Everything I Wanted

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Después de aquella maravillosa cita Husk no había estado más feliz en toda su vida. ¿Estaba exagerando? quizá, pero no le era importante, le gustaba esa sensación de mariposas en al estómago o sonreír al pensar en su pareja. Todo iba de maravilla y gracias a ese sentimiento no pudo ver lo que en realidad estaba pasando. Lo cual Alastor aprovecho para poder empezar con "el plan de ponerlo a salvo" aunque le dolía hacerlo, pero era por su bien ¿No?

Además, que no fue tan evidente porque Al era muy bueno en ocultar las cosas o bueno casi todas. Husk todavía tenía presente lo que paso aquel día con ese idiota, no quería a presionar a su pareja a darle explicaciones, pero no pudo evitar preguntar sobre Harry, sin decir su nombre obviamente para evitar una discusión de cómo ambos lo conocían, pero Al sabía exactamente de quien hablaba, lo cual le recordaba aquella carta, haciendo querer matar a ese hombre.

- Sabes que podría partirle la cara ¿No? – Al solo se rió, mientras seguía cocinando "No sabes cuantas ganas tengo de que se encuentre tres metros bajo tierra" Husk "solo sabía" que lo molestaban, aunque él nunca le comento que lo vio aquella vez intentando acosarlo.

- Si, yo también – Contesto con sinceridad, recordó las palabras de Richard debía ser paciente y esperar a una nueva orden - Pero prefiero evitar problemas.

- Vamos, no porque sea alguien millonario se tiene que salir con la suya – Alastor se tensó, "No sabes con quien te metes, no es tan fácil yo... Espera ¿Sabe lo de Harry? Nunca le mencione que era alguien importante... ¿Cómo...?" Se detuvo al ver que se cortó con el cuchillo - Maldición – Susurro, "Genial, lo que me faltaba"

- ¿Pasa algo? - Husk dejó de comer una galleta al percibir que algo no estaba bien con su pareja.

- No, solo... ya sabes cómo son ese tipo de personas – Dijo algo molesto "Vamos, tranquilízate"- Se creen dueños del mundo – El mayor no estaba tan convencido con esa respuesta.

- ¿Seguro que estas bien? – Se levantó con dificultad de la silla llegando a tocar el hombro de Alastor, este en reacción tomo el cuchillo y lo apunto a Husk, lo esquivo como pudo levantando ambas manos en señal de rendición mientras retrocedía.

- Lo siento, yo... – Dijo viendo casi con horror lo que por poco le hace a su pareja soltando el cuchillo rápidamente, provocando un ruido al cae al piso. La cara del contrario se suavizó, su mirada se fue a su mano.

- Tú mano, está sangrando - Podía ver los nerviosos de Alastor, había comenzado a temblar.

- ¿Qué? – La miro se había olvidado de ella - No es nada, Husk yo – Solo sintió como fue tomado del brazo para terminar sentado en una de las sillas del comedor.

- Espera, voy por el botiquín - Al quiso protestar, pero no pudo ya que oji-ámbar desapareció de la habitación, "Soy un tonto casi lastimo a Husk..." pensó mirando su herida, honestamente no le dolía estaba acostumbrado a eso, pero no quería preocupar a Husk.

Miro a su alrededor, el mayor decía que no era la gran cosa, pero en su opinión su departamento era muy lindo y acogedor, sin duda va extrañar este lugar, que esperará por él para desayunar juntos mientras escuchaban algo en la radio. Tomar café hecho en casa, esperando a que pasará la tormenta acurrucados juntos, le empezó a llegar el arrepentimiento de la decisión que tomó, no quería perder a Husk, parecía ser la único que mostró más interés en su persona que en ser la cara famosa de la radio. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando su pareja llegó, disculpándose por tardar y se dedicó a curar su mano, después de eso todo volvió a la "normalidad" no iba a arruinar su ultimo día junto a él.


Nunca había sentido tanta paz desde hace tiempo, siempre estaba moviéndose de un lado a otro, todo para estar listo para lo que se aproximaba. La brisa del viento le recordó que estaba en aquel jardín detrás del campo, lleno de naturaleza con gran variedad de árboles y flores se encontraban decorando el lugar, junto con el cantar de los pájaros. Su vista se dirigió al libro que tenía en su regazo, que era lo único que lo mantenía cuerdo en estos momentos de estrés, le ayudaba a relajar su mente. Aunque no todo puede ser paz ¿No es así?

Tú dulce vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora