Capítulo 34

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Kate no mentía con lo de venir a nuestro nuevo departamento por las noches, no importa si salió del tarde del trabajo o si va de camino a una cita, ella está aquí tres o cuatro días de la semana.

— Déjame ser honesta, Chris — Escucho su voz que proviene desde la pequeña cocina de nuestro departamento — Ana podrá decir que está de acuerdo con todo lo que dices, pero créeme, quiere un anillo en su dedo.

— Lo sé — Escucho a mi chico decir — Es solo que no estoy listo.

Mi corazón se aprieta con sus palabras. Sé que es muy pronto, que somos muy jóvenes aún y que nuestras carreras apenas están iniciando, pero el dolor en su voz me afecta.

Christian se ha vuelto más independiente ahora que vivimos en este lugar, podría decir incluso que no le fue difícil memorizar cada aspecto de nuestro hogar y llegar a su trabajo es solo caminar en torno a la cuadra. Pero no quiero agregar presión innecesaria, y en éste momento, pensar en matrimonio lo es.

— Lo entiendo. No digo que tengas que proponérselo hoy, o mañana. Solo quiero asegurarme que suceda porque ambos son mis amigos y sé que son felices juntos.

— ¿Crees que pueda hacerlo?

— Por supuesto, no tengo dudas que ella dirá que si.

— No, me refiero a mi. ¿Crees que yo podré hacerla feliz?

— ¡Claro que sí, hombre! Necesitas creer más en ti porque jamás vi a mi amiga tan contenta y créeme que ha tenido a muchos chicos intentándolo.

— ¿Qué?

Rayos, Kate.

— Me refiero a que nadie llamó su atención antes — Corrige rápidamente — Ya tienes a la chica, Chris, solo falta que estés listo.

— ¿Y si nunca lo estoy?

— ¿De qué hablas?

— Estuve consultando a un especialista en los últimos días y aún no hay esperanzas para mí. Nada. Ni siquiera una cirugía podría regresarme la vista pronto.

— Vas a esperar a recuperar la vista... — Afirma Kate.

— Si.

— ¿Por qué?

— Porque quiero ver su expresión cuando se lo pida, no solo un montón de imágenes borrosas.

— Supongo que tienes razón — La escucho palmear su hombro — Solo no te tomes demasiado tiempo, ¿Esta bien? Quiero lucir joven y fabulosa cuando sea la dama de honor.

Asomo la cabeza por la puerta de la habitación para ver a Kate recargada sobre la espalda de Christian, su mano acaricia su espalda con un gesto que parece reconfortarlo.

Mi pobre chico.

— ¡Kate! — Grito para que sepan que voy a acercarme — ¿Dejé la caja con mi colección de llaveros en tu departamento?

Camino hacia ellos y me detengo en medio de la sala con los brazos en la cadera. Ambos estiran sonrisas forzadas en sus rostros.

— ¡Uy! Echaré un vistazo y la traeré mañana cuando venga a cenar.

— Bien.

Antes de que pueda caminar a la cocina, el timbre de nuestro departamento suena y no puedo evitar el suspiro de fastidio. ¿De nuevo?

Abro la puerta y le lanzo una mirada al rubio sonriente frente a mi puerta con una lámpara en sus manos. La misma que estaba en una habitación en su casa de Bellevue.

— ¿Una lámpara? — Le gruño.

— Si. Creí que tal vez Christian la quisiera poner en su mesita de noche.

— Junto con la otra lámpara... Y el reloj despertador...

— Si, eso — Dice pero está mirando por encima de mi hombro hacia la cocina.

— ¿Quieres...? — No termino la frase cuando él ya está pasando por mi lado.

Jamás lo habría imaginado. Elliot ha estado apareciéndose por aquí con la excusa de traer cosas de Christian para poder ver a Kate. Es como su estuviera vigilando a que ella esté aquí para hacer su gran entrada.

— La próxima vez podrías traerme una cafetera — Señalo el objeto de cerámica en mis manos — Ahora tengo más lámparas que mesas donde colocarlas.

Elliot sonríe cuando se coloca junto a Kate, pero mi amiga pone los ojos en blanco y se aleja de ellos. Al rubio no le queda más remedio que sentarse junto a su hermano.

— Elliot

— Christian.

— ¿Qué trajiste ahora?

— La lámpara de Mía — Se ríe.

— Imbécil — Mi chico sacude la cabeza cuando se ríe.

— Supongo que te quedas a cenar — Saco un plato extra para él — ¿Me ayudas a servir las copas?

Señalo con la cabeza hacia el gabinete donde Kate está recargada. Debería seguir enojada con él, pero es muy divertido verlo seguir a mi amiga por todos lados como un pequeño cachorro.

— Me encantaría una cerveza en este momento, ¿A ti no? — Me pregunta mientras rodea la barra de la cocina para alejarse del rubio — ¿Christian? ¿Una cerveza?

— No — Mi chico agita su mano — Estoy bien, pero seguro Elliot podría hacerte segunda.

Los ojos de mi cuñado brillan ante la propuesta.

— Supongo que está bien. No quiero volver a casa tan temprano en un sábado por la noche — Kate encoge los hombros — Andando chico, tu invitas los tragos.

Mi amiga regresa al sofá por su bolso y yo aprovecho el momento para levantar mis pulgares hacia mi odioso cuñado. No estoy preocupada por Kate, ella prometió hacerlo sufrir un par de semanas más antes de considerar seriamente alguna de sus propuestas.

— ¿Por fin se fueron?

— Si.

— ¿Tenemos el departamento para nosotros solos?

— Así es. ¿Tienes algo en mente? — Paso los brazos por su cuello para besarlo.

— Algo se me ocurrirá — Sonríe divertido.

— Te ves algo desanimado, ¿Estás bien?

— Si.

Dice pero sé que no es cierto. Lo conozco, su cabeza aún está pensando en lo que tiene qué hacer para hacerme feliz o lo que supone que necesito.

— No estoy muy segura de querer a tu hermano con mi mejor amiga — Cambio el tema para tratar de hacerlo sonreír — Tal vez debería romperle la nariz otra vez solo para que no pierda la costumbre.

— Bebé, no sabes lo mucho que me gustaría ver eso — Se ríe — Pero creo que tendrás que perdonarlo antes de que llene nuestro departamento de más cosas innecesarias.

— ¿Cosas innecesarias? Solo voy a sugerir que necesitas un piano. Si él puede traerlo hasta este piso por las escaleras, lo dejaré en paz.

Me parece justo.

Luz Y Sombras (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora