Capítulo 27

3.9K 482 43
                                    

— ¿Papá?

— ¿Si?

— ¿Podemos hablar un momento?

— Claro, ¿Qué pasa, Annie?

Rayos. ¿Cómo se supone que inicie ésta conversación?

“¿Recuerdas que cambié de empleo y tenía que cuidar a un chico? ¡Pues qué crees! ¡Es mi novio ahora!”

Doble rayos. Papá arquea la ceja en espera de que hable, pero nada se me ocurre porque precisamente elegí el día de mi graduación para confesarle a mi padre que tengo un novio.

— ¿Qué hiciste? — Insiste.

— ¡Nada! — Chillo ofendida — No he hecho nada malo.

Bueno, casi.

— ¿Entonces?

— Quiero hablarte del chico con el que salgo.

— Un chico — Sacude la cabeza — Estás armando un lío por un chico.

— Bueno — Hago una gesto con la mano para que se siente — No es solo un chico, es mi novio.

— Ajá.

Ray no se sienta, sigue de pie junto al sofá y me mira mientras los nervios me invaden. Mierda, ¿Dónde está Kate cuando la necesito?

— El punto es que Christian es especial.

— ¿Estás embarazada?

— ¡No! ¿Cómo puedes pensar en una cosa así?

— Pues no lo sé, estás muy nerviosa y no logras decir nada, así que estoy haciendo suposiciones.

— Él no puede ver, ¿Está bien? Es un chico que conocí en el trabajo y tiene un problema con sus ojos debido a un accidente.

— ¿Eso es todo? — Entrecierra los ojos — ¿Tanto escándalo por eso?

— Pues si, quería advertirte porque lo conocerás y no quiero que sea incómodo.

— Dios, Annie, por un momento creí que el tipo era algún drogadicto amante de las motos — Se ríe.

— ¿Estás bien con eso?

— Si, ahora andando — Señala hacia la puertar — Quiero conocer a ese noviecito tuyo.

Rayos.

Ambos subimos a mi auto para ir al campus de la universidad. Estoy bastante nerviosa, pero sé que Christian se ganará a papá porque es un chico listo y muy dulce.

Bajamos del auto y caminamos hasta el auditorio donde mi clase de literatura se prepara con sus togas y birretes. Esperaba encontrar a Christian solo, pero su padre está a su lado esperando.

— ¡Christian! — Tiro del brazo de Ray para que camine conmigo — Señor Grey.

— Hola Ana, felicidades — Carrick sonríe — Oh, usted debe ser su padre. Mi nombre es Carrick Grey.

Estira la mano para saludar a papá, quién le lanza una mirada rápida al par de hombres frente a él y finalmente estrecha sus manos.

— Raymond Steele. Y tú debes ser Christian.

Me detengo a su lado para tomar su brazo e indicarle que mi papá está frente a él. Luce un poco nervioso cuando estira su mano hacia el frente.

— Así es, soy Christian, señor Steele.

Ray aprieta su mano con fuerza por unos largos segundos hasta que le hago una seña para que libere el brazo de mi chico. Carrick se despide de nosotros para volver a su oficina y sale del auditorio.

— Entonces — Ray llama nuestra atención — ¿Qué edad tienes, hijo?

— ¡Papá!

— ¿Qué? Estoy tratando de conocer al chico, Annie.

— Está bien — Christian palmea mi mano — Tengo 18 años.

Papá arquea una ceja antes de mirarme, lo veo hacer una mueca con la boca y señala hacia el escenario decorado al frente.

— Es hora de que vayas a tomar asiento, hija. Deja que Christian y yo nos sentemos por aquí y charlemos un rato.

Rayos.

— Papá... — Hago un puchero para que se apiade de mi.

— Tiene razón, bebé. Ve a tu lugar y seguiremos hablando en la cena.

Presiono mis labios con fuerza mientras analizo esta extraña situación por que sé que papá no dejará en paz a Christian hasta que haya soltado su discurso sobre la responsabilidad.

— Bien, los veré después.

Beso su mejilla y me alejo de ellos para ir a buscar a mis compañeros, sentados en orden alfabético en las primeras filas frente al escenario.

No puedo evitarlo, los nervios me carcomen y volteo varias veces para ubicar a Christian y a Ray sentados en las gradas. Están hablando, pero por sus expresiones, no es un tema amigable.

— ¡Seguimos nosotros! — El chico a mi lado señala para que nos levantemos.

Caminamos en orden hacia el estrado para recibir el diploma y volvemos a bajar para el cierre de la ceremonia. Birretes son lanzados en el aire cuando finalmente nos presentan como la generación recién graduada.

Me olvido de lanzar el mío porque lo único que quiero hacer es ir de vuelta con mi chico, pero no los encuentro por ningún lado. Ya no están sobre las gradas y comienzo a preocuparme.

— ¿Papá? ¿Christian?

— ¡Annie! — Papá grita desde la puerta — ¡Por acá!

Me hace una seña para que lo siga, pero mi vista sigue buscando al chico de ojos grises y traje sastre del mismo tono que mi vestido.

Lo que no esperaba, era encontrarlo a un lado de Ray con un ramo de rosas en sus manos y una gran sonrisa.

— Para ti, bebé.

— ¡Christian!

Chillo emocionada cuando tomo las rosas, pero lo que quiero hacer es besarlo por el hermoso detalle. Papá pone los ojos en blanco porque seguramente el gesto le parece cursi.

— ¿Listos para la cena? Los viejos no estamos acostumbrados a pasar hambre.

— Si, claro. ¿A dónde quieren ir? — Les pregunto a ambos.

— ¿Por qué no escoges tú? Cualquier lugar está bien para mí —Agrega Christian.

— Entonces vayamos, conozco un lugar aquí cerca — Hago sonar las llaves de mi auto.

— Oh, no. ¿De verdad? — Se queja el chico.

— ¡Pues claro! ¿Creíste que te ibas a librar de un viaje en la maravillosa Wanda?

— Lo intenté — Ríe — Por eso el chófer de Papá nos llevó por el traje y el vestido.

— ¡Hiciste trampa!

— Un momento — Ray nos mira del uno al otro con gesto de confusión — ¿Odias el auto de mi Annie?

Rayos. Se dirige a Christian y lo veo tensar los músculos de los hombros por la sorpresa.

Estás en problemas, Grey.

— Si, señor. Creo que es un auto peligroso para tener en una ciudad tan transitada como Seattle. No ofrece ningún tipo de protección en caso de un accidente.

Papá me lanza una mirada que no entiendo y vuelve su vista a Christian solo para palmear su hombro.

Buena respuesta, hijo.

Luz Y Sombras (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora