Capítulo 13

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Voy a ir al infierno.

¡Voy a ir al infierno!

La oscuridad de la habitación me impide ver el rostro de Christian, pero su respiración agitada cosquillea en mi oído. Sus manos no han dejado las mías en ningún momento y eso me resulta tan tierno.

Pero una vez pasada la excitación del momento y la liberación de nuestros cuerpos, él se recuesta sobre mi pecho. Acaricio su cabello para que se duerma y yo pueda hacer una graciosa huida sin ningún tipo de discusión.

Porque entre más lo pienso, más caigo en cuenta que mi impulsividad me ha hecho una mala pasada. No solo me acosté con el chico que se supone debo cuidar poniendo en riesgo mi empleo, sino que además olvidé mencionar ese pequeño e insignificante detalle de la virginidad.

— ¡Rayos! — Gruño para mí misma.

Espero a que él se gire sobre su costado para levantarme con rapidez de la cama. Por fortuna para mí, su habitación tiene un baño y voy a asearme antes de vestirme. Me aseguro que no haya nadie en el pasillo para salir de la casa lo más discretamente posible.

— Mierda... Mierda... Mierda... — El ataque de pánico me golpea tan pronto como cierro la puerta de mi Wanda — ¿Qué hice?

Estoy huyendo, de nuevo. ¿Debería haberme quedado hasta hablar con él? ¿Pero qué digo? ¿Perdón?

Voy directamente a la farmacia por la pastilla de emergencia, luego al departamento a tomar una ducha, lo que sea que me ayude a calmar a mi conciencia que no deja de acusarme.

— Buen trabajo, Ana... — Me digo a mi misma cuando me recuesto en mi cama.

No me preocupa el hecho de haber dormido con Christian, porque fue algo que hice en pleno uso de mis facultades. Lo que realmente me aterra es tener que enfrentarlo mañana, que se de cuenta de mi virginidad perdida, o peor aún... que su familia se entere.

— ¡Es un niño! — Me tallo los ojos con frustración — Eso debe ser algo como Abuso de confianza o algo así, ¡Y su padre es abogado!

Es mi fin. Iré a prisión y luego al infierno por acostarme con el adorable chico ciego que cuido. ¡Y jamás podré pagar mi préstamo!

Intento dormir pero mi mente no deja de darle vueltas al asunto. La pelea con Gretchen, la forma en que ella lo mira me causa escalofríos y me pregunto si alguna vez ha tratado de abusar de él debido a su condición.

Luego recuerdo sus manos cálidas y fuertes sobre mi rostro, lo suave de sus caricias y la forma en que recorría mi cuerpo como si quisiera palpar cada parte de él.

Para el día siguiente me armo de valor y toco la puerta como de costumbre. Esta vez Gretchen abre y se aparta para que yo pueda pasar, ni siguiera me mira cuando lo hago... Miedosa.

Me tomo mi tiempo para subir escalón por escalón hasta la habitación del chico de los ojos grises, golpeo su puerta dos veces y giro la perilla, que de nuevo no tiene seguro.

— ¿Christian?

La habitación está bien iluminada por el sol de la tarde y el chico en cuestión se encuentra sentado al pie de la cama, pensativo.

Mierda, no te acobardes.

— Te estaba esperando.

— Pues ya estoy aquí — Cierro la puerta detrás de mí — Necesito hablar contigo de algo.

— ¿Sobre lo que pasó ayer? ¿La parte del sexo o en la que te vas sin despedirte?

— Ambas — Finjo una sonrisa que dudo que pueda ver — Lo siento mucho, eso no debió pasar, no debí aprovecharme de esa manera y de verdad que estoy arrepentida, si pudiera...

Dejo de hablar cuando lo veo incorporarse de la cama y venir hacia mi. Trago saliva con nerviosismo mientras lo veo detenerse enfrente.

— Si vas a decir que fue un error, no quiero escucharte — Dice molesto.

— No, no — Balbuceo — Lo que quiero decir es que fue mi culpa, se supone que debo protegerte, no... — Hago una seña con la mano hacia la cama.

— ¿Aprovecharte de mi? ¿De qué mierdas hablas? — Una sonrisa divertida se estira en sus labios — ¿Podríamos decir que yo te seduje? Creo que eso me da más crédito.

— ¡No! ¡No vamos a decirle a nadie! No volveremos a hablar del asunto porque voy a renunciar.

— ¿Qué? ¡Por supuesto que no! — Ahora frunce el ceño con molestia.

— Tengo que hacerlo, ¿No lo entiendes? Defraudé la confianza de tu papá, ¡Va a odiarme!

— No va a odiarte, ¡qué dramática! — Da un paso más y me rodea con sus brazos — No le diremos a nadie, si eso prefieres, pero hay algo más que necesito pedirte.

— ¿Algo más? — Mantengo los brazos pegados a mis costados — ¿Qué es?

— Ven conmigo al baile de la fundación.

— ¿Cuál baile? ¿Cuál fundación? — Pregunto confundida.

— Mi mamá organizaba cada año un baile para la fundación Coping Together, para recaudar fondos para mujeres en situación de adicciones y sus hijos. Este es el primer año que el baile se hará sin la presencia de mi madre.

— Oh — Rayos, ¿Y ahora qué digo? No quiero hacerlo sentir mal en un día tan importante — ¿Tengo que llevar un vestido extravagante?

Se ríe de mis palabras y se aparta para mirarme, sus ojos están fijos en los míos.

— No, solo un lindo vestido de noche.

— Bien, ¿Cuándo es el baile?

— El sábado.

— ¿El sábado? ¿Estás loco? ¡Faltan tres días!

— Lo sé. Estaba contando con que dijeras que si serás mi pareja, ya sabes, todos ahí estarán juzgándome y mirándome con lástima.

— Oye, no hagas eso — Lo regaño — Lo que pasó no fue tu culpa, así que si, estaré ahí contigo y seré tu apoyo en el baile.

— Gracias, nena — Pasa sus brazos por mis hombros — Sabía que podía contar contigo.

— Claro, solo recuerda... No diremos una palabra a nadie de lo que pasó, ¿Está bien?

— Como quieras — Encoge sus hombros — Por cierto, eres la mejor niñera que he tenido.

Dios mío.

— ¡Deja de decirlo!

— ¿Qué? Dijiste que a nadie más, y justo ahora estamos solos.

Se aparta de mi para caminar de vuelta a la cama y se deja caer de espaldas. Pasa sus brazos por detrás de su cabeza y dice en un tonillo divertido.

— ¡Vaya forma de perder la virginidad!

¿Qué?

No, no es cierto. ¿Lo sabe? ¿Cómo rayos lo sabe? A menos que...

No, no, no, no... Por favor, no.

— Christian, ¿Eres virgen?

— Ya no — se ríe.

Luz Y Sombras (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora