2. Desa

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VERSIÓN BORRADOR ( EN LA VERSIÓN A LA VENTA HAY ALGUNOS CAMBIOS, ESCENAS EXTENDIDAS, EPÍLOGO Y UN EXTRA)


Quiero llorar, pero sería ridículo hacerlo, además de que no estoy acostumbrada a dejar que mis sentimientos se muestren, por lo mismo pierdo la vista en la oscura habitación, en silencio, siendo completamente consciente de su enorme cuerpo envolviendo el mío, de su aliento en mi cabeza, de su corazón en mi espalda. Mi mente viaja hasta ese día en el que con copas, algo no tan común en mí, menos en él, en aquella reunión "familiar" en casa de Camila, con mi tía y mi nuevo tío ahí, mi prima dijo...

—Deberían casarse. ¡Son tan lindo juntos! Piénsenlo, así no te vas y vivirías aquí. ­–Lula rio asintiendo, habíamos pasado la tarde ahí. Riah sonrió apretando mi cintura. La idea, con burbujas en la cabeza, me pareció buena, estábamos locos el uno por el otro, desde que nos habíamos conocido, casi dos meses atrás, no había pasado momento en el que no nos buscáramos, en el que no nos deseáramos, en el que... no lo necesitara. Yo debía partir en unos días rumbo a México, de vuelta, así que lo miré sonriente.

—Esa es buena idea –dije con ligereza. Zakariah me observó fijamente lo que se sintieron como siglos pese a mi leve ebriedad y después asintió, serio.

—Lo es –aceptó despacio. Pestañeé asombrada. Camila primero se quedó pasmada, como todos ahí, pero luego dio un grito de júbilo. Mientras mis tíos con sus expresiones continuaban mostrando asombro. Riah es socio del esposo de Lula en uno de sus negocios, aunque el fuerte de Zakariah son las energías renovables y construcción de casas, edificios con energía autosustentable, además de la creación de artefactos para la optimización de cualquier cosa que sea reciclable.

—¡Se casarán! Mi prima se casará –explotó excitada. Yo solo miré a Riah, buscando duda en sus ojos oscuros, no la vi, así que desconcertada y feliz, muy feliz, lo abracé enamorada, tan enamorada como nunca y es que él era todo lo que nunca me imaginé pero siempre soñé.

...

Despierto y él ya no está, como suele ocurrir. Se levanta temprano, al alba, y va a un sitio donde practica box por casi dos horas. Sé, por algunas conversaciones, que solía pelear de más joven y que por ello en el cuerpo tiene desperdigadas algunas cicatrices, pero nunca ahonda en el tema. Después se va a trabajar y llega a cenar, o nos encontramos en algún lugar. Esa ha sido la rutina desde que nos casamos. No tuvimos una luna de miel en toda regla, solo un fin de semana en Florida, pero debido a lo apresurado, fue lo que se pudo, hubiese querido pasar más días a su lado así, adheridos, unidos, enredados en esa colosal cama, pero era imposible así que me tragué las ganas.

Enseguida me instalé en esta casa cuando mis cosas llegaron y comencé mi vida a su lado. Mi madre, con la que no hablaba mucho, ni ahora, por supuesto que voló hasta acá e intentó por todos los medios que no hiciera esta "locura", al final no logró que cambiara de opinión y Zakariah, dos noches antes de casarnos le pidió que ya no interviniera, todo estaba dicho. A mamá no le quedó más remedio que aceptar mi decisión.

Quería a Riah, lo demás me importaba un carajo. También, en esas fechas, donde parecía que ahora sí todos me notaban, recibí una llamada de mi padre, ese del que nunca sé nada, ah, bueno, pues el sujeto me gritó, insultó, me dijo que era una buena para nada, que era una alivio quitarse mi peso de encima, que si me casaba me olvidara de cualquier cantidad de dinero, que solo esperaba que Zakariah supiera con quién se casaba, pero no contento, dio con él y se lo dijo. Lo supe porque su asistente me lo comentó un día en el que me habló para avisarme que todas mis cuentas habían sido saldadas y cerradas. Le pregunté a Zakariah, me besó con vehemencia y me dio un par de tarjetas:

Más de ti • LIBRO I, BILOGÍA MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora