Pasados unos días, Marinette estaba organizando esa escapada que tenía en mente. Ya había elegido un hotel en Avignon, solo le quedaba confirmar las fechas con su gatito y hacer efectiva la reserva.
Era la mañana de un soleado viernes. Aprovechando que libraba de clases, la azabache se había citado en una de las cafeterías del centro de la ciudad con su chico para comentarle los inminentes planes para ambos.
Estaba de lo más entusiasmada, y a la vez nerviosa por lo que aquello comportaba. Pues estaba dispuesta a sincerarse con él, y eso era algo que aún no sabía a ciencia cierta cómo plantear.
Mientras esperaba, se pidió un café con leche. Mirando a través de la ventana de tanto en tanto, mientras trataba no impacientarse más de lo debido.
«Tal vez hubiera sido mejor pedir una tila...»
Luego de unos minutos de espera y de estar revisando totalmente abstraída su celular, unas manos masculinas cubrieron sus ojos, haciéndola pegar un salto ante la sorpresa mientras una suave risa se posaba sobre su oído.
—¿Me extrañaste? Gatita asustadiza.
Ella sonrió aliviada al reconocerlo, apartando sus manos para virar el rostro y encontrarse directamente con ese dúo de esmeraldas que tanto adoraba.
—Sin lugar a dudas, eres tan sigiloso como un gato... —murmuró con una mueca juguetona, recibiendo un cálido beso en sus labios antes de que él tomara asiento en la silla de enfrente—. Por un segundo pensé que no venías...
—¿Me crees capaz de dejar plantada a mi chica? —Se cruzó de brazos y enarco una ceja, fingiéndose ofendido — Pasé a hacer algunas compras antes de venir y bueno... Algo me hizo entretenerme un poco más de la cuenta.
—Mm... —apoyó el mentón en su muñeca—. Y... ¿Puedo preguntar qué es lo que te ha entretenido? —Sonrió coqueta, acercando la mano libre hacia una de las suyas sobre la mesa—. Siento curiosidad...
—Gatita curiosa —Masculló en medio de una sonrisa juguetona y buscando en el interior de su chaqueta, sacó de ésta un relicario de plata, mismo que exhibió al dejarlo colgar frente al rostro de la muchacha —Esto es para ti ¿Te gusta?
La azabache se lo quedó mirando con los ojos bien abiertos, luego tomando con cuidado la joya.
—¿De verdad es para mí...? —indagó con ligero asombro, viendo al rubio asentir—. ¿Por qué...? E-es decir que... ¿Se debe a algo?
—Abrelo y lo averiguaras —Se cruzó de brazos, recargándose por completo contra el respaldo de su silla. Marinette obedeció y al ver la fotografía del rubio en su interior, una amplia sonrisa adornó su rostro —Es para que siempre lleves a tu gatito contigo.
—Y hacer constar a quien se me acerque que ya tengo dueño. —Añadió a la vez que se colocaba el colgante alrededor de su cuello—. Me encanta... —observó el retrato de él con una expresión bobalicona, después dirigiendo sus zafiros donde él la contemplaba desde su asiento—. Gracias.
—¿Tan obvio soy? —Preguntó en medio de una suave risa, inclinándose sobre la mesa para alcanzar a besar sus labios en una mezcla de ternura y necesidad —No tienes nada que agradecer, no es tu culpa que yo no pueda sacarte ni un segundo de mi cabeza —Ladeo el rostro, repartiendo cortos besos por su mejilla —Así que de la misma forma en que yo te llevo en mis pensamientos, quiero que tu lleves este relicario siempre.
Marinette lo observó con embeleso, interceptando la trayectoria de su boca para imprimir un intenso beso en ella, al mismo tiempo que jugueteaba con la cadena del colgante.
—Te prometo que no me lo quitaré nunca. —Susurró en un semblante apacible, fijándose en cómo después él se acomodaba nuevamente en su silla—. Y hablando de llevar cosas... —se relamió ansiosa—. Yo... He estado mirando lo de la escapada que te comenté, y... Bueno... Quería comentarlo contigo antes de hacer la reserva...
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𝐁𝐀𝐃 𝐓𝐇𝐈𝐍𝐆𝐒 | Adrinette | Feat Marichat8989
FanfictionDos almas corrompidas que se complementan a la perfección. Marinette Dupain-Cheng, una estudiante ejemplar que guarda celosamente su más grande y oscuro secreto. Adrien Agreste, despreocupado y atrevido joven, adicto a las emociones fuertes y al pel...