Tú dulce voz

Eres tú

La primera vez que oí tu voz no sabía por qué me transmitió una calma, aunque el orgullo no me lo permite admitirlo en voz alta, agradezco a mi jefe por poner una radio en el bar, según él fue para darle ambiente, además para que estuviera entretenido, ya que casi estoy las 24 horas ahí metido en el trabajo. Gracias a ese capricho fue cuando te conocí o al menos tu hermosa voz, tan dulce, tranquila y melodiosa, me alegraba escucharte todos los días. Cayendo lentamente en un enamoramiento con solo escucharte.

Mi trabajo no era la gran cosa, era un bar ubicado en un barrio de mala muerte, pero al menos era decente, mi jefe un amigo que conocí hace tiempo, su nombre era Jack, me dio trabajo como barman, a parte que me tenía confianza para que yo tuviera una copia de las llaves y cuidar hasta altas horas de la noche el lugar, el pago era bueno, además de algunos borrachos que daban propina de más. No me molestaba estar 24 horas ahí, cerca del bar estaba un departamento que rentaba, por lo que el regresar a mi "hogar" tan tarde no era problema. Sin embargo, era monótono y aburrido llegar temprano a abrir el bar, limpiar un poco y de ahí esperar a que lleguen los clientes, pero al escucharte en la radio me llenaba de felicidad. Antes la idea me pareció sin sentido, ya que teníamos música para ambientar el lugar, por lo que se me hizo innecesario, pero poco a poco me fui acostumbrado a la compañía de la radio, la compañía que me traía tu voz.

Muchos de los clientes que frecuentan el bar, que eran amigos míos incluido Jack se sorprendieron al ver que la radio la tenía en la barra, cerca donde yo podría escucharte. Ya que antes estaba situada cerca de la entrada, además siempre decía que no me interesaban mucho las noticias o los chismes que se parloteaban en los medios de comunicación, pero tú eras diferente, tus temas eran interesantes, únicos, como tu voz. El primer día que cambié de lugar la radio escuché las burlas de mis amigos.

- ¿Y ese milagro que estas escuchando las noticias en la radio? - Dijo uno de los que estaban sentados en la barra.

- Te importa - Ya había acabado tu sección por lo que cambie la estación, empezó a sonar una de las canciones del momento, la deje, era tu favorita.

- Oh, lo siento tanto, señor gruñón - soltaron una fuerte carcajada, haciendo me molestar.

- ¿Será que quieres saber sobre alguien? - Pregunto Jack con cierta burla, yo solo los ignore.

- ¿Van a tomar algo o no? - Me volteé a su dirección con una mirada seria, cada quien me dijo lo que tomarían.

- ¡Tranquilo hombre!, sonríe un poco - Jack puso su mano en mi hombro, lo aparte mientras me dirigía donde estaban las bebidas para servirles lo que querían, al darles la espalda ya no escuchaba su conversación. "Tú no estás totalmente vestido sin una sonrisa", esa era tu frase favorita, sonreí para mí mismo al recordarte decirlo.

Ya había cerrado, me encontraba limpiando los vasos, tu voz me acompañaba en la soledad del lugar, cuando te escuche hacer un chiste, uno muy tonto a mi criterio, pero unos segundos después de silencio se escuchó una dulce risa a través de la radio, hizo que mi corazón latiera con fuerza haciendo que detuviera mi acción, sintiendo mis manos sudar, me pregunte ¿Por qué? mientras intentaba ignorarlo y seguir con mi trabajo, pero el recuerdo de tu risa me siguió durante toda la noche.

Los días pasaron poco a poco me fui enamorando de ti sin darme cuanta, siempre estaba pegado a la radio cuando estabas dando tus noticias, me distraía el escucharte reír o cantar haciendo que Jack me reclamara, solo eran advertencias hasta que el lugar se encontraba vacío estábamos a punto de cerrar y aprovechó el momento para enfrentarme.

- Ey, necesito hablar contigo - Lo escuche caminar hacia la barra, le estaba dando la espalda, había empezado tu sección me concentre en escucharte en vez de a Jack.