Hola mis queridos lectores!Se dice fecha de actualización en este perfil, se cumple.Bueno entre palabras que a nadie le importan; para mi volver a escribir fue muy importante, amo given, por motivos personales es realmente importante para mí, me reunió con una persona que amo mucho, y me ayudo a dejar ir a otra. Y escribir sobre ellos es todo un honor y un placer, es una parte mía que pensé perdida mucho tiempo, y no era tan así.Muchas gracias a quienes apoyaron esta historia el 2019, espero que sigan leyendola el 2020 porque tiene para rato XD.Este capítulo lo narra nuestro pequeño Mafuyu. Ojala les guste. Bonitas fiestas.
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Ocurrió cierto invierno. Ocurrió cierta tarde. El aire estaba frío, la nieve se resistía a derretirse refugiándose del sol bajo la sombra, vivía con esos sentimientos dentro de mí. El viento susurraba crueles palabras de desamor, el temor se había impregnado dentro de mi garganta. Amargo y espeso. Él estaba parado frente de mí, con un gigantesco estuche de guitarra sobre su espalda, con una sonrisa nerviosa escondida debajo de una mullida bufanda y una pequeña rosa entre las manos; tenía espinas y sus pétalos estaban rotos. Él estaba allí parado, soportando lo despiadado que podía ser el frío de la nieve y lo terco que era el invierno con su corazón entre sus manos. Me lo ofreció. No sabía cuáles eran las palabras correctas para ponerle fin a un primer amor, de todas maneras, caminé hacia él.
"Uenoyama" El nombrado se sobresaltó cuando lo llamé, pude vislumbrar como sus labios se abrieron debajo de la bufanda para cerrarse con suavidad, el escarlata se acomodó entre sus mejillas y su nariz, la rosa me fue entregada.
"Yo" Las espinas eran pequeñas y era una flor bonita "Pensé que debería traerte algo porque es nuestro" Su boca trepido sin poder decir nada, los nervios se le escaparon de la garganta, su mirada me evadió para enfocarse en las huellas que la nieve había cubierto. Reí, enternecido por él. Era lindo.
"¿Nuestro primer día como pareja real?" El de cabello negro asintió "Gracias" Musite apreciando aquella rosa entre mis manos. Frágil y hermosa. Intoxicante y peligrosa.
"De ahora en adelante" Nuestras manos se enlazaron aquella fría mañana en busca de compañía. Una cualquiera "Pasaré todos los días por tu casa para que vayamos juntos a la escuela" Las suyas eran grandes y cálidas, suaves y eléctricas, en el ambiente hubo química.
"¿No te tomará el doble de tiempo hacer eso?" Él no me miró, su agarre fue fuerte y seguro. Las piernas me tiritaron con aquel tacto.
"Tu casa me queda de paso a la escuela" Suspiré ante tan infantil excusa.
"Mentiroso" Musite, aferrándome a su brazo. Dejando que aquellos inofensivos engaños nos llevasen hasta nuestro salón de clase.
Al ser dos hombres caminando de las manos los murmullos no se hicieron de esperar, fueron crueles y despiadados; saboreé el miedo y bajé la nuca en aquel cinismo. Asqueroso y culpable. El pecho me pesó, las miradas fueron punzantes, fueron reflectores sobre un actor fracasado; se había caído en medio del guion y ahora era víctima de carcajadas y piedras. El aire me faltó, la angustia y la incertidumbre no me dejaron respirar. No me dejaron vivir. Sus garras sobre mi cuello; se rasgaron las cuerdas de mi voz. Suplique piedad, pero la piedad jamás llegó. Yo era diferente y había sido etiquetado con una letra escarlata; tan solo la quemaron dejando una horrenda cicatriz. Uenoyama no me soltó ni dejó que me hundiera en aquella tragedia, tan solo me sostuvo, de manera amorosa y valiente. Fue una letra escarlata compartida. Piedad para los dos.
Cuando ingresamos a nuestra clase mi mundo no tuvo perdón ni olvido. No hubo vuelta atrás. Ocurrió cierto invierno. Shizusumi estaba durmiendo sobre la mesa, Hiiragi abrió sus labios con una expresión consternada al ver nuestras manos unidas, aquella consternación se convirtió en impotencia y resignación. Yuki. Ocurrió cierta tarde. El alma se me fue entre las manos y los colores de la vida. Sus ojos fueron desconsolados y rotos, su cuerpo se desplomó con incompetencia; quedándose estático sobre la silla, su boca estaba seca y ansiosa, lo miré, con el corazón tan roto a causa de aquel hombre que ya no quedaban más que migas, polvo y lágrimas secas. Lo miré, triste y desamparado. Pasé al frente de él, dejándolo con las intenciones y las bonitas palabras entre las manos. Eran inútiles y no arreglaban nada, pero las quería. Porque lo quería a él. Estúpido.
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Nostalgia de invierno.
Fanfiction|| Finalizada || ¿No era natural para ellos dos? Ante la cercanía de su relación, de sus abrazos, caricias y bondad Mafuyu terminó enamorado de su amigo de la infancia Yuki. Al no querer involucrarlo con rumores extraños y con acoso de sus compañer...