Capítulo 35

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Tres años.

Tres largos años fue el tiempo que le tomó a Christian proponerme matrimonio. Y no es que estuviera presionándolo para hacerlo, es solo que aún recordaba esa conversación que tuvo con Kate sobre estar listo.

Ni siquiera tenía qué preguntarlo. Yo estaba segura de que pasaría el resto de mi vida con él desde el momento en que decidimos vivir juntos y nada ha cambiado desde entonces.

— ¿Estás llorando? — Se queja Kate trayéndome de vuelta al presente.

— No.

— Más te vale que no estés arruinando tu maquillaje.

— No lo hago — La miro por el reflejo del espejo — Solo estaba pensando.

— ¿En qué?

— En lo mucho que han cambiado algunas cosas, como el hecho de que ya no huyes de Elliot.

— Parece un buen tipo, pero aún no estoy segura de que sea lo que necesito. Y ya que lo mencionas, ¿Qué rayos le pasa a la sirvienta?

— ¿Gretchen? — Tengo que presionar los labios para no reír — Tenía un enamoramiento con Christian y creo que también con Elliot.

Kate apoya sus manos en mis hombros para llamar mi atención y sonríe divertida.

— Será mejor que nos cuidemos las espaldas. Es hora de hacer esto, Ana.

Mi amiga toma el pequeño ramo de rosas que llevaré y abre la puerta de la vieja habitación de Christian para que yo pase.

Ésta será una pequeña boda sencilla y a nuestra manera, por lo que solo nos tomó un par de meses organizar todo con la ayuda de nuestros amigos y familia.

Puedo ver a mi padre tan pronto como bajamos por la escalera. Él y Carrick Grey charlan de alguna cosa sobre la pesca en ésta época del año, pero no les presto demasiada atención porque estoy buscando al chico de los ojos grises.

— ¿En dónde está Christian? — Pregunto a nadie en especifico.

— En la cocina — Dice papá sin apartar la mirada de su nuevo mejor amigo.

— Bien.

Giro por el pasillo pero me detengo a unos pasos cuando veo a mi prometido y a la chica rubia que desliza sus manos por su pecho. ¿Qué rayos?

— ¿Estás seguro de esto? — Pregunta ella.

— Si.

— Sabes que siempre voy a apoyarte, incluso si quieres huir a la mitad de la boda.

— No quiero hacer eso.

— ¿Ella es buena contigo?

— Si — le acomoda la corbata de moño un par de veces.

— Es que creo que es muy pronto, apenas tienes 21.

— Y soy más grande que tú — Frunce las cejas en un puchero — ¿Vas a darme el mismo discurso que Elliot?

Antes de que ella pueda responder, me aclaro la garganta para que sepan que estoy ahí y la chica pueda quitar sus manos de mi casi esposo.

— ¿Bebé? — Christian estira su mano hacia mi — Ven aquí, déjame presentarte.

— Claro.

Me acerco para tomar su mano y mirar bien a la rubia, ella es demasiado joven, seguramente tiene 18 o 19 años.

— No esperaba que se conocieran en estas circunstancias, pero es mejor tarde que nunca. Ella es Ana Steele — Besa el dorso de mi mano — Bebé, ella es Mía, mi hermana.

— ¡Oh! — Había olvidado el asunto de la hermana.

— Si no te molesta, creo que yo lo llevaré al altar. Es lo que mamá habría querido.

— Gracias por estar aquí.

— No me lo habría perdido por nada

La chica me estrecha fuerte en un abrazo que me hace sonreír. Ahora tengo una hermana, bueno, dos si cuento a Kate.

La idea original era que Christian y yo camináramos por el pasillo juntos, pero ahora que está su hermana aquí pueden hacerlo juntos. Yo me sostengo del brazo de papá mientras esperamos nuestro turno de salir.

Christian y Mía sonríen todo el camino y yo espero impaciente para reunirme con él. Mi preocupación principal es que se sienta aturdido como cuando estuvimos en la gala por primera vez.

— ¿Bebé? — Mi chico estira sus brazos para tratar de alcanzarme.

— Aquí estoy.

Me aseguro que nada pueda hacerlo tropezar cuando nos detenemos frente al padre que va a oficiar la ceremonia y luego miro a sus ojos en todo momento.

Después de decir Acepto, las lágrimas comenzaron a correr por mi rostro como si hubiera dejado abierta una llave, pero son lágrimas de felicidad.

— Prometo que haré todo lo posible por hacerte feliz — Le susurro cuando esperamos para firmar el acta de matrimonio.

— Yo debería estar prometiendo eso — Su ceño se frunce ligeramente.

— Bien, ambos podemos prometerlo, ¿Te parece bien?

— Bien. Pero soy quien se hace cargo de ésta familia, no lo olvides bebé.

Quiero renegar de sus palabras, pero sé que es importante para él saber que puede hacerse responsable. No es que quiera quitarle autoridad, solo intento aligerar la carga para ambos.

No lo dice, pero sé que perdió la esperanza de recuperar su vista. Ha tenido algunos progresos, pero nada significativo y eso le ha causado más frustración. Al final se cansó de esperar y terminó poniéndose sobre su rodilla con ayuda de Elliot.

¿Quién lo diría?

Cuando hemos firmado y finalmente es mío, vamos hasta la pista de baile improvisada en el centro junto a la banda. Lo único que quiero en este momento es bailar con mi esposo.

— Iremos despacio, bebé — Nos llevo hasta el centro de la pista — Agárrate bien de mi.

— Claro.

Recuesto la cabeza sobre su hombro, amando el hecho de que es algunos centímetros más alto que yo y encajamos perfecto. Lo abrazo por la cintura pero las suyas se aferran a mi cadera.

— Señor Grey — Lo regaño — ¿Qué hace?

— Soy un pobre chico ciego, señora Grey, tengo que sostenerme fuerte de algo firme.

— ¿Por eso tus manos están en mi trasero?

— Dijiste que me agarrara bien — Se ríe — No especificaste de dónde.

— Christian... — Intento sonar seria, pero no puedo evitarlo — Nuestros padres están justo ahí, mirando.

— Sé que mi papá no tiene ningún problema con eso, bebé. Podría decirse que es su culpa que estés aquí hoy.

Levanto la cabeza de su pecho para mirarlo, los dos tenemos grandes sonrisas en nuestros rostros.

— Me hizo una oferta que no pude rechazar — Cito aquella famosa frase — Me ofreció un empleo donde la paga era buena... Muy buena.

Luz Y Sombras (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora