. 

—Sí, lo que sea— 


【Ens é ñame】 - [Inosuke  ̶H̶a̶s̶h̶i̶b̶a̶r̶a̶ Hashibira]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora