7. Desa

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VERSIÓN BORRADOR ( EN LA VERSIÓN A LA VENTA HAY ALGUNOS CAMBIOS, ESCENAS EXTENDIDAS, EPÍLOGO Y UN EXTRA)


La película es de suspenso, como nos gustan. Algo va diferente y no logro saber qué es. Pide palomitas como siempre, cada tanto noto sus ojos sobre mí. La verdad es que me pone un poco nerviosa, no sé qué está pensando... tampoco en qué dirección. Esa semana ha sido tan extraña que me siento de nuevo a la deriva, sin saber qué camino seguir...

El de los últimos meses no me resulta tan atractivo, en realidad nunca ha sido emocionante salvo la parte en la que involucra a Riah ya que me mantiene expectante, encendida y llena de antelación. Estar con él es escucharlo hablar de cosas que valen, del mundo, del ambiente, de lucha. Es un hombre intenso en cualquier sentido que se le desee dar a la palabra, de creencias férreas, entregado a lo que hace, es imponente y una lumbrera... mucho para alguien como yo que no tiene idea de qué hará el día siguiente y menos en su vida.

Suspiro perdida en las imágenes que se proyectan, pico algunas palomitas y solo puedo ir una y otra vez a lo ocurrido en la mañana. Las cuerdas en mis dedos, el sonido viajando por mi sistema, mi voz emergiendo... Deseo en ese momento poder estar sola y entonces componer una melodía que ronda mi mente sin cesar. Hace años que no lo hago, que no escribo, quizá deba buscar una refrescada en internet, aunque viajo a esos momentos en los que aquel profesor me enseñó con esmero, que algo vio en mí y que me mostró un mundo fantástico en mi interior, que jamás había compartido con nadie, hasta ese día y sé que no he olvidado cómo hacerlo. Mis dedos hormiguean, quiero un lápiz, un papel, una guitarra.

Pero estoy con él, eso no es malo en lo absoluto, lo necesito, lo ansío y no veo mi mundo sin su presencia, sin su fuerza, esa que me contagia e impulsa pero que a la vez me agobia porque me hace sentir que no soy suficiente, mucho más consciente de lo poco que he hecho a largo de mi vida, de lo poco que busco en ella, de la falta de sueños, anhelos y metas.

Esa sensación me acompaña desde antes, pero con Riah se ha potencializado, por eso es que creo que un bebé podría ayudar a centrarme en algo que sí vale la pena. Aunque en ese instante, en esa sala de cine, con el hombre que elegí al lado, no me atrae como hacía unos días la idea.

Así es que se da mi primer impacto.

Por otro lado, noto algo completamente atípico; en ese momento, cosa rara, no gira a su alrededor todos mis pensamientos, cuestión que desde que lo conocí no ha dejado de ser. Tengo la atención lejos, muy lejos. Peor, sé, de alguna manera, que él lo nota y por eso sus miradas.

Salimos con nuestras manos entrelazadas, creo que estuvo buena la cinta, al final no me pareció tan asombrosa como escuché por ahí que era, lo cierto es que me perdí tantos detalles que no puedo asegurarlo.

—Estoy esperando... —interrumpe mis cavilaciones acariciando mis dedos con suavidad. Alzo la mirada y me topo con la suya que me estudia con su fiereza habitual, pero intrigado también.

—¿Qué?

—Qué descuartices la película. Sueles hacerlo, y la verdad es que das argumentos válidos. Muero por escucharlos —acepta mientras vamos rumbo al auto, me acomodo un mechón tras la oreja, ¿qué mierdas le digo si estuve con la cabeza en otro lugar la mayoría del tiempo?

—Creo que fue buena —digo mientras avanzábamos, se detiene y al hacerlo yo también.

—¿Estás de broma? —Sonrío desconcertada.

—¿No lo fue? —reviro repentinamente nerviosa, es de noche, pero las luces del lugar nos alumbran a la perfección. Niega arrugando la frente.

—Para mí fue entretenida, para ti sé que fue una película de mierda. Es más, te podría decir todo por lo que si la hubieras visto, dirías eso —asegura con sus ojos bien clavados en los míos, continúo sonriendo para que no se note que me ha pillado.

Más de ti • LIBRO I, BILOGÍA MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora