Tú dulce voz

My Boy

A la mañana siguiente Richard les dejo el día libre, aprovecharon a comprar cosas necesarias para Niffty, ropa más que nada y paseando por los lugares más bonitos. Hasta que por casualidad se toparon con Harry quien se ofreció a acompañarlos y se disculpó por su comportamiento, pero no eran tontos porque si tenían que soportar su presencia además de aceptar sus disculpas, al menos búscale un beneficio ¿No? Comenzando un plan que sorprendentemente funciono, en el siguiente par de meses lograron que Harry gastara su dinero en compras para la pequeña, convirtiendo las citas que Harry programó con Alastor para ganarse su corazón en comprar cosas por montones solo para tener contenta a su "hija" Ya que era necesario para ella tener un buen guardarropa, a criterio de Alastor, por lo que ninguno se preocupó en buscar las cosas más baratas para molestar al "empresario importante" como tanto presumía. No solo eso, lo usaron como perchero de las bolsas y cajas de todo lo que habían comprado, "Y eso no era todo" según él locutor.

Para finalizar con las compras de ese día fueron a unas cuántas tiendas de decoración, para no estar "abusando" de la caballerosidad de Harry al pagar todo, en donde encontraron pintura, adornos, mueves, entre otras cosas perfectas para que el cuarto de la chica sea de su agrado. Alastor y Niffty entraron al lugar con dinero que les dio Harry, este se quedó afuera obstruyendo el paso a algunos que transitaban por las calles, se veía molesto y aburrido, ganando risas de algunos caballeros que pasaban por ahí, logrando escuchar "Que mala suerte" y "¡Que caballeroso! no muchos hombres se prestan para eso" de algunas damas, pero ninguno de los comentarios calmo su humor.

Por lo que llamó a uno de sus chóferes para que trajeran una limosina para guardar tantas compras, mientras esperaba a su amado y a su hija, a él no le molestaba gastar cantidades de dinero si con eso hacia feliz al locutor, se permitió fantasear como si ya fueran una familia, obviamente llenaría de regalos a la pequeña, para que esta lo viera como alguien en quien confíar y así engañarla para desasearse de esa intrusa, por lo que tendría que ser astuto y pensar muy bien las cosas, era una pieza importante para tener por fin a Alastor en sus manos. Pensó en varias formas que le gustaría pasar con ellos dos para convencerlos de ser alguien nuevo, pudo ver a través de la ventana como padre e hija eran perseguidos por varios trabajadores mientras tomaba notas de lo que la joven quería, no pudo evitar reírse. El locutor parecía ser un buen padre, que lastima que no podrían tener hijos legítimos, sin embargo eso no quería decir que no tenia la ilusión de formar una familia con él.

Cuando salieron ambos de la tienda con unos cuantos artículos en sus brazos, o al menos, los que podían llevar, dejando otros en la tienda esperando a ser recogidos, notaron que Harry ya no estaba ni tampoco sus compras, enfrente del lugar había una limosina negra, su preocupación por sus cosas nuevas desapareció al ver al mismo chófer que conocieron en la cena de aquel día, quien con mucho gusto los ayudo con los objetos, obteniendo agradecimiento por ambos.

- Déjeme ayudarle con eso – Corrió hacia Niffty tomando la lámpara que sostenía, dejándola con las manos libres – No se preocupen por sus cosas yo mismo me encargue de acomodarlas en el vehículo – Habló directamente hacia Alastor quien sonrió en respuesta para después mirar a la pelirroja con una sonrisa – Por lo que ya puede subir al auto, yo...

- Nosotros nos encargaremos de ello – Interrumpió Al, no quería ser grosero, pero no podía permitirse que hagan todo por él, nunca le gusto estar rodeado de mayordomos o sirvientes por lo cual le causaba un conflicto, por lo que siempre procuraba ayudar – Sube querida, no tardaremos mucho.

- De acuerdo – Contestó para abrazar al chófer, quien le acaricio la cabeza con cariño - ¡Y Muchas gracias Hank, fue un gusto volver a verte! – Se alejó para subir a la limosina emocionada dejando a los hombres, los cuales eran observados por Harry.