— Por fin llegas.
Me dice Kate cuando abro la puerta del departamento. Lanza otro puñado de palomitas de maíz en su boca y vuelve su vista al televisor.
— Tu novio vino a verte, pero le dije que no estabas.
— ¿Christian vino? — Casi corro hacia ella para mirarla — ¿Qué dijo?
— Solo preguntó por ti y le dije que estabas en tu nuevo empleo — Sonríe divertida — ¿Quieres palomitas?
— No, gracias. ¿Qué más te dijo?
— Nada, solo que luego vendría a verte, ¿Por qué?
— Es que no lo he visto en varios días y...
— ¿Lo extrañas? — Kate se ríe — ¡Estás enamorada del chico!
— Lo sé — Yo también me río — Es extraño, ¿No?
— Nah... — Me ofrece de nuevo el tazón de las palomitas — Me alegra que hayas encontrado a alguien que te hace feliz.
— Si, él es especial.
— ¿Segura que no tiene un hermano? — Arquea una ceja — Alguien igual de lindo que él.
— Si lo tiene, pero es un grandísimo idiota.
— Bueno... ¡Qué se le va a hacer! — Encoge los hombros — ¿Y un primo?
— No lo sé — Termino aceptando de sus palomas — No conozco a toda su familia. De hecho tiene una hermana que no conozco.
— Podrías conocerla el día de la boda — Se ríe y me lanza unas palomitas a la cara.
Después de la película y otra bolsa de palomitas con mantequilla extra, tomo una ducha y voy a dormir un poco aunque realmente no descanso. No dejo de pensar en Christian y en la razón por la que está actuando tan raro.
¿Debería insistir? ¿Le doy espacio? ¿Espero a que él venga a buscarme?
Termino de alistarme para mi primer día de trabajo, desayuno algo rápido mientras Kate termina de maquillarse para que me deje en la editorial antes de ir a su trabajo.
— ¿Paso por ti? — Pregunta de nuevo cuando bajo de su auto.
— No, gracias, volveré en el autobús — Voy a cerrar la puerta, pero luego lo recuerdo — Si Christian me busca, ¿Le dirías que me espere?
— Claro — Levanta su pulgar — Lo amarraré a una silla de ser necesario.
— ¡Gracias, Kate!
Ser asistente del señor Hyde es casi el mejor trabajo del mundo porque puedo leer libros de diversos géneros y luego ayudar a publicarlos, aunque por el momento también tengo que cumplir con traer el almuerzo y el café del editor.
Estoy tan entretenida con los manuscritos que no me doy cuenta que es la hora de salir hasta que Hanna, una de las chicas en el cubículo frente a mi escritorio me avisa.
— Nos vemos mañana, Hanna. Hasta mañana, señor Hyde.
Pongo mis cosas en la mochila y saco el contenedor de galletas que traje conmigo para calmar mi hambre hasta que pueda llegar a casa. Espero el autobús que me lleva al departamento y casi 20 minutos después estoy cerca de casa.
Camino distraídamente mientras reviso los mensajes en mi móvil, pero solo son mensajes de Papá y de algunas de las chicas de la editorial que planean salir por unos tragos mañana.
— ¿Señorita Steele? — Me llama un hombre recargado en un auto.
— ¿Si? — Giro para verlo, pero no lo hago completamente porque reconozco el auto.
El chofer se acerca a abrir la puerta trasera del auto, pero Christian ya está empujándola para salir.
— ¡Christian!
— Hola, bebé — Sonríe y estira los brazos hacia mi.
— ¿Dónde estabas? — Reclamo cuando me acerco a abrazarlo — Fui a buscarte y no estabas en casa.
— Si, he estado algo ocupado.
Se acerca para besarme y por un momento considero apartarlo para que me explique qué rayos está pasando, pero lo dejo ir cuando sus labios presionan los míos.
Mis manos inquietas suben a su cabello cobrizo para acariciarlo, hasta que un carraspeo nos obliga a separarnos.
— ¿Joven Grey? ¿A qué hora desea que vuelva?
— Dos horas.
— Bien. Con su permiso — El hombre sube de nuevo al auto lo más rápido que puede.
— ¿Te quedas a cenar?
— Si.
Tomo su brazo para guiarlo conmigo hasta el departamento y luego someterlo a un exhaustivo interrogatorio como castigo por haberme preocupado de esa forma.
Antes de que pueda poner la llave en la cerradura, la puerta se abre y Kate nos mira con malicia.
— Ana, Christian... — Se hace a un lado para que pasemos — Tengo que salir un rato... Pásenla bien.
Guiña un ojo y sale del departamento con una gran sonrisa. Estiro su brazo para llevarlo a la sala para que podamos hablar.
— ¿Le pasa algo a tu amiga?
— Está feliz de verte, igual que yo.
— ¿Qué tan feliz estás de verme? — Arquea su bonita ceja.
— Primero dime qué has hecho estos días, fui a buscarte a Bellevue y Bertha dijo que habías salido muy temprano en la mañana.
— ¿Ahora son amigas?
— No, contesta la pregunta.
— Bien, te lo diré. Por eso estoy aquí.
Pasa las palmas de su mano por la tela de su pantalón con un gesto de nerviosismo y yo presiono mis labios con fuerza para no apresurarlo.
— He estado pensando en lo que puedo hacer con mi vida y para conseguir lo que quiero en el futuro que no implique vivir con mi padre. O de su dinero de por vida.
— ¿Mi papá tiene que ver con eso? — Lo veo dudar un poco antes de responder.
— Si, pero no es el único que lo ha mencionado en los últimos días. También mi papá quiere saber qué haré con mi vida, de hecho piensa que podría terminar la universidad.
— ¿Y qué quieres hacer tú?
— Sabes que estoy limitado para realizar muchas cosas debido a mi... — Señala su cabeza en lugar de terminar la oración — Y lo único que puedo hacer por el momento y en lo que soy bueno es el piano.
— Okey — Digo para que continúe.
— Tengo un empleo — Sonríe divertido — ¿Puedes creerlo?
— ¿Si? — Sonrío porque se ve muy emocionado.
— Voy a dar clases de piano en una academia de música. No es un gran empleo, pero tengo que empezar en algún lado, ¿Verdad?
— ¡Claro que sí! Eso es genial, Christian — Me acerco para abrazarlo.
— Ahora si dime, ¿Qué tan feliz estás de verme? — La comisura de su boca se eleva en una sonrisa sexy.
Me levanto del sofá y tomo su brazo para que se levante conmigo para ir a mi habitación.
— Déjame demostrarlo...
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Luz Y Sombras (Versión Fanfic)
FanfictionEs solo un trabajo, ¿Cierto? El trabajo más sencillo y una buena paga solo por leer libros a un chico. Sin embargo, siento que hay algo más que no se menciona en el pequeño anuncio del periódico. Pero como ya he aceptado el empleo, tendré que descub...