No sabía cuanto tiempo llevaba mirando el techo, solo sabía que no me sentía muy bien. Triste, enojado y decepcionado eran las emociones que reinaban en mi cuerpo.
El unir mis labios con los de Namjoon la noche anterior hizo que algunos sentidos a los que había dado por muertos se depertaran y me hicieran dudar más de mis posibles y lamentables sentimientos hacia el menor.
Estaba triste porque solo había sido un pequeño beso, enojado porque Namjoon es un angel y no quería lastimar a Hoseok, dejandome a mí con unas ganas terribles de llevarlo al departamento y coger hasta el cansancio. Y decepcionado de mi mismo por no haber usado mis encantos, palabras y leves movimientos para poder prodecer con todo lo demas. Quedé embobado con aquel tacto, quedé sorprendido y no supe que decir, y me odiaba por eso.
La mañana fue pesada. No recibí algún signo de vida de Namjoon, Jimin o Taehyung, incluso de mi propio jefe. Tomé una buena ducha y paseaba en bóxer por aquel pequeño lugar y una enorme bata rosada.
Iba a ser el medio día por lo que no se me ocurrió mejor cosa que ordenar una pizza; realmente no tenia ni la más mínima gana de cocinar algo asi que me incline por la opción fácil. Ademas tenía algo planeado.
Colgué la llamada luego de realizar el pedido y me senté en la punta de la cama a esperar, observando por la ventana. Namjoon había estado en línea en la mañana y no fue capaz de enviarme un puto mensaje. Que se pudra fue lo primero que pensé al notar que me había ignorado, pero un pequeño sentimiento de molestia se hizo presente en mi interior.
¿Por qué no me habla? ¿Por qué no me habla? ¿Por qué no me habla? ¿Por qué no me-
El sonido del timbre esfumó todo pensamiento repetitivo de mi mente y me levanté rápido para dirigirme al espejo y revisar mi perfecto cuerpo; nada fuera de lugar.
Abrí la puerta algo nervioso y no esperé encontrarme a un tierno joven con la mirada algo perdida, el cual se exaltó cuando pudimos cruzar miradas.
—H-Hola, señor. Aquí esta su pizza, son ₩4774 —me entregó la caja mientras tomaba los billetes que yo le había extendido.
—Que bonito eres, querido —me atreví a hablar luego de observarlo buscar el cambio en la pequeña riñonera que llevaba en su cintura.
—Y-yo uhm...aquí esta lo suyo —lo miré fijamente y tomé su mano, amagando el hecho de tomar aquellos papelitos.
—¿No te gustaría quedarte con él? —empuje la mano hacia él, insistiendo en que debía llevarselos pero él se negaba—. Vamos, cariño. Podemos divertirnos un ratito, estoy completamente solo.
—Señor, y-yo no s-soy gay. Tampoco soy homófobico ni nada pero, nunca he estado con un hombre. Además estoy en el trabajo y...
—Siempre hay una primera vez, y no hace falta serlo para cogerme, querido —me aparté de la entrada, ingresando lentamente al lugar—. Despues de todo no serás tu quien reciba. Prometo que será rápido.
—Tal vez pueda intentarlo —susurró. Dio un paso adentro luego de haber insistido un poco más y yo me senté en la cama, despues dejar la caja en una pequeña mesa.
—Cierra la puerta...—dejé la palabra en el aire para conocer su nombre.
—Jungkook —respondió luego de unos segundos y obedeció, quitando su gorra para dejarla a un lado de la pizza.
—Que bonito nombre. Ven, no voy lastimarte si eso es lo que crees. El piso esta lleno y cualquiera te escucharía si gritas por ayuda —lo miré atento mientras daba lentos pasos hasta la cama. El quedó frente a mí y mi mentón le daba al borde de su pantalón por lo poco que pude calcular.
—No puedo creer que este haciendo esto.
—Shh, solo estas ayudando a un gay solterón al cual nadie quiere y esta algo desesperado —acaricié sus muslos y lo miré desde abajo—. Te ves muy fuerte, realmente me encanta.
Comencé a dar besos por todo el borde de su pantalón y sentía como su piel se erizaba. Descubrí unos bonitos abdominales los cuales no tarde en besar y note como el chiquillo se soltaba cada vez más, acariciando mi cabello y permaneciendo en su lugar mientras comenzaba a desabrochar su pantalón.
Su pene se ponía duro lentamente y no dudé en bajar sus prendas para liberar aquel miembro semi erecto. Lamí, succione y masturbe aquel falo con ganas; no era un pene tan grande pero estaba satisfecho.
Me levanté de la cama y comencé a besarlo para luego ser él quien esté sobre mi colchón. Mi bata se deslizó por mis hombros y mis boxers bajaron por mis largas piernas, dejandome completamente desnudo. El jovencito se veía completamente excitado y no despegaba la vista de mi cuerpo.
No lo moví y el tampoco demostró interés en querer moverse de aquella posición; estaba en el borde de la cama, apoyado en sus antebrazos y con la remera algo levantada mientras sus pantalones tocaban sus tobillos.
—Dame un condón —habló casi susurrando, observando su erección. Al parecer estaba algo avergonzado.
Solté un suspiro y tuve que ir a la mesita de luz para abrir un cajon y tomar dos condones, los cuales estaban a un lado de mi preciosa Baretta 92 dorada y rosa. Me acerqué a él y no voy a negar que lo ayude a ponérselo...con la boca.
Me coloqué entre medio de sus piernas y bastó un poco de saliva para reemplazar a mi lubricante. Lentamente, y con su ayuda, coloqué aquella erección en mi entrada y me fui sentando lentamente, ahogando un gemido y soltando todo una vez que llegué al jodido límite.
No es tan profundo.
Daba leves saltitos y escuchaba sus débiles gemidos, odiandolos por no ser como los que quería oír. Me sostenía de sus muslos y estrellaba mi cuerpo contra el suyo una y otra vez.
Me tomó de la cintura y tal vez comenzó a sentirse mejor, tal vez mis gemidos comenzaron a salir solos pero me preocupó el hecho de que sus gemidos también se hayan intensificado más.
Dime que no.
—Ahh, mierda~ —escuché y sentí ganas de gritar. El mocoso se había venido.
Me levanté y lo miré algo agitado.
—Te has venido, ¿cierto?El chico se sentó en la cama completamente rojo y comenzó a subir sus pantalones desesperado luego de quitarse el condón.
—Ey, esta bien, no voy a juzgarte.
—¡Apretabas demasiado y hace tiempo que no hago esto! —se levantó rápidamente y se acomodó completamente—. Puedes quedarte con el dinero, yo debo irme —ni siquiera fue capaz de mirarme cuando fue por su gorra y salió casi corriendo. Sabía que estaba avergonzado pero yo no iba a juzgarlo o reirme de él. Entendía a la perfección aquel pensamiento de "no ser bueno en la cama".
La puerta se cerró dejandome solo y desnudo a un lado del colchon. Me puse lo que estaba vistiendo antes de que llegara y no tuve otra opción que comer aquella pizza, la cual estaba asquerosamente fría.
Y en aquel momento me permití pensar un poco. Kim Namjoon con un simple beso me hizo sentir en las mismísimas nubes mientras este chiquillo con una "cogida" (si es que podía llamarse asi) solo hizo que los pensamientos hacia el moreno sean más intensos.
Estaba realmente jodido.
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50 VECES ROSA // ~namjin~
FanfictionPara Seokjin no era un problema ensuciar sus manos con sangre ajena; su paga por realizar aquellas tareas podían alimentarlo por meses y su infancia casi destruida ayudaba a que aquella "profesión" sea un pasatiempo. Una pareja, la cual metió sus n...