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El techo se estaba cubriendo de escarcha, Andy cada vez tenía más frío, su corazón latía con lentitud y su pelo estaba completamente blanco.
Acababa de recuperarse de la ruptura de Hannah, la vida le acababa de dar una bofetada tan fuerte en la cara que lo había dejado ciego y mientras temblaba en una esquina cerca de la puerta y dejaba de llorar pensó que había perdido. Kristen y Sylvie reanudarían su vida y Ofelia... Ofelia se había perdido en el camino, a saber donde habría terminado.
Andy observaba el techo congelarse, solo se había congelado un poco, pero si esa escarcha continuaba creciendo el techo le caería en la cabeza y moriría, era eso lo que le había dicho Hannah a todo el mundo, que Andy había muerto, pero no de esa manera.
Pudo oir como alguien forzaba la puerta, trataba de abrirla, pero no podía y de ahí los forcejeos, por favor, que sea Elton, por favor que sea Elton.
- Aiuda -susurró Andy a la puerta.
Los forcejeos continuaron oyendose, incluso parecía oirse una llave abriendo la puerta, las esperanzas de Andy no se habían desvanecido del todo, puede que aún pudiera ponerse a salvo.
La puerta se abrió suavemente con una zanahoria en la cerradura, sin duda era Ofelia, que había conseguido entrar en el castillo por algun medio, ella entró en la habitación sin preocuparse de nada, había entrado, Ofelia había entrado, un muñeco de nieve versión mujer.
Ofelia se puso la zanahoria en medio de la cara y empezó a echarle un vistazo a la habitación, nada más empezar encontró a Andy tumbado en la esquina dormido, en estado importante.
- Andy -murmuró Ofelia y se acercó a el.
No sintió nada en especial, tenía casi la misma temperatura de Ofelia no como Kristen o como los trolls que tenían una temperatura ambiente. Ofelia se quedó pensando en que hacer hasta que reparó en la chimenea, apagada ¿Qué alentó a Andy apagar la chimenea?
Vio que Andy tenía la recarga de la chimenea, más ramas para hacer fuego, Ofelia cogió las ramas con ambas manos y corrió a la chimenea, para que cuando su amor verdadero llegara encontrara una escena romántica, desde el punto de vista de Ofelia era una escena romántica, pero para el resto de mortales era una era una escena cutre, pero perfecta para leer. Ofelia tiró las ramas a la chimenea y cuando iba a buscar cerillas se dio cuenta de que uno de sus brazos se había colado con las ramas, ella recuperó el brazo y se lo puso en su sitio. Cuando encontró una cerilla sin usar la encendió, Andy se despertó con el sonido, se despertó con los ojos entreabriertos y con pocas fuerzas.
- Ofelia -murmuró.
A los pocos segundos vio a su amiga tirando la cerilla encendida a las ramas y estas empezaron a arder, Ofelia había encendido su primera chimenea, pero también sería la última si no se movía de su sitio.
- ¡Ofelia, apártate de ahí! -exclamó Andy, comprendiendo la situación.
- ¡Qué fuerte! -susurró Ofelia, que estaba boquiabierta con la chimenea- Así que esto es el calor. Es una PASADA -extendió las manos para ver que textura tenía en fuego ¿Sería aspera? ¿sería lisa? ¿Sería...? Cuando extendió las manos uno de los dedos empezó a arder y Ofelia se asustó, trató de quitarse el fuego de el dedo agitando las manos, y lo consiguió- Pero no se toca.
Corrió hacia Andy y le ayudó a levantarse un poco, lo suficiente para poder caminar y llegar a la chimenea, las piernas de Andy temblaban, solo le pedían que se volviera a tumbar a esperar la muerte, pero eso a Ofelia no se lo podía permitir, no sabía cuanto le había costado llegar hasta el castillo.
Por fin llegaron al calor de la chimenea y Andy pudo sentarse en el suelo.
- Andy ¿dónde está Hannah? -preguntó Ofelia, estaba al lado de él- ¿Qué pasó con el beso?
Cuando Andy abrió la boca para confesar como un niño pequeño se fijó que Ofelia había conseguido una orquídea para adornar su pelo, era parecida a la que llevaba puesta cuando la conoció, pero de color azul.
- Ofelia, yo... me equivoqué -le contestó Andy- no era... amor verdadero.
- Pero vinimos corriendo hasta aquí -dijo Ofelia, triste.
- Ofelia, tienes que irte -le advirtió Andy- te... derretirás.
- ¡No pienso irme de aquí hasta que encontremos un acto de amor verdadero para salvarte! -contestó Ofelia, y se sentó detrás de Andy para que no le diera tanto el calor, tal y como le había dicho Andy- ¿Se te ocurre una idea?
- Ni siquiera sé que es el amor.
- Tranquilo, yo lo sé -le contó Ofelia y se puso a arreglarle el abrigo- El amor es... adaptar las necesitades de otra persona a las tuyas, como por ejemplo, cuando Kriisten te trajo hasta aquí y se marchó para siempre.
Y de pronto recordó a Kristen, el pelo de color paja, su cara pálida y sus ojos que cada vez que le miraba le decía una cosa distinta. Al principio era muy cascarrabias e insoportable, pero luego se volvió más amable, y después le demostraba que le quería: la manera de agarrarse a su brazo cuando Elton hizo aparecer al monstruo y la manera de dirigirse a él...
- ¿Kristen... me ama? -preguntó Andy, sorprendido.
Ofelia se extrañó muchísimo, era obvio, de hecho cuando los conoció pensaba que eran novios, o mejor, marido y mujer, pasa que eran esas parejas que no llevaban el anillo puesto, Ofelia pensaba que habían firmado los papeles necesarios, pero no se habían puesto el anillo.
Se puso a su lado, estaba un poco cerca de la chimenea.
- Caray, -dijo Ofelia- si que es verdad que no sabes nada sobre el amor.
La zanahoria resbaló casi hacia la boca, pero Ofelia se la puso en su sitio.
- Ofelia. -le advirtió Andy, asustado- Te derrites.
- Hay cosas que merecen la pena. -dijo Ofelia, sonriendo. Andy también sonrío, al rato parte de la cara de Ofelia se iba a caer a la chimenea, pero Ofelia se sujetó los lados de la cara a tiempo y los estiró, parecía un payaso siniestro sonriendo- Pero no tiene por que ser ahora mismo.
La ventana se abrió bruscamente haciendo un ruido espantoso que asustó a ambos, Andy estaba temblando porque le estaba llegando el frío de fuera.
- Tranquilo, voy yo. -Ofelia corrió hacia la ventana tropezando con el sofá, y se apresuró en cerrarla- Vamos a salir de esta... Un momento -le había parecido ver algo interesante pero no sabía bien que era, con una punta de hielo hizo su propio catalejo, cuando salió de dudas se alegró por lo que vio- ¡SON KRISTEN Y SYLVIE! ¡VIENEN HACIA ACA OTRA VEZ!
Eso le animó la tarde a Andy, su acto de amor verdadero estaba en camino. Los pensamientos de la muerte habían desaparecido de su mente, su esperanza se había multiplicado...
- ¿En... en serio? -preguntó sorprendido.
- Y tanto, avanzan super rápido.
- Ayúdame a levantarme, -le pidió Andy, tratando de levantarse torpemente- por favor.
- Oh, no, no -le contradijo Ofelia , corriendo hacia Andy- tienes que quedarte aquí y conservar el calorcito.
- Tengo que llegar hasta Kristen -dijo Andy, la chimenea se había apagado.
- ¿Por qué? -preguntó Ofelia, Andy no le contestó, solo se le quedó mirando un momento hasta que Ofelia se contestó a sí misma, entusiasmada- ¡YA SE POR QUÉ! ¡POR AHÍ VIENE SU ACTO DE AMOR VERDADERO... -mientras decía cosas, Ofelia brincaba de alegría y ayudaba a Andy a ponerse de pie- ¡VAMOS!
Tuvieron que irse rápido porque de pronto aparecieron pinchos de hielo en el techo que asustaron a Andy e hicieron que Ofelia gritase.
De un portazo Ofelia abrió la puerta de la habitación y salió corriendo con Andy cogido de la mano, en seguida el príncipe se tropezó y se cayó al suelo, pero su amiga de nieve le ayudó a levantarse y una vez estuvo de pie Ofelia empezó a correr sin soltarle la mano, Andy luchaba por seguirle el ritmo a la vez que la cara de Kristen ocupaba más espacio en su mente.
Pasó una cosa muy extraña, ambas paredes empezaron a cubrirse de escarcha y en cuestión de segundos esa escarcha se convirtió en hielo y salieron unos pinchos largos, puntiagudos y afilados que les cedieron el paso, si hubieran pasado por ahí mientras las paredes se convertían en pinchos habrían muerto los dos atravesados por más de uno.
- Ehh... ¡vayamos por ahí! -dijo Ofelia, dando la vuelta dispuesta a coger el camino contrario, pero le pasó lo mismo, aparecieron los pinchos del demonio, cediendoles el paso por ambos lados, Andy ahogó una exclamación- Estamos atrapados.
Tal vez estuvieran atrapados o tal vez no, cuando Dios cerraba una puerta siempre abría una ventana, y si cerraba también la ventana tal vez luego abría una trampilla secreta, siempre había una trampilla por ahí.
Las ventanas empezaron a cubrirse de escarcha cuando Andy reparó en una de ellas.

Frozen (versión Sp0o_.oky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora