× 10 × SECUESTRO

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NARRA ELIZABETH:

— Porque traficamos órganos.

Entonces me agarró de la cintura y me cargó en uno de sus hombros, con fuerza, me llevó a dentro de aquel tenebroso lugar.

No sé ni como hacia para poder llevarme a mi en su hombro y a una mochilota en su espalda, debía tener una fuerza increíble porque las escalera eran larguísimas.

No sé cuantos pisos habíamos subido ya, los primeros 6 pisos había estado gritando como loca desesperada satánica en medio de un exorcismo.

Pero los últimos 4 pisos se me había acabado la voz para gritar, a penas podía hablar y decirle "MALDITO IDIOTA BAJAME!!"

Maldiota. Genial. Se me ocurrió un apodo cool unos minutos antes de morir.

Vi que ya faltaban dos pisos y ni mente empezó a pensar en él. Thomas.

Supongo que él no lloraría por mi si muriese. Mas bien estaría mas aliviado. O tal vez si recordará todo lo que pasamos, tal vez...

— Llegamos.

Oí la voz de Andrew y miré a mi alrededor.

Estaba en el final de las escaleras y de frente había una puerta. Me bajó al suelo y temblé.

— Si me quitarás los órganos, matame primero, no me gusta el dolor...

Él me miro seriamente a los ojos. Y se echó a reír.

Rió a carcajadas — Moriré de risa — dijo entre risas y sujetándose el estomago como si le doliera.

— ¿De que te ríes Andrew? — dije furiosa

— ¿En serio creíste que te iba a descuartizar y vender tus órganos? — empezó a respirar exageradamente por tanto reír.

— ¿No lo harás? — pregunte miedosa.

— Noo. Fue una broma, no te lo tomes tan en serio — sonrió y dos hoyuelos se formaron en su rostro.

— ¿Entonces porque estamos aquí? — empecé a mirar a los lados de nuevo, todo era viejo y oscuro.

— Cruza la puerta — ordenó.

Asentí y moví la manija de la puerta, entre y el sol cálido me salpicó, lo que vi fue hermoso.

Comenzando de que ya no era tan temprano, ya que el recorrido duró un par de horas. Eran aproximadamente medio día y el sol le daba un toque mágico al lugar.

En mi lado izquierda había una hermosa mesa con una mantel rojo y dos sillas a los lados, tenia platos de comida y copas con bebidas ahí encima.

A mi derecha habían dos grandes sillones que estaban posicionados en dirección al sol.

Al lado de los sillones había una televisión, un play y sus juegos, me iba a divertir hoy.

Y de frente estaba la hermosa vista. Habían tan solo rejas que nos impedían caernos de 18 pisos de altura.

Desde aquí arriba de podía ver casi toda la ciudad y el sol lo hacia todo mas bello.

— Ahora ven — y en menos de 5 segundos me jaló de una mano y corrimos directo a las rejas.

— Oye están rejas son muy pequeñas cualquiera podría caer...

Sentí un empujón en mi espalda y me impulsé hacia adelante viendo toda la altura del edificio hasta abajo. Justo cuando pensé que iba a caer y cerré mis ojos, me vi en el mismo lugar de antes, con una mano impidiendo que me cayera.

— ¿A que hay mucha adrenalina, no? — me dijo él.

— ¿Siempre vienes aqui? — sonrió.

— Si, vengo todos los días cuando me dan ganas de suicidarme y como soy dos personas a la vez, me ves en casa y también estoy aquí, cool no?

— Noté el sarcasmo — sonreí — es muy bonito todo.

— Disfrutalo, solo por hoy, y.. ¿Comemos?

Asentí y nos sentamos en las sillas rojas. La comida estaba deliciosa.

Luego jugamos Play como por 4 horas, fue extremadamente divertido, como pasaba tanto tiempo en casa sola antes, me gustaba distraerme jugando así que era una experta.

Finalmente no sentamos en los sillones a ver todo desde allí arriba.

Estaba oscuro, porque eran como las 7 de la noche, pero aun así la vista mucho más hermosa, se podían divisar las pequeñas luces de los postes como estrellitas en la ciudad.

— ¿Te gustó el día? — me preguntó Andrew.

— Me encantó, gracias, hace mucho que no me divertía tanto. — le sonreí sinceramente.

— Yo.. — sus mejillas se sonrojaron, se veía tan lindo así — ¡FELIZ CUMPLEAÑOS CHOCOLATE!!

Me extendió su mano y en esta había un chocolate de marca "Princesa".

— Gracias — le dije — gracias.

De ahí bajamos los 18 pisos. Si la bajada era tan dura, gracias a Dios que me cargó en la subida.

Todo pasó normal en su auto, llegamos en una hora y media, me llevó a la puerta de mi.. La casa de mi esposo.

— Gracias por traerme — dije mientras abría la puerta y salía del auto — y gracias por todo hoy.

— Un gusto, chocolate — dijo y bajó del auto a mi lado.

— Bueno entonces me voy yendo — me despedí con un beso en su mejilla y me di la vuelta.

— ESPERA ELI!! — me volví a ver a Andrew.

Él me señaló con su mano que esperara y eso hice mientras el entraba de nuevo a su auto y buscaba algo.

— Dulces sueños, Esposa de Thomas...

No pude ni voltear a ver quien me hablaba, porque un pañuelo se estampó contra mi rostro y me impidió respirar, mientras tanto el olor de ese pañuelo y el axficiarme hizo que pierda el conocimiento.

INFIEL TÚ ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora