Capitulo 12.

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Habían pasado días después de lo que había sucedido, debo de decir que estaba irritaba por el comportamiento que había tenido Everett, no le dirigía la palabra aun que él lo tratase. Estoy cansada, cansada de siempre estar jugando a quien puede más, yo vine a conocer y mírenme ahora en esta estúpida mansión llena de fiestas y otras cosas y dejando de lado los lugares que tanto quiero conocer solo por estar aquí, disfrutando las fiestas que puedo tener en Italia, todo es una mierda absoluta.

Salgo de mi habitación porque tenía hambre, después de lo sucedido lo único que hago es salir a comer y regresar a mi cuarto, no soporto verle la cara a Everett porque cuando lo hago siento como mi sangre hierve y vamos quiero estabilidad emocional, aunque sea unos malditos días.

- ¿Podemos hablar? – escucho esa voz que tanto odio y lo que hago es solo ignorarla. – por favor, habla conmigo. – dice más para el que para mí.

- ¿De qué quieres hablar? De cómo hiciste que Gerard me hablara mal o ¿de qué tu cinismo al sentarte con nosotros en el café? – respondo tajante e ignorando su mirada.

- ¿Qué te dijo Gerard? – pregunta incrédulo.

-Eso deberías saberlo ya que tú lo causaste.

-Si lo supiera no te estaría preguntando aburrida. – el termina con esa palabra que dijo cuando llegue y yo automáticamente lo volteo a ver. – al fin esos lindos ojos color verde me miran.

-Vamos no estoy para esas cosas, ve directo al grano me quitas tiempo.

- ¿Tiempo para qué? ¿Para estar encerrada evadiéndome solo saliendo a comer? – pregunta calmado.

-Y eso a ti qué diablos te importa, no es asunto tuyo lo que quiera hacer. – respondo a la defensiva mientras me cae unas gotas de aceite hirviendo.

-Déjame ver. – él se acerca a mí y ve como poco a poco se van asiento mis ampollas.

- ¡No, déjame! – quito mi mano bruscamente y eso así que donde cayó el aceite roce con su mano haciendo hacer un gesto de dolor.

-Vamos Aleesa, ven. – el toma mi mano y me sienta en el comedor y va por un botiquín. – dame tu mano.

Yo desobedezco y lo ignoro y el toma mi mano y empieza a poner un hielo para calmar un poco el dolor, lo seca cuidadosamente y pone una curita donde paso el desastre, lo observo cuidadosamente y su cabello ondulado estaba todo desalineado, tenía ojeras en su rostro y el noto que lo estaba observando y me sonríe.

-Para ya. – digo sin ganas de discutir.

- ¿Eh?

-Que pares ya, lo único que haces es confundirme y yo solo quiero estabilidad emocional. – bajo mi cabeza ante lo que dije.

-No pensaba confundirte, en serio, pero solo pensar en lo que hiciste hace días mi única ¨venganza¨ era hacerla pasara esa chica como mi futura novia. No pensé las consecuencias sinceramente. – el levanta mi mentón para verlo a los ojos.

La Mansión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora