Décimo Segundo Acto.- La gigante y la cosa llamada "Soledad"

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Nota: ¿Se ve el título? 

El día siguiente fue algo diferente a lo que la rutina del joven Hashibara hubiera querido

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El día siguiente fue algo diferente a lo que la rutina del joven Hashibara hubiera querido. Esa noche hizo guardia para vigilar que la gigante y no le pasara nada. Claro que a sus quince años, cualquiera teme que una persona muriera frente a sus ojos...

Sobre todo una muy especial. 

Pero entre ver y dormir a ratos, el cabeceo de Inosuke lo terminó por despertar y lo primero que vio fue el rostro durmiente de Yumiko, sus mejillas ligeramente rosadas, la misma coleta que él hizo con dificultad para evitar que siguiera sudando y su suave respiración... puede que cada pequeño aspecto de ella formara más curiosidad. 

Y eso le incita en querer conocer. 

Se acercó hasta el borde del futon y observó que todo estuviera bien con ella para poder marcharse a buscar comida, cabe saber que no tiene idea de cocinar, por lo que prefiere abandonar esa vieja casa por unos momentos...


El canasto que llevaba en sus brazos tenían las mismas especies de ayer, pero trato de buscar algún río cercano pero como ese bosque está maldito, todas las vueltas a la redonda le hacía terminar frente a la ya conocida casa. 

—Maldito bosque... ¡Pronto te encontraré, guardián del bosque! Y  haré que se arrepienta por esto— Sus planes un tanto infantiles fueron un eco en la casa, pero el joven al momento de entrar olió la comida caliente... ¿De dónde?

Dejó el canasto en un lugar de la sala y caminó hasta donde era la cocina y claramente se irritó al ver a una gigante un poco tambaleante, es más, era una gigante envuelta como si fuera una clase de balón que se tambaleaba de un lado a otro.

—¡Qué haces fuera de la cama gigante!— La voz del muchacho hizo que el rostro apacible de ella girara y terminara por sonreírle un poco. 

—Buenos días Inosuke-kun, pronto estará listo el desayuno— Habló con la voz ligeramente ronca, pero eso no era lo que buscaba el muchacho que caminó hasta estar a menos distancia que ella. 

Hizo algo que ninguno pensaba que ocurriría. 

El joven se agachó un poco y con poco cuidado, tomó de las piernas a la más alta y se dispuso a cargarla como un costal de papas, varias mantas cayeron al suelo y  la misma de ojos grises se ruborizó completamente mientras trataba de poner resistencia. 

—¡Inosuke-kun bájame! ¡Esto es algo indecente!— Pataleaba con poca fuerza mientras sus manos hechas puños golpeaban débilmente la espalda bien formada del más bajo—¡Esto no podemos hacerlo!—

—¡Deja de gritar, maldita sea! ¡Tú deberías estar en la cama!—

—¡Pero tengo dos pies y puedo caminar!— El rojo de su cara no bajaba y es que por la mente de la muchacha aparecían cosas que su madre le contaba cuando era pequeña—No deberías cargarme, eso solo lo hacen los esposos— El muchacho se detuvo en mitad del pasillo y esto le llamó la atención a la mayor. 

—¿Esposos? ¿Qué es eso?— No, definitivamente Yumiko no cabía en su propia vergüenza por lo que pidió amablemente al chico que la regresara a la cocina para apagar el fuego de la olla y poder comer. 



Yumiko ahora estaba sentada sobre su futon, varios haoris estaban sobre su espalda a pesar que no hacía tanto frío. Sus manos sostenían un cuenco de arroz y de vez en cuando regresaba a ver al muchacho que disfrutaba de su comida a más no poder, comiendo de manera salvaje y no le molestaba. 

Inosuke la había obligado a estar en cama hasta que se sintiera realmente bien, y ahora ambos compartían su desayuno en el cuarto de la mayor. 

—Oye, Chumiko— La chica dejó a un costado el cuenco de arroz para prestar atención a su acompañante.

—¿Qué pasa Inosuke-kun?

—¿Qué son esposos?— El rostro de la más alta comenzaba a ruborizarse y la inocencia marcada bajo aquella máscara la hacía avergonzarse más. 

"Explicarle no es problema... pero si pregunta más allá no se que haré!!"

—Bueno... esposos es una palabra que define a una pareja...— La máscara del muchacho se ladeo a un costado, obviamente no entendía— Bueno, esposos es como se llama a un matrimonio, cuando dos personas que se quieren mucho deciden vivir juntas bajo el mismo techo y comparten su compañía... 

—¿Cómo nosotros?— Los ojos de Yumiko se abrieron y el rostro cubierto por el rubor negó varias veces al igual que sus manos. 

—No, no, no, no— Aclaró— Nosotros somos... amigos, yo solo soy una maestra que te enseña a leer y a escribir, mientras que tú eres mi estudiante...—

—No. Tú eres mi súbdita que me enseña— Dejando de lado aquel asunto, el joven Hashibara sacó su máscara para encarar directamente a la gigante— Tengo otra pregunta— Yumiko se crispó y su corazón latía por si iba a preguntar que hacen los esposos... definitivamente moriría de vergüenza.

—S-sí

—¿Por qué llorabas ayer?— Dijo totalmente serio y obviamente no responder o cambiar el tema iba a ser una solución— Quiero saber por qué llorabas—

—Ah... la verdad... he pasado mucho tiempo desde que alguien estuvo aquí...— Las manos de Yumiko apretaban el futon, el hambre parecía que se había marchado y aquel rostro triste que Inosuke odia tanto ver apareció. 

Pero el silencio rodeo la habitación, la de ojos grises no subía su mirada mientras aquellas esmeraldas estaban clavadas en su figura... esperaba desde el fondo poder escucharla y retribuir el favor que hace la chica... las sonrisas y las risas, quería verla así. 

—Es por culpa de algo llamado... Soledad—




【Ens é ñame】 - [Inosuke  ̶H̶a̶s̶h̶i̶b̶a̶r̶a̶ Hashibira]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora