Habíamos llegado al bar y, a decir verdad, el bar esta increíble y como no estarlo en la zona que estamos no era posible un bar común y corriente.
Todo estaba fuera de control, todos tomando como si el mundo se fuera a acabar y yo observando como los chicos se alcoholizaban como se besaban entre ellos mientras yo platicaba con Briar de cómo le había desde que se mudó con su padre, él decía que todo está bien, que su padre lo trata bien.
- ¿Puedes dejar a Aleesa una puta vez? – Habla alguien totalmente ebrio.
- ¿Perdona? – volteamos a verlo para encontrarnos con Everett, por dios esta princesita no deja de molestar nunca.
- ¡Por dios!, desde que Aleesa te vio y fue contigo no se despegan, parecen chicles. – puedo ver la furia de Everett al decir esas palabras, sus ojos estaban oscurecidos.
-Ella es mi amiga puedo estar todo el tiempo que quiera con ella, no debes de quejarte de nada, si te gusta esta bien amigo, pero háblale aunque sea para poder tener ¨control ¨sobre ella, que lo dudo mucho conociéndola. – volteo a ver como esta Briar y sé que está a punto de perder el control.
-Bien, bien los dos están ebrios podrían calmarse.
-Tu no opines Aleesa, que estoy hablando con tu amiguito el chicle.
Solo basto eso para que Briar se tirara sobre él, el chico vaya que sabe cómo sacar de quicio al que sea, yo solo veo que ellos pelean sin detenerse trato de meterme para separarlos, pero era inútil y tampoco quiero recibir un golde de gratis solo por tratar de ayudarlos. No sé en qué momento paso, pero los guardias ya estaban separándolos y llevándoselos fuera del bar, vaya día el mío.
- ¡¿Qué diablos les pasa?!, por qué diablos se pelean, y tú por qué diablos llegas a provocarlo, ni si quiera lo conocer Everett. – Camino para donde estaban ellos fuera del bar y los veo con sus moretones y labios rotos. – en serio que son absurdos.
Me pongo en frente de ellos porque ninguno me miraba a los ojos.
-Nos vamos. – los tomo de las manos y nos subimos a un taxi, son unos idiotas, pero unos idiotas ebrios.
Todo el camino ninguno de los dos hablo, hasta tengo la impresión de que se quedaron dormidos.
-Bien, levántense que ya llegamos.
Ellos se bajaron del coche y no podía creer que ya estaba amaneciendo, los chicos se veían un poco más sobrios así que los llevé a mi habitación y ahí los deje para dormirse mientras yo, vaya yo dormí en el maldito sillón solo por traerlos aquí y que se durmieran.
~~~
Desperté con una resaca horrible, eran las 7 de la noche y no escuchaba ruido en ninguna parte de la casa y eso se me hacía extraño, me dirijo a mi habitación y los veo aun dormidos, vaya que tienen sueño.
Volví a la cocina para preparar algo para los chicos y para mi claramente porque tengo hambre, pero sin antes ir por unas pastillas para el dolor de cabeza que me está matando.
Llevo dándole la vuelta a la casa como por 2 veces sin resultado de las pastillas, regreso a la cocina y abro una gaveta para darme cuenta que están ahí, no puede ser que tan ciega estoy al no verlas desde un principio.
Tomo la pastilla y preparo unos huevos revueltos y saco unos sueros del refrigerador para que se sientan mejor los chicos.
Terminé de preparar todo y fui a mi habitación, los chicos estaban sentados en la cama tal vez preguntándose como llegaron aquí.
-Bien, tómense esto y coman mientras esta caliente. - extiendo mi brazo para darles las pastillas y el suero. – ¿recuerdan algo que paso? – volteo a verlos y ellos niegan con la cabeza.
-¿Paso algo? – pregunta Briar y luego nota sus moretones en su rostro. – ¿me pelee? – yo asentí ante su pregunta y luego voltee a ver a Everett.
-Nos peleamos los dos, no recuerdo por qué, pero nos peleamos. -Habla Everett ante la duda de Briar.
-Bien, coman. los chicos no están, no sé a dónde fueron así que estamos solos. – los dos voltean a y proceden a comer.
Yo los dejo solos y voy hacia la sala a poner algo en el televisor, entro a Netflix para ver Sabrina, una serie que quería ver desde hace tiempo.
No pasaron ni 15 minutos cuando los chicos salen del lugar para ir a sentarse donde estaba.
- ¿Que ves? – pregunta Briar ante la atención que tenía en la serie.
-Sabrina. – respondo sin quitarle los ojos al televisor, pero alguien le puso pausa y solo quedo ver que era Everett. – ¿Por qué la quitas?
-Porque haremos palomitas para verlo todos, es lo menos que podemos hacer al ver que nos llevaste desayuno y nos trajiste aquí. – yo solo le regalo una sonrisa y nos paramos.
Fuimos a la cocina y tomamos dos bolsas de palomitas y las pusimos en el microondas y después en un plato hondo, represamos a la sala para seguir viendo la serie y, a decir verdad, me encanto con los pocos capítulos que vi, estaban tan concentrada en la serie hasta que una palomita pega en mi cabeza, trato de ignorarla y vuelvo al televisor y de nuevo sucede lo mismo.
- ¡Basta! Déjenme ver la serie. – digo, pero ante su distracción les lanzo una palomita a los dos sin darme cuenta de quien era el que la lanzaba y recibo palomitas en mi rostro de las dos partes. – ah, con que esto es guerra, pues guerra tendrán.
Empecé a lanzarle palomitas a los dos y ellos solo me atacaban a mí, vaya chicos al parecer están en paz, tomo dos puños de las palomitas y se las lanzo y antes de poder reaccionar los dos toman los recipientes en lo lanzan encima de mi cabeza. Volteo a ver el desastre que habíamos hecho pero las risas de ellos no faltaron y las mías tampoco, nos sentamos para seguir viéndola y todo estaba calmado, debería de estar así ya que no hay nada que me puedan lanzar, pero no sé en qué momento Briar se fue, ya que estaba muy concentrada en la serie y sin más mis ojos empezaron a cerrarse lentamente dándome cuenta que el sueño me había vencido esta vez.
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La Mansión.
Teen FictionAleesa tenia un sueño, viajar donde se conocieron sus padres y su madre lo cumplió, pero ella no sabría que ese viaje le cambiaría la vida radicalmente y mas cuando acepto quedarse en esa estúpida mansión.