XIII

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—E-ese vaso... —Mi voz salió tan débil que sentí vergüenza por un momento—...ese vaso tenía veneno —completé la frase sintiendo mi garganta cerrarse por un nudo en mi garganta.

—¿Qué? —preguntó Nam mirandome unos segundos y luego llevando su vista a los pedazos de vidrio en el suelo.

—Hace poco había una rata por aquí —dije comenzando a jugar con mis dedos. Estaba jodidamente nervioso—, puse veneno en todas partes, no tolero a esos animales y recordé...—lo miré fijamente—...recorde que no lave los vasos luego de eso.

«Que mentira más inútil»

—Jin...

—Lo siento mucho —susurre mirándolo asustado—. Si no lo hubiese recordado tal vez estarías...

—Shh, ya no digas nada, me has salvado la vida —él se rió, pero yo no pude. No podía en un momento así, mi cabeza no me dejaba tranquilo.

Namjoon seguro creía que yo me sentía fatal por aquel asunto del vaso pero la verdad era que me sentía fatal por tener que matarlo simplemente porque sus padres eran unos imbéciles.

Y sin palabras que salieran de mi boca comencé a llorar haciendo que Namjoon me abrazara al instante. Había mojado un poco su camiseta y luego de unos minutos, sus caricias en mi espalda y cabello hicieron que me tranquilizara un poco, incluso me besó por un largo rato.

Yo seguí insistiendo con las disculpas pero Namjoon también insistía con que no había tenido la culpa y que él podía ayudarme a eliminar las ratas que había allí, que para él no era un problema. Mi corazón se hizo pequeño al escucharlo.

Como no pudimos beber las cervezas (la mía tampoco ya que supuestamente no había sido limpiado correctamente ningún vaso) fuimos a comprar al supermercado de en frente que aún no cerraba. No había casi nadie, era un ambiente algo tétrico y Namjoon bromeaba con que saldrían zombies de la gondola de limpieza. Yo solo le di un golpe, tal vez me daba un poco de miedo imaginar aquello.

Una vez en mi apartamento cenamos tranquilos, reímos de algunas cosas y hasta Namjoon hacia chistes con que yo era un asesino.

«Si supieras, mi amor»

Limpiamos todo y cuando menos me lo espere, cuando termine de lavar el ultimo plato, Namjoon me abrazó por la espalda, volteandome segundos después y besándome con ansias, subiéndome a la encimera. Sus labios danzaban con los míos, la música eran nuestros incesantes jadeos. Sus fuertes manos arrebataron mi prenda inferior y cuando nuestras miradas se encontraron fue que comprendió lo mucho que ansiaba lo que sea que estaba a punto de pasar.

Esa misma noche hicimos el amor como locos. Namjoon supo como hacerme gemir incluso solo con su tacto. No recuerdo cuantas veces fueron, ni cuantas posiciones. Cuando el cielo comenzó a aclararse como siempre hacía fue que ambos caímos en mi cama agitados y sudando, tal vez deseando un poco más pero estando demasiados cansados como para levantar un brazo o una pierna. Nos dimos el ultimo beso y como Dios nos trajo al mundo nos quedamos dormidos.

Cuando el sol comenzó a molestar nos despertamos, reímos al vernos en ese estado y nos levantamos para tomar una ducha.

—Quédate a almorzar —dije nivelando el agua de la regadera para que este tibia.

—Ni siquiera hemos desayunado  —respondió luego de dejar su ropa en la tapa del retrete junto a la mía.

—Es una invitación para eso también entonces —dije introduciéndome en la ducha sin quitarle la mirada de encima; no eran cortinas, eran vidrios lo que nos dividía.
Él sonrió para después asentir y meterse conmigo a la ducha. 

50 VECES ROSA // ~namjin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora