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Boqueo como un pez fuera del agua, victima de la  pavidez que me causo aquel ser de matiz tenebroso tras los barrotes de metal oxidados

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Boqueo como un pez fuera del agua, victima de la pavidez que me causo aquel ser de matiz tenebroso tras los barrotes de metal oxidados.

No solo por su repentina eh inexplicable prescencia, si no tambien por lo dicho hace tan solo unos segundos.

—V-Vengo por el trabajo —Gagueo de manera estupida, presa del panico, siendo atormentada por las voces de los pueblerinos cada que se referian a la lujubre mansion.

Busco en mi bolsillo de manera rapida y con mis manos temblorosas la nota del anuncio que me trajo hasta aqui, cuando logro tenerla entre mis manos la desdoblo, cuidando que la lampara de gas no caiga de mis manos, al lograr mi objetivo lo tiendo frente al inexpresivo rostro del hombre.

El contrario la toma entre sus manos y con la tenue luz que nos ilumina logro apreciar como frunce su ceño mientras lee la nota, tal vez por el esfuerzo que estaba haciendo al leer en la densa obscuridad que nos rodeaba.

—Pasa —Es lo unico que su dominante voz me dice.

Lo siguiente que hace es abrir la reja oxidada de hierro para mi y con miedo pero con desición, me adentro al terreno más lujubre del pueblo.

Un camino de piedras preciosas, como el lismar y el ámbar me reciben del otro lado, llevan justo a la entrada de la gran mansión, se encuentran bajo mis desgastados zapatos, brillando con intensidad bajo la luz de la palida luna. Las rejas se cierran nuevamente y luego de que el hombre me repase con su obscura mirada, camina frente a mi y no tiene que decirme nada para que yo siga sus pasos.

Mientras caminamos hacia la puerta de lo que parecia ser caoba, repaso con mi mirada el ambiente y a pesar de que la tierra es fertil su jardín esta muerto, los arboles estan desnudos y no creo que ni una pequeña lombris venga a visitar estas tierras. Antes de que pueda estamparme contra la espalda del misterioso hombre, fijo mis ojos al frente y luego de escuchar el leve sonido de una cerradura siendo abierta, las puertas se abren para mi.

—Para ser sincero pense que nadie se presentaria y menos a estas horas —El hombre empieza a hablar de pronto al mismo tiempo que nos adentramos en el salon de la gran mansión— Debes ser un ser realmente curioso para estar aqui —El hombre se gira sobre sus talones dandome la cara y la luz que envuelve el lugar me deja apreciar sus varoniles pero atractivas facciones .— Dime, ¿Qué es lo que realmente quieres?

El desconocido deja ver su clara desconfianza hacia mi persona, su ceño fruncido y la manera detenida en la que me analiza me da escalofrios.

—Lo que quiero es un empleo señor y su anuncio me a dado la oportunidad de tenerlo. no soy una persona curiosa, ni mucho menos, creame que si hubiese tenido otra alternativa no estuviera hablando conmigo esta madrugada.

—¿Que edad tienes? —No pierde su postura.

—Tengo dieciocho señor.

—¿Qué es lo que te trae hasta aquí?

Los trillizos MinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora