× 9 × CHOCOLATE

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Es la cancion perfecta de Andrew<3 (multimedia)

NARRA ELIZABETH:

Hoy era mi cumpleaños.

¿Con quien iría a pasarlo?

La verdad es que en mi último cumpleaños la pasé sola, la familia que aún tenia no vivía cerca y yo me arriesgue a ir tan lejos pues... Solo por Thomas.

Lo único que hizo fue saludarme y me dio un regalo, el resto del día no me dedicó afecto. Fue como un día normal.

— No se... Tal vez... Solo por hoy... Él me hubiera preparado algo... Quien sabe.

Estaba cambiándome luego de salir de la ducha, eran las 6:00 de la mañana y hoy era opcional ir a mi trabajo por mi cumpleaños.

Ya llevaba semanas trabajando ahí y lo sentía mucho mejor que en mi casa, por lo menos pensaba en otras cosas y estaba más tranquila.

Terminé de cambiarme y me senté en la cama matrimonial, ojala se haya acordado.

Lo moví un poco intentando despertarlo y él empezó a moverse y abrir sus ojos.

— Es de mañana, ¿No me puedes dejar dormir? — soltó enojado pero somnoliento.

— Thomas es mi cumpleaños!!! — grité, me iba a dejar de rodeos.

— Bien.... — bufó — Bien Eli, Feliz cumpleaños.

Md había llamado "Eli", habían pasado años desde la última vez que lo escuché llamarme así.

— Yo... Gracias Thomas, gracias.

— Y... ¿Quieres algo? — me dijo con una pequeña sonrisa.

Este.. Chico... Era mi Thomas, el que yo recordaba, estaba volviéndolo a ser.

— Quiero que... Que me vuelvas a amar... Cariño.

Bufó. Y rió.

— Elizabeth, despierta de tu sueño ¿si?, yo volveré al mio.

Se volteó y se tapó con la fresada. Por lo menos fue una mejora ¿No? 

No iba a hacer nada todo el día así que decidí ir a trabajar. Me sentía mejor allá, era salir de este mundo tan aburrido.

Salí de casa y llegué a la mansión en media hora, aún me seguía impresionando la belleza de este lugar. Me dejaron pasar y todo fue como cuando vi este sitio por primera vez era majestuoso.

— ¡Elizabeth! Pensé que no vendrías — me dijo una de las que se encargaba a limpiar.

— No hay nada mejor que hacer. Aquí me tienes.

Llegué al cuarto de Andrew, pensé en despertarlo porque ya era hora, pero cuando me acerqué a la cama, él no estaba.

— ¿ANDREW?.

No estaba en su cama, tampoco en mesa, no lo veía en ningún lado, caminé para buscarlo. Me extrañé, él ya debía estar despierto y por aquí.

— Feliz cumpleaños

Voltee a verlo. Estaba en su escritorio en la esquina. Sentado estirando las piernas, con una camisa desabotonada hasta muy abajo del cuello. Se veía bien, muy bien.

— Hola Andrew, te levantaste temprano... — musité sonriente.

— Solo hoy, Eli. Solo hoy.

Sonreí. 

— ¿Hoy? Andrew

— Es un día especial — me mostró una sonrisa amplia — tu cumpleaños, se debe celebrar.

Caminó hacia la puerta de su habitación y me dijo que lo siguiera, caminamos hasta afuera de la mansión y me señalo pasar.

— Sube al auto — dijo sin mas.

— ¿Qué? — repliqué.

No dijo nada mas y subió en la parte de adelante del auto, agarró el timón y me miró.  Asentí y subí al auto a su lado. Sin más arrancó.

Nos quedamos callados incómodamente y hablé.

— Oye la empresa de tu familia, es muy grande ¿Como hacen tus padres para manejarla?

No me respondió.

— Oye.. ¿Me escuchaste?

Giró su mirada hacia mi y simplemente regresó a ver la pista por donde conducía.

— No es muy buena educación ignorar ¿sabes?

Me ignoraba tan duramente que me sentí invisible para él.

— Silencio — ¿que le pasaba? — Por favor — me dijo.

Se demoró un tiempo en responder.

— Bien. Mis padres están muertos. No tengo a nadie.

Me quede con la boca abierta y un sentimiento de culpabilidad me invadió. Me sentí mal y voltee la mirada hacia la pista.

Dios mio. Fui tan caprichosa en saber y no sabia que era algo tan fuerte o lo mucho que lo podía afectar.

— Andrew.. Yo lo siento mucho, de verdad.

— Ya supere eso hace tiempo, no lo sientas.

No sabía que mas decir y continúe en silencio, él igual, así continuamos el recorrido.

— Andrew, perdona si te hice pasar un mal momento — confesé.

— Ya no importa, de verdad, Eli, supongo que era curiosidad, no te sientas mal hoy que es tu cumpleaños.

Sonreí y me correspondió el gesto.

Así continuamos la ruta hasta que el auto se detuvo, el sitio no lo conocía mucho pero era muy adentro de la ciudad y estábamos estacionadas en una especie de catedral en forma de torre de Rapunzel.

Cuando me ordenó a bajar me di cuenta que no había mas gente, era una especie de pueblo desolado y la catedral esa se veía aun peor, no tenia luces y todo estaba completamente oscuro.

— Oye ¿A donde íbamos? -- pregunté asustada y preocupada.

— Allá adentro — respondió sonriendo de un lado.

Miré de nuevo el lugar, había una puerta de entrada con una gran reja negra escalofriante.

— Andrew, no quiero entrar ahí,  se ve un poco peligroso....

Entonces caminó con un par de pasos firmes e intimidantes frente a mi.

— ¿Peligroso? — susurró.

— Sí.. No quiero entrar.

Movió su cabeza hacia la izquierda y se acercó a mi oído.

— ¿Sabes porque mi empresa también es tan exitosa? — musitó con lentitud.

— No...

— Porque traficamos órganos.

Entonces me agarró de la cintura y me cargó en uno de sus hombros, con fuerza, me llevó a dentro de aquel tenebroso lugar.

INFIEL TÚ ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora