Oh Klahoma

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Jack notó que su amigo no estaba bien, últimamente parecía estar distraído, como si estuviéra perdido en su propio mundo. Han pasado 5 meses desde la última vez que Alastor había estado en el establecimiento o que Husk lo mencionara, pereciéndole muy extraño, igual que su comportamiento, contestando secamente, sin reprochar cuando los clientes le insultaban o hacían comentarios ofensivos sobre él, Estaba confundido, no lo negó, lo veía alejado de todos, pretando atención solamente a la radio, desde la mañana y en la noche. Volviendo en el tiempo, antes de que se hubieran conocido, cuando su amigo era un admirador del locutor, amándolo en secreto. Se sintió mal al darse cuenta que algo estaba pasando con la pareja, no quiso preguntar directamente, quería que Husk fuera hacia él solo, contándole lo que sentía. Por lo que no lo presiono con el trabajo y pedía amablemente que los que llegaron a conocer a la expareja de su amigo no lo volvieran a mencionar, alertando a los conocidos del mayor, muchos intentaban alegrarlo presentando personas nuevas, pero ya no parecía estar interesado por nada ni nadie, solo a la radio, la cual miraba con tristeza y melancolía.

Cansados de ver a su amigo cada vez peor al pasar los días, Jack cerro el local dejando solo a amigos cercanos, los cuales decidieron hablar con él directamente sobre el tema. Husk quien al principio se mostró evasivo y a la defensiva, haciéndose el fuerte en la situación poco a poco sus palabras salieron dolorosamente, ya no podía aguantar más sus sentimientos, sabía que sus amigos querían ayudar por lo que no pudo evitar llorar frente a ellos, los cuales escuchaban atentamente dándole palmadas en la espalda, abrazos y palabras de consuelo, ayudándole a sacar todo el dolor que tenía. Ninguno se mostró en contra de Alastor, ya que no podían decir cosas sobre el sin saber la verdadera razón de su desaparición, por lo que muchos lo apoyaron con cosas positivas para que Husk no sintiera culpa, además de sugerir que algo habrá pasado quizás con su trabajo o su jefe, aunque eso no convenció de todo al mayor estaba agradecido por el apoyo de sus amigos.

En los siguientes días Jack tomó su puesto pendiéndole que descansara ya que se veía que no había dormido mucho días atrás, Husk no tuvo otra alternativa que aceptar, entendía la preocupación de su amigo por lo que tomó el consejo agradeciendo los "Días libres" Su amigo se rió de la situación respondiendo "De acuerdo, pero después a volver al trabajo ¿eh? No quiero holgazanes" Jack se ofreció para llevarlo esa noche a su casa y cuidar de él, lo conocía muy bien para asegurarse de que no tomara alcohol ya que posiblemente tendría una recaída, provocando posiblemente que volviera a caer en una adicción.

Ya era de noche las calles estaban vacías cerca del bar, Jack se encontraba limpiando los vasos antes de cerrar. Ya no se encontraba nadie en el local, por lo que estaba tranquilo. Se tomó su tiempo, para poder dirigirse a la casa de Husk, escoro los vasos al igual que algunas bebidas, le gustaba que todo estuviera ordenado, concentrándose en ello. Hasta que fue interrumpido por un hombre que entro desde la distancia no pudo apreciarlo muy bien por la oscuridad del local, pero no le tomo importancia.

- Disculpe, pero ya cerramos - Dijo amablemente mirando al hombre, aunque por ahora que lo apreciaba más se notaba raro.

- ¿A sí? ¡Que equivocación la mía! – Se veía que estaba algo tomado, estaba caminando de un lado a otro, estaba a punto de caerse, pero se apoyó en una mesa cercana – Creo que debería irme.

- ¿Se encuentra bien? – Pregunto alejándose de la barra para ayudar al joven.

- Estoy perfectamente – Se rió como si fuera la cosa más obvia del mundo, Jack solo lo miraba confundido. Sí que algunos les afecta mucho el alcohol pensó.

- Permíteme ayudarle – Se acercó al hombre pasando uno de sus brazos por sus hombros apoyándolo en él para salir del bar, le costó un poco mantenerlo de pie mientras cerraba el establecimiento, pero lo logró. Caminó con el tomándolo de la cintura evitando que se caiga, tenía práctica sus amigos, ellos tampoco son unos santos al tomar alcohol por lo que sabía qué hacer, en el camino se dedicó a hacer preguntas para saber si estaba aún consiente de su entorno o no. Al llegar a una calle concurrida por taxis levanto la mano agradeciendo que había uno rondando a esas horas, acomodó al hombre en la parte trasera, tuvo su suerte ya que el chófer pareció reconocerlo, evitando que se preocupara por la dirección, agradeció al conductor pagando la tarifa del trayecto para luego dirigirse al departamento de su amigo, muchos dirían que era muy bueno con las personas él no le molestaba ser servicial sabía que eso podría a alegrar el día a más de uno con su ayuda, sin embargo eso le costara muy caro, no siempre puedes confiar en todos.


Tú dulce vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora