Capítulo 29

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Estuve a punto de volverme loca porque Christian no me llamó ayer para avisarme que estaba de vuelta en casa, pero supongo que lo hizo o el señor Carrick me habría llamado.

De todas formas, desayuno algo ligero y tomo una ducha antes de subir a mi escarabajo para ir a Bellevue. No quiero parecer ansiosa, pero necesito verlo y saber que está bien.

Estaciono donde siempre y bajo para ir a tocar la puerta. Espero un poco a que la rubia odiosa abra, y cuando lo hace, tiene una expresión de fastidio.

— Él no está — Me gruñe.

— ¿Cómo que no está? ¿A dónde fue? — Intento abrirme paso y sorprendente ella retrocede.

— No lo sé, salió ésta mañana con el señor Grey.

Me detengo para mirarla de frente y saber si está mintiendo o no, ¿Aún cree que tiene una oportunidad con Christian? ¿Debería confiar en ella?

— Llama al señor Carrick si no me crees.

— Lo haré.

Regreso mis pasos hacia la salida, alejándome lo suficiente para hacer la llamada al móvil de mi suegro. Dos timbres después, escucho su voz del otro lado de la línea.

— Ana, buen día.

— Bien día, señor Grey. Disculpe que lo moleste tan temprano, pero quería saber si Christian estaba con usted.

— Oh, no — Dice y por un momento contengo la respiración — Le pidió al chofer que lo llevara a algún lugar, no recuerdo cuál... Pero ha estado ahí toda la mañana.

— Vaya... Bueno, supongo que lo veré después. Gracias señor Grey.

— De nada, que tengas buen día.

Termina la llamada, pero aún me siento un poco inquieta. ¿Por qué no me llamó? ¿A dónde fue? ¿Qué es tan importante que sale de su casa temprano en la mañana?

Regreso al departamento porque necesito volver a enfocarme en el asunto de un nuevo empleo que me permita abrirme paso en el mundo de las editoriales, pero mi atención vuelve cada poco tiempo al chico de los ojos grises.

¿Debería regresar a Bellevue? ¿Y si lo llamo a la casa? ¿Gretchen me dejaría hablar con él?

— Dios... — Dejo caer mi cabeza contra la madera de la mesa — ¿Qué se supon que haga?

— ¿Sobre qué? — Pregunta Kate saliendo de su habitación.

— ¿Estabas aquí? No te escuché llegar.

— Lo siento — Se ríe — Llegué en la madrugada y ya estaban durmiendo. ¿Cómo te fue en la graduación?

— Bien. Papá y Christian me acompañaron, estaba preocupada por que se conocieran pero todo resultó mejor de lo que imaginé.

— ¡Me alegro! — Sonríe divertida — ¿Y qué estás haciendo ahora?

Señala con la cabeza hacia la pantalla de su laptop, al documento en word que estoy editando para enviarlo por correo electrónico.

— Actualizo mi currículo porque necesito empleo en alguna de las editoriales.

— ¿Quieres que mi papá te haga una recomendación? Seguro que eso te ayuda a conseguir algo.

— No te preocupes, enviaré lo que tengo y dejaré el resto al destino — Me río.

Después de enviar esos cuatro correos electrónicos, Kate y yo decidimos poner una película en la tele para relajarnos con una tarde de chicas. O por lo menos lo intento, porque no puedo dejar de mirar la hora en mi móvil.

De nuevo no tengo noticias de Christian y eso me hace sentir un poco ansiosa. Me pregunto si debería llamar de nuevo al señor Grey, pero tampoco quiero incomodarlo con mi insistencia.

Supongo que papá tiene razón, soy muy protectora con Christian, y me pregunto por qué de pronto parece que está evitándome. ¿Ray lo asustó?

Rayos.

— ¿Te llevo? — Kate agita su mano frente a mi rostro — ¿Ana?

— Si... Si, por favor.

Aliso mi falda de vestir negra y tomo las carpetas con mis documentos para ir a mi entrevista de trabajo en el Seattle Independient Publishing. Tengo tres días sin saber de Christian, pero no puedo quedarme afuera de su casa a esperarlo. No cuando parece que por fin obtendré el empleo que quiero.

— ¿Quieres que pase por ti más tarde? — Kate estaciona frente al viejo edificio.

— No, estaré bien. Tal vez me contraten y deba quedarme — Sonrío antes de bajar de su auto.

— Llámame si necesitas algo — Agita su mano hacia mi y vuelve a poner el marcha su auto.

— Concéntrate, Ana, no lo arruines — Golpeo mis mejillas — No es momento de distraerte, necesitas este empleo.

Camino hasta el mostrador donde una chica rubia se limpia las uñas con un lápiz. Ni siquiera me mira.

— Buen día, tengo una entrevista con el señor Hyde.

— Segundo piso — Señala hacia la escalera a su izquierda.

Subo las escaleras y camino entro los cubículos hasta la única oficina, las letras doradas en la puerta anuncian al editor en jefe Jack Hyde.

Golpeo su puerta y espero a que él hombre aparezca pero no es como lo imaginé. Un hombre bajito y calvo me hace una seña para que lo siga dentro de la reducida oficina hasta la silla frente a su escritorio.

— ¿Anastasia Steele? — Yo asiento — Revisé su currículo y tengo que decir que las referencias hablan muy bien de usted. Sobre todo el señor Grey, así que voy a darle una oportunidad para el puesto de asistente. Felicidades, señorita Steele.

— Gracias.

Estrecho la mano del hombre, luego comienza a hablarme rápidamente de mis funciones y las otras áreas de la editorial con las cuales tendré que trabajar. Cuando vuelvo a ver la hora, es más de medio día.

— Puedes irte por hoy, te espero mañana temprano.

Me despido de mi jefe rápidamente para ir al escritorio por mis cosas. Estoy hambrienta, por lo que considero comprar algo rápido en alguna de las cafeterías de aquí cerca.

Paro en el semáforo a esperar la luz roja y cruzar la calle hasta la tienda de enfrente, cuando un vehículo muy familiar pasa frente a mi y lo reconozco al instante.

— ¡Christian! — Le grito, pero obviamente no logra escucharme.

El chofer de su padre conduce y él va en el asiento trasero con la cabeza recostada en el cristal. Luce exhausto. Si no fuera porque mi Wanda se encuentra en el taller por una reparación, iría tras él para saber qué ocurre.

Tendré que esperar.

Luz Y Sombras (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora