29. Zakariah

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ERSIÓN BORRADOR ( EN LA VERSIÓN A LA VENTA HAY ALGUNOS CAMBIOS, ESCENAS EXTENDIDAS, EPÍLOGO Y UN EXTRA)


Mi cabeza en una maldita hecatombe. Me siento violento, listo para moler a golpes a alguien. Desa besando a otro hombre, Desa compartiéndose con otro hombre, Desa riendo en la cama con otro hombre y mis sentidos revientan sin poder contenerlos.

Se veía tan hermosa enfundada en ese vestido, tan diabólicamente sensual, su sonrisa, su manera de moverse, de mirarme, ese beso cargado de promesas, luego esos malditos mensajes. Fue como flotar por el cielo y de una terminar quemándome en el centro de la Tierra.

Loen, en algún momento me dijo, en uno de los partidos, que si no creía que ese comportamiento tan misterioso y diferente se debiera a otro, la verdad me reí con total seguridad. Sabía que ella podría ser a veces inconsciente, inmadura e impulsiva, inconstante hasta antes de todo esto, pero esa mujer era mía completamente, o así la sentía a pesar de todo.

¡Fui un imbécil!

Pasé la noche en el gimnasio, conozco al dueño del lugar, de hecho yo ayudé a montarlo tiempo atrás, pero no me agrada que nadie lo sepa, así que sin problemas me permitió entrar, nos llevamos muy bien. Suelo tener ropa en mi casillero, me mudé y golpeé el costal hasta que no pude más. Reventé mi cuerpo hasta sentir que cada puto músculo ardía. No fue suficiente, cuando amanecía y no bajó la ira, tuve que salir de ahí, no quería toparme con nadie. Conduje hasta el parque, busqué agua y luego comencé a trotar, pero al poco tiempo me encontré corriendo. Las lágrimas de decepción, de dolor, se perdían gracias a la velocidad que imprimía en cada zancada.

¿Qué debía hacer? ¿Por qué no fue honesta? Maldita sea quería regresar a casa, que dijera donde vivía ese idiota y matarlo a golpes, quería acabar con esa maldita casa, quería... olvidarla y fingir que nunca la tuve, que nunca me perdí en su cuerpo, que nunca... la amé como lo amo.

Apagué el teléfono horas atrás, no paraba de llamarme, de mandar mensajes que no deseo leer, ni ver. ¡Y una mierda! ¡La necesito lejos porque no quiero que me vea así! Aunque me hirió mortalmente, jamás la lastimaría, no de forma física, si de por sí la forma en la que la traté me está masacrando, aunado a su traición. No debería sentirme además culpable, pero no puedo evitarlo.

Tantas señales, tantos avisos ahí, frente a mí. Quise creer que era otra cosa, que Desa estaba en busca de su camino, que de alguna manera pronto me diría lo que de verdad ocurría, que se abriría a mí y todo sería distinto. Me sentí tantas veces culpable creyendo que yo la había orillado a no confiar en mí por mi dureza, por esa forma que tengo de ser.

Pero estaba con otro. Solo era eso.

Realmente listo para caer debido al agotamiento, me dejo caer frente al mar, sobre la arena a unos metros del oleaje. El frío no importa, solo ella... lo que de alguna manera perdí sin darme cuenta. Me limpio el rostro cuando una lágrima solitaria sale y es que no me importa contenerlas.

Deposité en ella mi corazón, sentí que era la indicada a pesar de que nadie lo veía como yo, pero me importaba una mierda porque era mi elección, mi decisión y creí que Desa era la mejor de mi vida. No la deseaba cambiar, si ella se hubiese mostrado realmente feliz siendo lo que solía, por mí hubiera estado bien, pero sé que no lo era del todo y eso me agobiaba. Ahora sé que tomó un camino que no me incluía, en el que no estaba y que esas sonrisas, sus expresiones, tenían una razón con rostro.

...

Las horas pasan y aunque mi cuerpo está agotado, mi mente no se detiene. Intento revisar los detalles, encontrar algo que me diga lo contrario, pero su ropa desapareció, quizá esté en el sitio donde se comparten. El dinero... ¿Lo necesitaba para estar con él? Aprieto los puños. Su horarios extenuantes... La cafetería, ella se estaba preparando para irse. Comprendo de pronto. Me levanto recordando que no está tan lejos de ahí.

Más de ti • LIBRO I, BILOGÍA MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora