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Pistas ocultas.

— Al menos sabemos que esta es la puerta correcta. — Me doy animos a mi misma para girar aquella vieja perilla, antes de que se agranden las ganas de salir corriendo.

Abrir esta puerta significaba entrelazarme a un destino funebre e incierto.

— Por fin podre saber que sucedio — La niña en cambio no teme a la verdad y atraviesa la puerta, dejando sentimientos encontrados en mi pecho y un frio en mi espalda; Muy a mi pesar, Tendre que con el tiempo acostumbrarme.

No le doy más vueltas al asunto y giro la perilla, abro aquella puerta con bastante dificultad, incluso tengo que empujarla con mi hombro para facilitar el trabajo. Tomo una respiración profunda que me lleva a tragar polvo sin querer; no pense que este lugar fuera tan cutre, por la dificultad que tuve al abrir la puerta dedusco que hacia años no era abierta.

Estantes vacios en el suelo, el suelo, sucio y lleno de polvo, las paredes negras de la mugre y las ventanas llena de tela de arañas; una extraña mesa de madera se encuentra en el centro de la habitación y es la unica que parece no haber pasado por un huracan, a pesar del estado podrido de la misma.

El cuarto es tan oscuro que si no fuera por los debiles y anaranjados rayos del atardecer; no estuviese viendo nada.

La niña se pasea por la habitación, mirando todo con cierto desden, sus fragiles manos acarician las paredes y un suspiro abandona sus labios.

— Siento que ya eh estado en este lugar antes — Me hace saber con cierto deje de melancolia— Pero no se de que — Agacha la cabeza— Lo siento, pense que si venia a este lugar como Miley y Deisey me dijeron, podría encontrar la paz que nunca tuve.

— ¿Miley y Deisey? — Mi ceño se frunce al no reconocer esos nombres — ¿Te refieres a las siamesas? — Ella asiente y yo resoplo— ¿No hay algo más que podamos hacer?

— ¿Puedes hacer algo más? — Ella pregunta y yo me encojo de hombros— Entonces estamos perdidas.

— Debe de haber algo más — La mortificación empieza a crecer en mi persona, debía de haber algo que no estaba viendo, algo que...

En busca de respuestas mis ojos dan con un viejo cuchillo debajo de todos lo estantes, mi ceño se frunce, este cuchillo es tan diferente a todos lo que e visto, parece antiguo y parece haber perdido todo el filo.

Mis pies se mueven hacia esa dirección y con gran esfuerzo logro mover solo un poco el estante, lo suficiente como para sacar el oxidado cuchillo de debajo del mismo; en cuanto lo tomo entre mis manos, es como si me transportara a otro mundo.

Los estantes de pronto estan en su lugar, el piso es más reluciente y el cuchillo entre mis manos se encuentra en perfecto estado, todas las ventanas estan abiertas, más no es de atardecer, si no de mañana.

Lo suelto al instante, el espanto es más grande y vuelvo al mismo cutre escenario que vi en el principio, siento mi corazón en mis oidos ¿Qué diablos fue eso?

— ¿Como lo hiciste? — La niña frente a mi parece igual de sorprendida que yo. Estupefacta, afectada, pero no se de que.

— Y-yo n-no lo se — Mis manos van a mi pecho y luego cubro mi boca por tan increíble acontecimiento.

— Lo vi — Dice emocionada — Yo también lo vi, hazlo otra vez. — Pide ilucionada, halando la esquina de mi bata de dormir.

Respiro profundo y trago saliva antes de volver a tomar el oxidado cuchillo entre mis manos, el escenario vuelve a cambiar, es como si no fuera yo quien sostiene el cuchillo, si no otra persona.

Los trillizos MinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora