Capítulo 32

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Un mes después...

Kate lleva otra cucharada de cereal a su boca, pero sus ojos siguen clavados en la figura frente a ella. Me mira por un segundo como si me preguntara algo que no entiendo y vuelve a posar la vista sobre él.

— ¿Kate? — Arquea una ceja y vuelve a tomar una cucharada de su cereal integral.

El sonido de un claxon que se escucha afuera del departamento interrumpe el momento y el chico de los ojos grises se levanta de la silla alta para tomar su mochila del sofá.

— Llegaron por mi. Adiós, nena — Besa mi mejilla — Kate.

Cuenta los pasos hasta la puerta y sale del departamento para ir a la academia de música en la cual trabaja. Debe ser un buen maestro si tiene todo su horario ocupado con clases para niños.

— ¿Aún vas a decirme que no es cierto? — Habla por fin la rubia.

— Es que no lo es... Exageras — Bebo un sorbo de mi jugo de naranja para evitar la mirada de mi amiga.

— ¡Él vive aquí, Ana!

— Claro que no, solo se está quedando unos días — Voy a la cocina a dejar mi vaso de jugo y tomo el plato que dejó Christian en la encimera — Se queda a dormir algunas noches porque estamos más cerca de su trabajo que la casa de su padre.

— No me molesta que esté aquí, sabes que no paso mucho tiempo en el departamento — Me señala con su cuchara — Pero si han decidido vivir juntos y no me lo has dicho me voy a enojar mucho contigo, Steele.

— Te digo que no, ¿Cómo podría ocultarte algo así?

Voy de vuelta a mi habitación para terminar de vestirme porque casi es hora de ir a la editorial. Recojo el suéter de Christian que se quedó sobre la silla y lo doblo para ponerlo en un cajón del clóset.

— Rayos — Susurro mirando mi ropa apretujada contra un extremo de la pared — Tiene demasiada ropa aquí.

— Te lo dije — Se ríe la rubia desde mi puerta abierta.

— Esto no significa nada — Señalo su lado del clóset — Solo que a veces deja aquí algo de ropa y...

— Decides lavarla y acomodarla en tu habitación hasta que el chico necesita otro cambio de ropa limpia.

Abro la boca dispuesta a defender a mi novio, pero nada sale. Kate tiene razón... Christian ha estado aquí todos los días de las últimas dos semanas y no lo había notado.

— Ya te lo dije, no hay ningún problema porque Christian me agrada, solo mantenlo lejos de mi cereal, ¿Estamos de acuerdo?

— Sip.

Kate cierra mi puerta y la escucho entrar a su cuarto, así que me tomo un momento para sentarme en la orilla de la cama y observar mi habitación.

No solo la ropa de Christian ocupa la mitad de mi espacio, sus tenis favoritos están junto a los míos y su delicioso perfume se encuentra con mis cosas sobre la cajonera.

¿Debería pedirle que se marche? No, no tengo el corazón para hacer eso, sobre todo cuando luce tan cómodo durmiendo en mi pequeña cama.

Ya que terminé de pagar el préstamo escolar, podríamos rentar un departamento pequeño pero eso implica que tengamos una charla muy seria sobre el futuro y me parece que es muy pronto para eso.

— ¿Qué debo hacer? ¿Echarlo?

Me dejo caer de espaldas un momento, pero mi amiga vuelve a golpear mi puerta antes de asomar la cabeza.

— Se te va a hacer tarde y recuerda que tu escarabajo no pasa los 60 kilómetros por hora.

— Agh...

Me levanto para cambiarme rápido, recojo mi cabello en una coleta y tomo la mochila con el manuscrito que estuve leyendo anoche con las anotaciones para el señor Hyde.

— ¿Ana? — Hanna se recarga en el escritorio para mirarme — Algunas chicas y yo iremos por tragos, ¿Quieres venir?

— Me encantaría pero no puedo, tengo que recoger a mi novio en su trabajo.

— Oh — Sus cejas se arquean en un gesto de sorpresa — Será en otra ocasión.

Miro la hora en mi móvil para comprobar que es mi hora de salida, así que me despido de Hanna y lanzo mis cosas dentro de la mochila.

Conduzco algunas calles hasta el centro de Seattle donde se ubica la academia de música, luego estaciono asegurándome que el lado del copiloto queda del mismo lado que la acera.

Son apenas las 5:26 de la tarde, pero Christian ya debe estar esperándome como lo ha hecho los últimos días. Camino por el vestíbulo y lo encuentro sentado aún frente al piano de la amplia sala.

— ¿Bebé? Es hora de irnos.

— Estoy listo.

Levanta la mochila del piso, baja la tapa del teclado y acomoda el banquillo para venir hacia mi. He notado que le gusta que entrelace mi brazo con el suyo para guiarlo discretamente cuando caminamos, de esa forma lo llevo hasta Wanda.

— ¿Quieres cenar pizza? — Pregunta cuando pone su mochila en el asiento trasero.

— Si, claro... — Respondo sin dejar de mirar la calle — También necesito hablar contigo sobre algo.

— ¿De qué?

Conduzco hasta una pizzería que tiene autoservicio y encargo dos pizzas de pepperoni con extra queso. Mientras esperamos nuestro pedido, gira en el asiento para tratar de mirarme.

— ¿Qué era eso que querías decirme?

— ¿Eh? — Balbuceo tratando de ganar tiempo. ¿Debería decirle?

Sus ojos grises se fijan en los míos de esa forma en la que siento que puede verme con claridad y me pregunto si su visión ha mejorado algo con el tiempo.

— Necesito comprar más cereal, ¿Te parece si me detengo rápido en el supermercado?

Sus cejas se fruncen ligeramente como si no entendiera mis palabras, así que sonrío para que él también lo haga.

— Claro — Estira su mano para tomar la mía y besarla.

— Entonces esperemos la pizza y vayamos a casa, bebé.

Luz Y Sombras (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora