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- Elton -susurraba su hermano, Andy de Arendelle, al lado de la mesita de noche de su hermano Elton- Elton.
Pero no conseguía despertarlo, Elton de Arendelle estaba profundamente dormido, le daba la espalda y no podía escuchar a Andy, solo escuchaba sus propios sueños: soñaba que el, estaba encerrado en una torre de miles de metros con la única salida en una ventana, y que una bella princesa le salvaba.
Andy, para cortar el sueño de Elton, se subió a su cama y le empezó a mover el brazo.
- ¡Despierta, despierta, despierta...!
Por fin, sintió que Elton se movía.
- Andy -sonrío Elton en susurros- Vuélvete a dormir...
Elton tenía una voz cansada, como si le estuviera pidiendo a su hermano que le dejara dormir por las buenas, pero Andy no le hizo caso, y se dejó caer encima de él.
- No puedo -se excusó Andy- El cielo está despierto, y yo también estoy despierto ¡Así que tenemos que jugar!
- Pues -le dijo Elton, recobrando fuerzas- juega tu solo.
Y con un brazo le tiró de la cama, antes de que Andy tocara el suelo, Elton ya se había vuelto a dormir.
Andy no se hizo daño, la alfombra que adornaba la habitación era blandita, aunque el chico se quejó con un "Ay!" cuando tocó el suelo.
Y se quedó ahí, pensando el como despertar a Elton.
Cuando se le ocurrió, volvió a subirse a su cama, pero no para hacerle la puñeta, solo se le acercó y le susurró:
- ¿Hacemos una niña de nieve?
Andy no lo vio, pero Elton logró abrir un ojo y volvió a sonreír.
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Andy y Elton, cogidos de la mano correteaban por las escaleras de su castillo. Andy, con su camisón verde gritaba "¡Venga, vamos!" y Elton, con su camisón azul, le suplicaba con un dedo en los labios que se callara, podría despertar a los reyes de Arendelle, sus padres.
Siguieron corriendo hasta que llegaron al salón real, era una estancia de mucha amplitud, llena de cuadros de pintores antiguos a los que los reyes admiraban con mucho fervor. No sólo habían cuadros de ellos, también habían retratos de la familia real.
Andy, tan pronto como llegó al salón le soltó la mano a Elton y comenzó a corretear como un niño pequeño que era, cuando volvió a su hermano, ya había cerrado la puerta.
Andy condujo a Elton, con entusiasmo al centro de la sala.
- ¡Haz la magia! -exclamó Andy- ¡Elton, haz la magia!
Cuando Andy se hubo tranquilizado, Elton movió las manos haciendo círculos, como si estuviera vendándose su propia mano, dejando un espacio entre ellas; de ese espacio flotaba una bola de nieve y unos mini copos de nieve la rodeaban.
- Guaaau -alucinó Andy, como si lo viera por primera vez.
- ¿Preparado? -preguntó Elton, Andy asintió con la boca abierta y energéticamente.
Entonces Elton lanzó con fuerza la bola de nieve, como si fuera confeti y llegó más alto de lo que Andy esperaba, llegó hasta el techo, donde explotó y se convirtió en una especie de polvo amarillento.
- ¡Es increíble! -exclamó Andy.
Y comenzó a reír jovialmente, jugando con el polvo que poco a poco descendía del techo.
- Fíjate. -le llamó Elton.
Dio una patada en el suelo y este se congeló, se volvió azul y resbaladizo, dejando que Andy se deslizara sobre el.
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Para no resbalar los dos, Elton convirtió el hielo en nieve, así podían jugar a hacer niñas de nieve juntos.
Se trataba de hacer un muñeco de nieve, ponerle una flor en la cabeza y bautizarla con nombre de chica.
Andy se encargó de hacer las bolas y Elton de ponerle los accesorios a su amiga, mientras que Andy esperaba sentado en el trono de su padre riendo.
Entonces Elton le dio la vuelta a la niña que había creado y dijo, con voz aguda, imitando la de una mujer:
- Soy Ofelia, y adoro los abrazos calentitos.
Andy se bajó del trono de su padre, corrió a Ofelia y le dijo:
- Te quiero, Ofelia.
Elton volvió a transformar la nieve en hielo para ayudar a su hermano a patinar con Ofelia, mientras reía.
A Elton le gustaba ver reír a Andy.
Volvieron con la nieve, Elton construyó un tobogán y un montón de nieve para que se tiraran los dos. Andy iba delante con su hermano mayor cogiéndole de la cintura, cuando se tiraban y llegaban al final del tobogán, Andy saltaba al montón de nieve y se hundía en el, le divertía luego salir con todo el pijama lleno.
El último juego al que jugaron fue que Elton le creaba plataformas a Andy para que saltara, y luego le creaba otra, y otra...
Llegó un momento en el que Andy, a la vez que tocó una de las bases, saltó para que Elton le hiciera la siguiente, fue tan rápido que el chico con poderes empezó a agobiarse y a ponerse nervioso, pero ahí seguía Andy, dando brincos cada vez más rápidos.
- ¡Espera! -le decía Elton- ¡más despacio!
De pronto, resbaló sobre su propio hielo, se hizo daño, no tanto como para llevarlo a un hospital, pero se quejó.
A la que se dio cuenta, Andy ya estaba en el aire, confiando en que su hermano le crearía una base para que saltara.
Pero ahora mismo no podía, y Andy había saltado de una plataforma muy alta ¿que le podría pasar si cayera en seco al suelo desde esa altura?
- ¡Andy! -exclamó Elton, y alargó una mano, dejando escapar sus poderes para crearle una última plataforma.
Brotó un rayo de hielo de la palma de su mano y salió disparado hacia la cabeza de Andy, cuando le golpeó, la caída del niño cambió de dirección, cayó a dos pies de lejanía de las plataformas con las que había estado jugando antes, inmóvil.
Como si estuviera muerto.
Elton, sin saber lo que pasaba, se acercó corriendo al cuerpo de su hermano, preocupado por el, Andy le daba la espalda y no presentaba señales de haber sido herido.
Cogió a Andy y le puso en sus rodillas, tenía los ojos cerrados, y su respiración no tenía alteraciones. Estaba todo bien. Pero Elton no estaba seguro, porque uno de los cabellos naranjas que tenía Andy se volvió blanco por arte de magia. Era un blanco tipex, o blanco como tenían los dientes las mujeres guapas que se los cuidaban bien para conquistar a los hombres con su sonrisa.
- ¡Mamá, papá! -gritó Elton.
Y comenzó a llorar, llamando a Andy para que se despertara, para asegurarse que no estaba muerto, para poder seguir jugando, sin darse cuenta de que el suelo se estaba cubriendo de escarcha y destrozaba toda la nieve a su paso: las plataformas, los toboganes... a Ofelia.
- Tranquilo, Andy -le decía Elton- Estoy contigo.
Y las puertas del salón real se abrieron de par en par.
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Los reyes de Arendelle, Idhún y Agnes, entraron en el salón y vieron que el suelo estaba cubierto de escarcha, con nieve desparramada por el suelo y su hijo Andy de Arendelle, en las rodillas de su querido hermano Elton.
Los reyes procuraron avanzar hacia sus hijos corriendo, pero con cuidado de no resbalar en la escarcha.
- ¡Elton! ¿Qué has hecho? -exclamó la reina Agnes de Arendelle- ¡Se te ha ido de las manos!
- Ha sido sin querer -confesó Elton, era verdad, solo quería hacerle una plataforma de nieve a Andy, pero le había dado en la cabeza.- Lo siento, Andy -le susurró al cuerpo de su hermano.
Su padre el rey Idhun, cogió a Andy en brazos.
- Está helado -le dijo a su mujer.
- Yo se a donde debemos ir. -dijo ella.
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Kristen, una niña pequeña caracterizada por llevar dos coletas y un abrigo negro y una única amiga Sylvie (con las características de un animal) iba a volver a su aldea, nadie se percataría de que iba a llegar tarde, pero tenía que llegar allí.
Estaban a mitad camino cuando vio a dos caballos pasando por su lado, a toda pastilla, pero con cuidado de no atropellarla.
Sylvie, al verlos pasar se agachó y se quedó olfateando la hierba, parte del césped se había vuelto de color blanco y eso a tanto a ella como a Kristen les pareció muy extraño, así que corrieron tras los caballos.
Los caballos las condujeron hasta un lugar donde habían muchas rocas llenas de musgo en perfecto estado, las rocas eran estrictamente redondas y había un breve espacio entre ellas.
Los reyes se bajaron de los corceles.
- Por favor, ayúdenme -pidió la reina- Es... mi hijo.
Y aparecieron otras muchas rocas más, rodando hasta donde estaba la familia real, luego todas las rocas se convirtieron en personas enanas, con piel gris y ropas verdes, todas esas personas llevaban puesto un collar hecho con gemas de colores que se iluminaban cuando hablaban.
- ¡Es la reina! -exclamó una de las rocas.
Kristen identificó a aquella gente como:
- ¿Trolls?
- Chss... ¡que no oigo nada! -susurró uno de ellos, que era la roca donde se había apoyado Kristen.
Sylvie le lamió la cara en señal de simpatía. El troll al ver a Sylvie y a la niña de las coletas que la acompañaba dijo:
- Huy, que cuquis. Os voy a adoptar.
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A los reyes se les acercó uno de los trolls, se trataba de una anciana, con aspecto de saber muchas cosas (Grandmami) y vestía al igual que los trolls de su tribu, pero era la roca más grande de todas.
Se acercó a Elton -que no dejaba de mirarla con extrañeza- y le examinó la mano, como si le fuera a leer las marcas, luego se dirigió a su madre.
- ¿Son de nacimiento o es un hechizo.? -preguntó.
- Son de nacimiento -contestó la reina- y están llendo a más.
Grandmami se acercó a Andy, que dormía con expresión seria y descansaba en brazos de su padre, le puso la mano en la frente.
- Tiene suerte de que no haya sido en el corazón, -objetó ella- porque el corazón es más difícil de curar, pero la mente es sencilla de modificar.
- Haga lo que deba. -le ordenó la reina.
De la mente de Andy por parte de Grandmami salió una nube que mostró los recuerdos de Andy jugando con su hermano en forma de imágenes. Elton se sintió avergonzado porque sus padres estaban viendo eso, era como si hubiesen descubierto un secreto de Elton y se lo volvieran a decir.
- Recomiendo borrar toda la magia, para estar seguros, -decía Grandma, transformando los recuerdos verdaderos en falsos- incluso los recuerdos de la magia, pero tranquilos, recordará todo lo divertido. -cogió a la nube con una mano y la puso en la frente de Andy- Se pondrá bien.
La familia vio que Andy sonreía, sin saber lo que había pasado, cuando despertara recordaría que Elton y él habrían ido al jardín, donde nevaba y se habían puesto a jugar.
- Pero ¿no recordará que tengo poderes? -preguntó Elton.
- Es lo mejor. -le dijo su madre, poniéndole la mano en el hombro.
- Elton, -le dijo Grandma, y mostró imágenes en el aire- en tu poder hay gracia y belleza, pero también hay algo malo en el. Tienes que aprender a controlarlo. El miedo será tu enemigo...
Esas imágenes demostraban a Elton de adulto, parecía guapo y estaba fornido, llevaba un traje con una capa ¡como mis padres! pensó. En las imágenes era feliz, creaba cosas muy bonitas a sus lados, incluso creaba un copo de nieve gigante que consiguió elevar al aire.
De pronto, el copo de nieve se volvió rojo, rojo sangre, a Elton le daba miedo la sangre, el copo se volvió rojo y las cosas que había creado a sus lados se convirtieron en hombres corpulentos, con espadas y armas en sus anchas manos. Elton en medio de ellos, parecía inseguro, intentaba calmarlos con ambas manos, pero ellos no parecían convencidos.
Se abalanzaban los dos a la vez sobre el.
Se oyó un grito masculino de horror.
Y las imágenes desaparecieron.
Elton estaba asustado, después de lo que acababa de ver, se puso a llorar y se agarró a la capa de su madre, ella, que también había visto las imágenes con su marido al lado negó la hipótesis de Granma.
- ¡No! le protegeremos, -afirmó la Reina Agnes- aprenderá a controlarlo, seguro, hasta entonces cerraremos las puertas, reduciremos el personal, y ocultaremos su poderes a todo el mundo... incluso a Andy.

Frozen (versión Sp0o_.oky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora