Christian.
— Te lo digo, está actuando muy extraño.
— ¿Extraño, cómo? — Pregunta Elliot del otro lado de la línea.
— Evitándome — Digo con frustración.
— Podría ser que tiene mucho trabajo, ¿No? Se tomó una semana de vacaciones por la luna de miel, es comprensible que tenga trabajo acumulado.
— No lo sé — Suspiro.
— Han estado casados dos semanas, no creo que esté arrepintiéndose de eso... ¿O si?
Pregunta y no me pasa desapercibida la duda en su tono de voz. Mierda, ella no va a dejarme porque estoy esforzándome por ser el esposo que ella merece.
— Espero que no. De todas formas, necesito encontrar el momento oportuno para hablar con ella.
— Tienes razón, pero no la presiones, no olvido que tu esposita golpea duro.
— No va a golpearme, idiota. Pero voy a evitar hacerla enojar.
Termino la llamada y dejo caer el móvil a mi lado, en la cama. Estoy algo cansado del viaje de la semana pasada y todo ese sol ha lastimado mis ojos. Me cubro el rostro con el brazo para dejar que baje el dolor de cabeza, pero en cuestión de minutos me quedo dormido.
No soy consciente de cuánto tiempo ha pasado cuando vuelvo a abrir los ojos, pero ya no me duele la cabeza. Estoy sobre mi costado izquierdo y lo primero que captan mi atención es la alianza dorada en mi mano.
Mi esposa.
¿Por qué está actuando así? ¿Será que ya pasó el encanto y la emoción del matrimonio? Tengo qué pensar en algo rápido, como ella lo hizo cuando casi cometo el error de alejarla.
— Estúpido Elliot, solo causándome problemas.
Me levanto de la cama cuando escucho ruidos desde la cocina porque supongo que dormí hasta la hora de la cena. Esta es mi oportunidad para confrontarla.
— ¿Bebé? — La llamo.
— Siento llegar tarde, tuve que pasar al departamento de Kate... Por unos escritos que dejé ahí — Dice sin mirarme.
¿Escritos? ¿En casa de Kate?
— ¿Los olvidaste ahí...?
— Si... No. Hmm, ella los tomó por accidente de mi oficina.
— ¿Cuándo estuvo Kate en tu oficina? — Rodeo la barra de la cocina para seguir preguntando.
— La última vez... Te lo dije, cuando ella fue a llevar eso que me regaló — Balbucea sacando sartenes del gabinete — Estoy segura que te mostré el regalo.
— No. No recuerdo que mencionaras algo así.
— Esa lencería roja que usé nuestra noche de bodas — Gira para verme con las mejillas rojas de vergüenza.
¿Por qué se avergüenza?
— No lo recuerdo, bebé. ¿Cómo sabría yo que era roja?
— Tienes razón, olvidé decirte el color — Gira de nuevo hacia la estufa — ¿Pasta?
— Claro.
Me recargo en la barra buscando las palabras adecuadas para preguntarle, pero creo que no hay forma sutil. Tendré que usar la carta del esposo ciego para evitar su enojo.
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Luz Y Sombras (Versión Fanfic)
FanfictionEs solo un trabajo, ¿Cierto? El trabajo más sencillo y una buena paga solo por leer libros a un chico. Sin embargo, siento que hay algo más que no se menciona en el pequeño anuncio del periódico. Pero como ya he aceptado el empleo, tendré que descub...