11. Desa

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Cada día cuesta más sostener esta mentira, pero, por otro lado, cada día me siento mejor, más feliz, más cerca de ser algo que me haga sentir orgullosa. Toda la semana he ido al albergue, toco la guitarra, ayudo con quehaceres, rio con las mujeres, Jackson me acompaña hasta el bus cuando Steve no puede o necesita quedarse más tiempo. Entre este último y yo ha crecido una complicidad, aunque no amistad aún pues a pesar de que todas las mañanas conversamos, no hablamos de nada personal, sé que algo le pasó, no que lo oculte, porque no tendría motivos pero como yo, prefiere evitar esos temas. Lira se muestra más confiada conmigo, lo noto porque me hace partícipe de cada vez más cosas. Deposité de manera anónima el martes casi todo lo que Riah me da cada mes, pero además no puedo evitar comprar cosas que veo que se necesitan.

Varios chicos no van a la escuela, hay situaciones realmente terribles, chicas embarazadas que han sido violadas por algún miembro de su familia y que huyeron de sus casas, mujeres que fueron brutalmente golpeadas, niños que si te mueves rápido se encogen pues están acostumbrados a la violencia, mujeres a las que sus maridos las abandonaron de un día a otro dejándolas sin nada, otras que vienen huyendo de vidas tan duras como lo son la prostitución y que desean comenzar de nuevo. Aún desconozco la situación de muchas, la verdad es que tampoco lo pregunto pero busco hacerles el día llevadero y agradable, he logrado arrancarles sonrisas y conversar sobre tonterías, distraerlas, eso me hace sentir bien. Pero quisiera poder hacer más, algunas reflejan tanta desolación que me provoca solo abrazarlas hasta que eso que las aniquila se vaya diluyendo.

Con cada día ahí, me doy cuenta de que pese a todo lo que viví de pequeña, ese rechazo constante por parte de mi padres, tengo mucho y que debo ser agradecida con la vida, entender que mi lugar es el que me hago yo en el mundo, no el que busco que me den los demás.

Desde el miércoles, y después de escuchar a Riah entre sueños preguntar aquello, intento llegar antes, me ducho y cambio de ropa, para estar, como solía, lista cuando llega y con una gran sonrisa. No lo negaré, hay algo en mí que repele esa dinámica, pero luego lo veo y todo se me olvida, lo cierto es que pienso que así evitaré que pregunte, o me vea de esa manera en la que me pone nerviosa, como buscando respuestas a mi distinto comportamiento, ese que aunque he intentado disimular siguiendo la rutina de antes, ya no puedo esconder del todo, lo que sí me desconcierta es que el que las cosas retornaran a "su sitio" no logró el efecto deseado, creí que al verme descender el miércoles por las escaleras arreglada y sonriente, haría que Riah se tranquilizara respecto a mí, no ocurrió. Se mostró como suele, maravilloso, pero lejano aunque mirándome de vez en vez con intriga, una que me preocupa, no quiero que sepa en lo que en realidad uso mi tiempo, sé que lo decepcionará que haga por los demás lo que no hago para mí y la realidad es que temo del día en que se entere, no sé qué ocurrirá entre ambos porque ya no puedo dejar lo que hago, pero tampoco puedo vivir sin él.

El fin de semana, al terminar el entrenamiento, ese en el que he aprendido ya varias cosas, nos vamos a almorzar por ahí, al ver la playa cerca me preguntó si quería hacer algo diferente, le recordé desganada que teníamos una comida en casa del esposo de Lila, pero tomó en ese momento el teléfono y avisó que no podríamos asistir. Nunca lo creí de él, pero sonreí colgándome de su cuello en pleno restaurante y besándolo. El resto del sábado lo pasamos Riah y yo haciendo cosas que no imaginé, anduvimos en bicicleta por el parque que da al mar, hicimos un picnic ahí, reímos como unos bobos en la playa mientras nos aventábamos un frisbi que compró. El domingo Missy nos acompañó, se portó tan mal que nos la pasamos tras ella todo el tiempo, el entrenador había ido otro día en la semana, pero no imaginé que fuese tan inquieta al ver aves en la playa.

El lunes Riah se va de viaje, nunca dura más de tres días que suelo padecer más de lo que debiera reconocer, dormir sola en esa cama, llegar a casa para nada, es como entrar en un agujero negro, pero esta vez aunque lo extraño como una tonta, me dejo llevar por lo recién descubierto. Me manda mensajes que intento responder rápido y me habla cuando anochece, para enseguida volver a lo mío. Por las noches llego tan agotada como exultante y le doy un paseo a Missy, le pedí a Awdry que no me preparase nada, los tres días acabo cenando con Steve donde sea, cerca de donde dejamos los autos, y luego me voy a casa.

Más de ti • LIBRO I, BILOGÍA MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora