ᘛ Nueve ᘚ

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A la mañana siguiente, Adrien se levantó más temprano de lo habitual, alistándose con sus mejores prendas.

Optó por unos jeans azules, una camisa en color azul marino y su particular chaqueta negra, finalmente dirigiéndose hacia el hogar de su bella pelinegra.

No había tenido la mejor noche, sobre todo al recordar los momentos que pasó junto a su lady, los cuales si para él habían sido valiosos, todo indicaba que para ella no había sido otra cosa que pasar el rato junto a él.

Aún así, no podía evitar preocuparse por esa enigmática muchacha, aunque conociéndola, sabía muy bien que era capaz de cuidarse a sí misma, incluso mejor de lo que él podría cuidarla.

Sonrió para si mismo, convenciéndose de que todo estaría bien y una vez que llegó al edificio en que su princesa vivía, estacionó su motocicleta, bajó de ella y se apresuró hacia el interior del edificio, avanzando hacia el ascensor mientras pensaba detenidamente en lo que le diría después de la incómoda situación que habían pasado el día anterior.

Por su parte, Marinette se había ya arreglado en una informal vestimenta compuesta por unos jeans y una blusa de tirantes de color negro. Dejando su cabello suelto mientras una sonrisa bobalicona asomaba por su rostro.

Durante toda la noche que Adrien se había adueñado de cada uno de sus pensamientos, y apoderado absolutamente de su corazón.

«Parezco una tonta adolescente.»

No hizo caso de ese comentario de su subconsciente, sino que se alegró más al ver la expresión afable que se apreciaba en el reflejo del espejo de su habitación.

Después de su encuentro con el motorista en la velada anterior, se propuso también buscar otra vida, en cuanto a lo que a su trabajo se refería. No iba a ser sencillo, pero tampoco lo consideraba imposible.

Decidida de sus propósitos, alcanzó su mochila y la colgó en uno de sus hombros para luego encaminarse al recibidor. Acto seguido abriendo la puerta y restando paralizada, al identificar al chico que aguardaba en el descansillo con facciones irresolutas.

—A-drien...

—Marinette —Murmuró el rubio a la vez que avanzaba hacia ella —Yo... Bueno... —Se rascó la nuca, bajando la mirada con nerviosismo hacia sus pies —¿Puedo llevarte a la universidad?

Al verlo de aquella forma tan insegura y dubitativa, hizo que Marinette se sintiera más agradecida y eufórica. Apenas teniendo control sobre sus emociones, las cuales entonces se hacían más abrumadoras y desbordantes.

Sin pensarlo ni medio segundo, se arrojó al cuello del zagal, como deseó hacerlo en la noche pasada. Fundiendo sus labios en un beso enardecido e igual tierno, en el que ella canalizaba todos y cada uno de esos sentimientos que el rubio despertaba en ella.

A medida que transcurrían los segundos, la joven más lo estrechaba a su cuerpo. Impregnándose del sabor de sus besos y luego distanciándose paulatinamente, para ver ese par de esmeraldas contemplarla con asombro.

—Eso suena bien, Gatito. —Susurró con una sonrisa espontánea.

El sonrió aún confundido, aunque igualmente feliz por aquel recibimiento por parte de la muchacha.

—Vaya... Yo creí que seguías molesta conmigo —La tomó por la cintura, acercándola a él y ya con más confianza y seguridad, robó un tierno beso de sus labios, inspirando profundo su dulce y embriagante aroma —Me alegra mucho ver que no es así...

—Supongo que no puedo estar molesta contigo durante mucho tiempo... —se carcajeó en un dulce semblante —Yo... —frunció los labios en una fina línea y admiró con pesar al varón —Siento mi actitud de ayer... —se abrazó con más fuerza a su anatomía —Tendría que haber sido más comprensiva y no alterarme con tanta facilidad...

𝐁𝐀𝐃 𝐓𝐇𝐈𝐍𝐆𝐒 | Adrinette | Feat Marichat8989Donde viven las historias. Descúbrelo ahora