Elton despertó en una cama cómoda de sábanas finas algo poco abrigables, pero a él no le molestaba, una persona normal en esas sabanas no tardaría en coger un catarro, pero Elton al tener los poderes que tenía se había resfriado menos que los otros niños cuando llegaba el invierno.
Le dolía terriblemente la cabeza, debería de ser por el golpe que se dio contra la pared y por eso tardó algo en levantarse.
La cama estaba sujeta por una cadena de hierro y cerca tenía una ventana pequeña.
Llevaba el mismo traje con el que había luchado contra la pareja de guardaespaldas, no se habían molestado en cambiarle de ropa, seguía con el pelo despeinado... igual.
Se sentó en la cama, la cabeza le dolía horrores, pero eso no iba a impedir sus ganas de escapar, porque si continuaba ahí le ahorcarían algún día. Porque estaba claro que donde estaba era en una celda.
Se percató de la ventana, estaba cubierta de escarcha, pero salía algo de luz del sol, era bonita así, Elton, impulsivamente salió corriendo hacia la ventana, de la cama a la ventana.
Justo cuando la tenía delante a una distancia aceptable se oyó un sonido de hierro y las manos de Elton le hicieron retroceder sin querer.
Tenía unas esposas que le cubrían ambas manos, podía separarlas pero las manos no eran visibles, una capa gruesa de hierro las tapaba, las protegía. Y encima estaban sujetas a una larga cadena al suelo.
Tenía que conformarse con eso, no era lo mejor del mundo, pero al menos se sentía feliz de que no le hubieran inmovilizado también los pies. Se las apañó para mirar bien por la ventana; cuando lo hizo se le partió el corazón.
- Oh, no -murmuró Elton- ¿Qué he hecho?
Estaba todo el exterior patas arriba, no quedaba nada de lo que había cuando Elton se fue, el mar se había congelado, los barcos estaban torcidos, estaba nevando lentamente.
Y se abrió la puerta, una hermosa mujer entró en la celda, llevaba puesto un abrigo de lana gris y el pelo suelto, como antes llevaba un par de trenzas se le había quedado el pelo ondulado. Era Hannah, disgustada porque no habían encontrado a Andy.
- ¿Por qué me has traído aquí? -le preguntó Elton.
- No quería que os mataran -contestó Hannah.
- Pero yo soy un peligro para Arendelle -dijo Elton, observando las esposas que le habían puesto por todo lo que había hecho- Ve a por Andy.
- Andy no ha regresado aún -respondió Hannah. Esas palabras preocuparon a Elton, si les creo el monstruo fue para que regresara a su hogar, a Arendelle, pero si no había ido ahí ¿a donde si no?- Os ruego que retiréis el invierno, devolved el verano.
¡No podía! De niño había intentado hacerlo, de niño había intentado quitar la escarcha de su habitación, pero nunca había tenido éxito ¿Cuándo lo comprendería Hannah? ¡¡NO PODÍA!!
- ¿Qué no lo ves? -susurró Elton- ¡No puedo! -Hannah se quedó sin palabras, entonces tenían que esperar un largo tiempo a que todo se descongelara ¿Cuánto tiempo sería eso?- Diles que me dejen marchar, es necesario.
Elton quería con todas sus fuerzas a su hermano, y se notaba, tenía ganas de salir a buscarle en medio de la nada, y de hecho se había ido el día de su propia coronación para mantenerlo a salvo.
- Haré lo que esté en mi mano -le aseguró Hannah.
Y abandonó la celda, Elton estaba nervioso ante la duda de que si lo iban a dejar salir o no, era obvio que no. Había estado a punto de matar a los guardaespaldas de una duquesa muy importante, eso ya de por si le iba a costar parte de la vida.
Cuando Hannah cerró la puerta se oyó un crujido, el crujido provenía de la celda, pero no se iba a derrumbar, Elton estaba congelando las esposas sin querer.
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Sylvie había llegado corriendo hasta las puertas del castillo de Arendelle, Ofelia se había perdido.
Le quitó la cuerda que la unía con Kristen para que pudiera acompañar a Andy, aún en brazos hasta las puertas, ya se habían enterado los guardias de que había vuelto, parecía en un estado grave.
Kristen había ido a Arendelle por negocios con el hielo, hace poco era era verano y la gente solía comprar hielo, pero ahora era invierno ¿Quién compraba hielo en invierno?
- ¿Me prometes que te cuidarás? -le preguntó Andy, en voz baja a Kristen.
Ella sonrío, era una mujer independiente y rebelde, sabía apañárselas con Sylvie.
- No te preocupes por mi -le respondió Kristen.
En seguida se abrieron las puertas y unos cuantos criados aparecieron ante ellos con cara de preocupación, Kristen dejó a Andy de pie y los criados se encargaron de sostenerle.
- Abrigadle -les dijo Kristen a los sirvientes- y llevadle a la princesa Hannah de inmediato.
- En seguida, señorita -contestó el ama de llaves.
Las puertas se estaban cerrando, Andy cada vez estaba más lejos, no sabía si iba a volverlo a ver, el caso es que Sylvie, por muy agena a las personas que fuera le había cogido cariño, y Kristen también, mucho.
- Cuidadle bien -les dijo.
Andy giró un poco la cabeza para mirar a Kristen con cara de desolada, Andy parecía que lo estaba pasando mal y su amiga tuvo que aguantarse las ganas de echarse a correr hacia Andy y darle un súper abrazo, decirle que volverían a verse algún día.
Pero las puertas se cerraron y Kristen no había dicho ni una palabra de lo que sentía por él.
Se quedó mirando la puerta, estropeada por la nieve, Andy se recuperaría, pero Arendelle continuaría en invierno y... ¿Cómo se solucionaría eso?
Daba igual, ella no estaba implicada en eso, era una simple campesina que se había encargado de llevar a Andy vivo a su casa; ya está, ya no tenía nada que ver en la historia.
Sylvie llegó a su lado, le había cogido cariño a Andy, Sylvie era como un perro: si alguien le caía bien hablaba poco y no causaba problemas, pero si le caía mal como no podía ladrar pues empezaba a putear al invitado. En este caso quería decir algo, pero estaba a punto de llorar y no se entendía; Kristen le puso una mano en el hombro y se fue para coger la cuerda con cara de disgustada.
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- Volveré a buscarle -les dijo Hannah a la duquesa Margaret de Weaseltone y a los dignatarios (dos hombres y una mujer)
Hannah estaba encerrada con esas pocas personas en una habitación pequeña donde había una chimenea, una ventana rayada, un sofá y una mesita de noche con un candelabro; el candelabro era una bella dama con un vestido de flores y unas velas en la cabeza.
La duquesa no paraba de frotarse los brazos y Hannah se ponía nerviosa con los dignatarios y la anciana persiguiéndola.
- Señorita, es muy peligroso. -le dijo la dignataria mujer.
- Si al príncipe Andy le pasara algo... -empezó a decir Hannah.
- Si al príncipe le pasara algo, vos seríais lo único que le quedaría a Arendelle. -dijo uno de los dignatarios hombres.
Hannah se quedó pensativa, a todo el mundo le daría pena que le pasara algo a los dos hijos de los anteriores reyes y que su sucesora fuera una mujer que antes no conocía bien Arendelle. Hubo una pausa, un silencio en la habitación, que fue roto cuando se abrió la puerta y entraron todos los criados.
- Aquí está, -dijo el ama de llaves, sujetando a Andy al igual que sus compañeros- princesa Hannah.
Andy respiraba con dificultad, tenía la cara roja y el pelo era casi de un color grisáceo. Andy se alivió al ver a Hannah y que habían mucha gente con estado aceptable, sabía que podía contar con ella y con su amiga desde el principio, desde que las vio en la barca.
- ¡ANDY! -exclamó Hannah, y le dio un abrazo, abrazarle fue como abrazar un maniquí cubierto de cubitos de hielo- ¡Estás helado!
- Hannah, tienes que besarme, -le explicó Andy, cogiéndola de la cintura- ahora ¡Ahora! Ahora.
Ella no sabía muy bien de lo que estaba hablando, acababa de llegar en un estado grave y, sin dar explicación quería besarla, tenía que besarla.
Los sirvientes, la duquesa y los dignatarios se retiraron para dejarles intimidad. Andy reparó en la chimenea y en las velas y pensó que eso le aliviaría un poco y que saldría de esta.
- ¿Qué ha pasado? -preguntó Hannah, una vez estaban solos.
- Hannah, Elton me atacó con sus poderes. -respondió Andy.
- Digiste que nunca te haría daño. -recordó Hannah.
- Me equivoqué... -Andy volvió a quejarse de la sensación de que le apuñalaban, ante su queja Hannah se rodeó con el brazo de Andy, le cogió de la cintura y le levantó lo que pudo del suelo. Lo tumbó con cuidado en el sofá con el hombro dolorido, Andy le agradeció lo del sofá- Congeló mi corazón... y solo un acto de amor verdadero podrá salvarme.
Hannah le sonrío, ya no parecía tan asustada, Andy lo estaba deseando.
- Un beso de amor verdadero. -murmuró Hannah.
Le acarició la barbilla y se acercó a su boca. Andy lo deseaba, deseaba notar el tacto de sus labios en los suyos, deseaba que todo terminara, que ya no volvería a sentirse apuñalado por una fuerza invisible, quería besarla, quería hacerle el amor; casarse con ella, quería formar una familia si hacía falta.
Necesitaba sentir su pelo, tocarlo, sentir su cuerpo fundido con el suyo.
Ser feliz.
Pero los labios de Hannah nunca llegaron a los suyos.
- Oh Andy. -dijo ella, sonriendo- Si hubiera alguien por ahí que te amara de verdad.
Un jarrón de agua fría cayó encima de Andy, cuando pronunciaba la palabra amor le venía a la cabeza alguien como Hannah, llevaba soñando desde niño tener una mujer así, y cuando por fin la tenía... ¡mentira!
Hannah dejó de acercarse a él, quitó su mano de la barbilla y se levantó del sofá para irse a la ventana, dejando a Andy sin palabras, la ventana tenía unas sábanas rojas.
- ¿Qué? -preguntó Andy, sin dar crédito a lo que acababa de pasar- Tu dijiste qué me amabas.
Hannah se acercó a las cortinas con cara de villana y empezó a relatar su historia.
- Al ser la decimotercera heredera en la línea de sucesión -explicó ella, cerrando las cortinas- no tenia opciones de acceder al trono a no ser que fuera accediendo a otro por compromiso.
- Hannah ¿de que estás hablando? -preguntó Andy, desesperado.
Hannah no contestó a su pregunta, se quitó uno de los guantes, se chupó un dedo y empezó a apagar las bellas del candelabro con forma de mujer.
- Obviamente pensé en casarme con Elton, -explicó Hannah- pero él era inalcanzable. En cambio tú buscabas el amor con tanta prisa que me pediste matrimonio sin más.
- ¡Hannah!
Ella no le hacía caso, en cambio se empezó a reír de lo tonto que era Andy con una jarra de agua en la mano al lado de la chimenea '¿Quién se casa con una mujer a la que acababa de conocer?' preguntaba Kristen en su cabeza 'Acabas de conocerla, no puedes casarte' le recordaba Elton. Eso le pasaba por ser tan confiado.
- Así que supuse que después de la boda habría que matar a Elton -añadió Hannah, apagando la chimenea con la jarra de agua fría, la misma agua fría en la que Andy se sentía sumergido, ahogándose cada vez que Hannah hablaba; protestaba y al querer detenerla, como le temblaban las piernas del frío se cayó del sofá- pero él se sentenció solito, y tú cómo un subnormal corriste tras él.
Andy continuaba llamándola por su nombre, no podía ser verdad, debería de ser un sueño, Andy habría caído en un coma y estaría soñando. Ahí lo comprendió todo, Ivy y Hannah habían puesto la barca aquel día para que cuando Andy pasara cerca de ella Ivy lo empujara con la cesta de ropa, era muy arriesgado que supieran de quién se iba a enamorar, pues ambas mujeres eran hermosas y tenían a varios hombres locos por la tartamuda que no se atrevía a hablar y por la bella princesa, igualmente, Hannah logró enamorarle al hablar ella primero, al estar ella todo el rato hablando no le haría caso a Ivy. Todo lo que le decía a Andy, era mentira, era para coquetear con el. Todo lo que había hecho Hannah por seducirle era para casarse con él y ser la reina al matar a Elton, todo lo que había luchado con el monstruo, todo... era para que ella fuera reina.
- Así que quedan dos cosas, -finalizó Hannah, agachándose a por Andy- asesinarle y ocupar el trono.
Andy estaba destrozado, nunca había tenido pareja, no sabía lo duro que era superar una ruptura. Logró mirarla a los ojos, le daban ganas de partirle la cara, aunque luego hubieran muchas críticas por parte de la gente, el era hombre, ella era una mujer, si le pegaba quedaba como... pero a él que más le daba, era una hija de puta en toda regla.
- No eres rival... para Elton -le dijo Andy, enfadado.
- No -le corrigió Hannah, acariciandole la cara- TÚ no eres rival para Elton. -Andy le apartó la cara para no volver a sentir su mano- Yo por otro lado soy la heroína que salvará Arendelle de la destrucción.
Y Hannah se levantó, se puso el guante y avanzó a la puerta, con el plan en la cabeza. Andy la siguió con la mirada, ahora ya no veía a una bella dama, veía a una bruja, una bruja de las películas de miedo.
- No te saldrás con la tuya -le dijo Andy, todo lo alto que pudo.
Hannah abrió la puerta por la que habían salido los dignatarios y la duquesa para dejarlos a solas. Nadie se enteraría de la mentira, y si alguien se entera sería cuando la duquesa se haya muerto de un ataque al corazón o algo y los dignatarios y todo el mundo esté jubilado.
- Awww -murmuró Hannah- Creo que ya lo he hecho.
Y cerró la puerta con un portazo, luego se oyó un sonido raro y después, los pasos de Hannah, cuatro pies caminando, ahora era el momento de las dos.
Andy se deslizó por él suelo para llegar hasta la puerta, le costó un poco pero en cuanto llegó vio que estaba cerrada, ese sonido raro era que lo había encerrado en la habitación. Lo estaba dejando morir.
- Hannah, por favor -dijo Andy.
Y volvió a sentir que le apuñalaban, esta vez más fuerte, el cansancio lo venció. Se quedó pensando en los momentos que había vivido con Hannah para analizarlos y ver cuando le había mentido. Luego se puso a llorar cerca de la puerta mientras el pelo se le volvía completamente blanco.
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Frozen (versión Sp0o_.oky)
FantasyLa famosa versión de Frozen genderbend, con más personajes y unos cuantos cambios. Espero que os guste. Anna: Andy Elsa: Elton Kristoff: Kristen. Olaf: Ofelia. Hans: Hannah.