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Hannah era la mujer más feliz del mundo, y Andy se sentía el hombre más afortunado ¿Un Príncipe guapo con una Princesa guapa, de casi su misma edad, que compartían los mismos gustos? ¡A la verga todo! ¡Estaban hechos el uno para el otro!
Y eso se notaba en sus miradas, en la canción que habían cantado, en la conversación que habían tenido...
Ahora mismo, Andy cogía a Hannah fuertemente de la mano en el salón del baile, ella no paraba de sonreir, y su amado se habría paso ante la gente.
- ¡Elton! -exclamaba- ¡Elton!
La gente lo miraba raro, pero, era el Príncipe, un comentario malo sobre el y esa noche la pasas en la cárcel.
Elton ya no estaba cerca del trono de sus padres, al parecer se había animado a bajar y a conocer gente, ahora mismo un par de muchachas se inclinaban ante él con una sonrisa cortejante, pero él no daba señas de caer en sus hechizos de la belleza.
Cuando Elton se giró para ver quien le llamaba, las muchachas se retiraron enfadadas con Andy y a este le empezaron a temblar las piernas.
- Quiero decir Alteza -se corrigió Andy, haciendo una reverencia, Hannah, detrás de él también lo hizo- ¿Me permitís el honor de presentaros a la "Princesa Hannah de las Islas del Sur"?
- Majestad -dijo Hannah, sonriendo, y volvió a hacer la reverencia.
Elton le devolvió la sonrisa.
Andy se puso al lado de su amada, Hannah le cogió del brazo y empezó a decir:
- Pedimos -se dio cuenta de que Andy también lo decía- vuestra -cada palabra que decía uno la decía el otro, así que pararon a reírse y continuaron- bendición
-la cosa no cambió, al final lo dijeron todo juntos- para... ¡para casarnos!
Elton no se alegró ante la noticia, más bien se quedó sorprendido.
- ¿Qué? -preguntó Elton- ¿Casaros?
- ¡Siii! -contestó Andy, cogiendo a Hannah por la cintura y acercándola a sí mismo.
- Perdona -respondió Elton- ¿He oído bien?
Hannah estaba apoyada en el hombro de Andy, mirando a Andy con una sonrisa, a Elton le encantaba el vestido que llevaba Hannah, blanco, con una falda que se daba la vuelta al mínimo giro ¡y como no enamorarse de ella!
- Bueno, tenemos claro todos los preparativos -empezó a decir Andy- Habrá sopa, pavo, helado, y... -se voleó hacia Hannah y la cogió por los hombros, emocionado- ¿Podemos vivir aquí?
- ¿Aquí? -preguntó Elton, estaba alucinando en colores.
- ¡Por supuesto! -exclamó Hannah.
- Podemos invitar a tus doce hermanas a quedarse. -continuó Andy, hablando solo para Hannah- Tenemos espacio de sobra.
- ¡Andy, espera, no te precipites! -exclamó Elton- No se va a quedar nadie a vivir aquí y tampoco nadie se va a casar.
Andy se quedó bastante aplastado con la noticia, Hannah también parecía afectada.
- Espera ¿que?
Elton por un momento parecía arrepentido de lo que había dicho.
- ¿Puedo hablar contigo un momento, por favor? -le preguntó Elton a Andy- ¿a solas?
Andy negó con la cabeza.
- No -contestó Andy, volviendo a coger a Hannah de la cintura, Hannah le cogía del brazo- lo que tengas que decirnos... puedes decírnoslo a los dos.
- Bien -empezó Elton, poniéndose serio- acabas de conocerla, no puedes casarte.
- Si -le contradijo Andy- Si es amor verdadero.
- ¿Qué sabrás tu del amor verdadero?
- ¡Pues más que tu! -contestó Andy- ¡lo único que sabes es dar a la gente de lado!
Para Elton eso fue un golpe bajo que le pilló desprevenido, tuvo que aguantar las lágrimas, pero recuperó la compostura.
- Pedís mi bendición -respondió Elton- pero la respuesta es no -y avanzó unos pasos hacia ellos, causando que se apartaran- Disculpaos.
Elton parecía triste por algún motivo que no quería comentar con nadie. Hannah se acercó a su rey para comentarle algo.
- Si me lo permitís, majes...
- No -le interrumpió Elton, antes de que Hannah terminara de hablar- no te lo permito. Marchaos.
Y se dirigió a los guardias de seguridad, eran dos, un hombre y una mujer de ojos dorados.
- Se acabó la fiesta -les dijo- cerrad las puertas.
- Si. -contestaron los guardias a la vez.
- ¿Qué? -eso lo dijo Andy.
¿Tan pronto se había acabado la fiesta? En la canción que había cantado por la mañana decía que bailaría hasta no poder más ¡esperaba que Elton ordenara bailar mil y un vals para celebrar su casamiento con Hannah! Tampoco había hecho muchos amigos a secas, solo a Ivy, que también era guapa como Hannah. Por cierto, Ivy era sorda y si encima tartamudeaba preferiría no hablar, y hacerlo solo con Hannah, su mejor amiga. Con lo cual había sido de lo más aburrido conocerla.
Tan estupefacto estaba Andy que dejó a Hannah a un lado y corrió hacia Elton.
- ¡Elton, no! -exclamó.
Andy le cogió de la mano a Elton, pero las dos manos llevaban guantes azules oscuros con el símbolo de Arendelle, su querido reino.
Al querer darle a Elton la vuelta, le quitó uno de los guantes sin querer. Elton se volvió desesperante a por el.
- ¡Devuélveme el guante! -exclamó Elton.
Pero Andy no se lo devolvió.
- Elton, por favor -le insistió Andy- no puedo seguir viviendo de este modo.
Elton se había cubierto la mano desnuda con el otro brazo. Y le comentó sin escrúpulos:
- Entonces vete.
Andy se volvió a quedar aplastado, sin saber que decir, si se iba, podría irse a vivir con Hannah y con su amiga a las Islas del Sur y conocer a sus doce hermanas mayores y casarse en la tierra de Hannah, pero no volvería a ver Arendelle.
Elton retomó su camino hacia la puerta, andando con paso dolido hacia ella y dándole la espalda a Andy por tercera vez.
- Dime por favor ¿Qué te he hecho? -le preguntó Andy.
- Basta, Andy. -fue lo que le contestó Elton.
Pero Andy no se iba a quedar aplastado más veces, así que dijo lo que tenía que decir.
- No Elton ¿Por qué me diste de lado? ¿Por qué diste de lado al mundo, Elton? ¡¿De que tienes tanto MIEDO?!
- ¡HE DICHO BASTA! -exclamó Elton.
Y Elton se dio la vuelta, girándose hacia Andy. De la mano que estaba desnuda empezó a salir hielo que congeló el suelo a centímetros de él, poco a poco el suelo se había congelado más y más hasta formar unos pinchos afilados de la altura de una persona adulta cerca de los invitados de la coronación.
Andy estaba alucinando, y el pensando que esas cosas solo se podían ver en los sueños o en los libros. Hannah avanzaba lentamente hacia el, ahora cogida de la mano de Ivy. Las dos estaban preocupadas. Miraban al hielo y luego a Elton, hielo, Elton, hielo, Elton...
Nadie se atrevió a comentar nada al respecto, los niños estaban apegados a sus madres, estas los protegían de cualquier peligro.
Todo estaba en silencio, pero Margaret, la duquesa de Weaseltone, rompió el silencio, se dirigió a sus guardaespaldas y les comentó.
- Brujería, ya sabía que aquí pasaba algo turbio.
Andy seguía alucinando, ahora mismo veía como Elton, temblando giraba el picaporte de la puerta y salía corriendo a fuera como un cohete.
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Elton abrió la puerta de salida y se encontró que había más gente allí. A montones.
Niños y niñas, damiselas guapas y rebeldes, hombres fornidos y elegantes que, al ver que se abría la puerta tan de golpe les pilló desprevenidos a todos el ver al gran Rey Elton de Arendelle, pero se alegraban muchísimo de verle.
Rápidamente, Elton bajó las escalerillas y, como era el rey, la gente le abriría paso sin problemas, así que empezó a abrirse paso con la mano que tenía el guante puesto.
De vez en cuando alguien se inclinaba ante el, y eso le ponía más nervioso, porque la gente esperaba a alguien limpio, un rey que no causara problemas al mínimo movimiento, le daba la impresión de que, si Andy hubiese sido mayor que Elton y le hubieran coronado a Andy en vez de a él, todo sería más tranquilo... al igual que la coronación de su madre Agnes, que semanas después se casaría con su padre Idhún.
En un descuido, un padre que llevaba a su hija en brazos (no debía pasar de los seis meses) y su madre estaba cogida cariñosamente de su brazo se preocupó por el.
- Majestad -le preguntó- ¿Os encontráis bien?
El rey negó con la cabeza, la madre de la niña cogía cariñosamente del brazo a su esposo, y él la miraba con cariño también, con amor, y la niña era lo más bonito que Elton había visto él su vida... ¿y si les hacía algo malo por culpa de sus poderes?
A la que se dio cuenta, Elton había retrocedido muchos pasos y había chocado con una fuente, Elton se agarró a ella y sintió que el borde de la fuente se congelaba. Del susto, el chico se apartó de ella para ver que el agua de la fuente se había congelado también y se había convertido en una figura abstracta y amenazadora que se dirigía a él.
El público observaba anonadados el espectáculo. Pero una voz femenina interrumpió los pensamientos de todos.
- ¡AHÍ ESTÁ! -gritó la voz- ¡DETENEDLE!
Era Margaret, la duquesa de Weaseltone, tenía la cara roja y el ceño fruncido, señalaba a Elton con gesto amenazador y había perdido totalmente la elegancia.
- ¡No os acerquéis por favor! -intentó ordenarles Elton, temeroso, le temblaban las manos- ¡No os acerquéis!
Hubo un estallido en las manos de Elton, sintió que estas explotaban, y de las palmas salió una bala de cañón de hielo disparado en dirección a la puerta.
Sus guardaespaldas se apartaron, pero quedaron inconscientes, Margaret cayó al suelo pero pronto recuperó la conciencia.
- Es... un... monstruo -murmuró- ¡UN MONSTRUO!
Hubieron gritos, Elton no paraba de ponerse nervioso. La pareja con el bebé se alejó más de Elton. Otras parejas hicieron lo mismo, se alejaban del monstruo de Arendelle.
Como la gente ya tenía en la cabeza que Elton era un monstruo no tardaron en hacerle un pasillo cuando empezó a correr. A punto de llorar de la impotencia, Elton se alejaba de su castillo.
- ¡Elton! -le llamaba Andy.
Andy acababa de llegar a la puerta principal que su hermano había cubierto con escarcha.
La capa morada de Elton cada vez estaba más lejos.
Se empeñó en seguirla, en el interior de Andy gobernaba un sentimiento de culpa, se sentía más culpable que otros días y tenía que pedirle perdón a Elton.
Este bajó las escaleras de piedra de debajo del acueducto, con cuidado de no tropezar con su propia capa.
Pero no contaba con que su camino terminaría en un mar de muchos metros de profundidad, se necesitaría ser un muerto viviente o un monstruo marino para cruzar eso.
Elton estaba acabado, ahora Margaret en cuanto recupere la memoria lo meterá en la cárcel y su hermano será coronado rey, vivirá feliz, con Hannah...
Todo sonaba más alegre así, Hannah tenía cara de lista, de tener las cosas claras y de haber leído muchos libros de mayores. Al igual que Andy, el leía muy bien, de vez en cuando, en su infancia se acercaba a su puerta y le leía un cuento.
Elton estaba tan distraído con sus pensamientos que metió un pie en el agua, y en vez de hundirse, el agua se congeló y se convirtió en escarcha a sus pies.
Elton se quedó fascinado.
- ¡Espera, por favor! -continuaba llamándolo Andy, a lo lejos.
¿Qué pasaría si tocaba la escarcha otra vez con la punta del pie? Elton lo probó, tocó con la punta del zapato la escarcha y esta se convirtió en hielo puro, lo suficientemente duro como para que Elton pudiese cruzar al césped que había lejos de donde estaba.
Cruzar.
Empezó a correr hacia el césped. Oía sus propios pasos pisar el hielo que él creaba sin querer en cada pisada que daba.
La capa de Elton estaba ya muy lejos y Andy no podía correr tan rápido.
- ¡Elton, para! -continuó gritando.
Cuando pisó el hielo se resbaló y se hizo daño en el codo y en las rodillas, y empezó a llorar, pero no por el dolor, sino por la pérdida de Elton.
Los pasos de Hannah le animaron un poco.
- ¡Andy! -exclamó, y se inclinó un poco en las piedras congeladas para que Andy le viera.
- No -murmuró Andy.
Cada vez había más hielo que mar, y la capa de Elton era cada vez menos y menos visible.
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El mar se había congelado, y ahora comenzaba a hacer frío y a caer nieve.
La gente se extrañaba de este acontecimiento ¡Nieve en julio! ¡Era lo nunca visto!
Andy estaba abatido, había perdido a su hermano y solo había cruzado un par de frases con el. Hannah tenía las manos heladas y caminaba detrás de Andy.
Trató de acercarse a él.
- ¿Estás bien? -le preguntó Hannah.
- No -le contestó Andy.
Hannah se puso a su lado.
- ¿Sabías esto? -le preguntó Hannah.
Andy le miró y le contestó:
- No
Cerca de ellos en la puerta de entrada encontraron a la duquesa Margaret de Weaseltone, asustada y mirando al cielo. Como no, con sus dos guardaespaldas, un hombre y una mujer.
- Está nevado ¡nevando! -exclamaba- ¡EL REY HA LANZADO UNA MALDICIÓN! Hay que detenerle, ¡tenéis que buscarle!
Andy no tardó en oír eso y se acercó a ella con Hannah detrás.
- ¡Eh, no! -exclamó.
La duquesa se percató de que tenía a Andy delante y se puso detrás de sus dos guardaespaldas, como si se protegiera del coronavirus.
- TU -le preguntó- ¿También eres brujo o algo parecido? ¿También eres un monstruo?
- No, no -contestó Andy- Soy una persona normal y corriente.
- ¡Es verdad! ¡Lo es! -intervino Hannah, y se agarró a su brazo, Andy le sonrío, ella también lo hizo- En el mejor sentido...
- Mi hermano no es un monstruo. -replicó Andy.
- ¡Ha estado a punto de matarme! -exclamó Margaret.
- Resbaló el el hielo -volvió a intervenir Hannah.
- En SU hielo -le corrigió Margaret.
- El no quería esto -dijo Andy- El no quería nada de esto, yo le presioné, yo hice que se fuera, así que debo de ser yo quien vaya a buscarlo.
- ¿Qué? -se le escapó a Hannah de la preocupación.
- Traigan mi caballo -ordenó Andy.
Y Andy se separó de las dos para ir al lado de la doncella que le puso una chaqueta niña fina a los hombros.
Hannah llegó a su lado.
- Andy, no -le detuvo ella- Es muy peligroso.
- Hannah tengo que ir a hablar con mi hermano y arreglar lo que he hecho.
- Iré contigo -se ofreció Hannah.
- No -le volvió a negar Andy- Te necesito aquí, al frente de Arendelle.
- Por mi honor -respondió Hannah, aceptando así su negación.
Andy se subió al caballo, solo le faltaba la lanza para ser el mío Cid, tan seguro, tan valiente el... enfrentándose a sus enemigos con valor.
- Dejo a la princesa Hannah a cargo -anunció Andy a su tierra.
- ¿Podrás con él? -le preguntó Hannah- Andy no quiero que te haga daño.
Andy se río, le daban unas ganas de besarla... estaba buenísima con ese vestido.
- Es mi hermano, Hannah -le contestó- El nunca me haría daño.
Y le ordenó al caballo que se pusiera en marcha para buscar a su hermano en medio de aquel loco temporal, Hannah no podía hacer otra cosa que verlo marchar.

Frozen (versión Sp0o_.oky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora