Habían pasado algunos minutos después de entrar con Briar y ¡sorpresa! Seguimos aquí, y bueno estoy más ebria que mis tíos peleando por algo que paso hace años atrás, vaya que, si no me pasa algo hoy, me declarare la reina del Alcohol y si me pega resaca me llamare la reina de las estupideces.- ¡Aleesa, ven! – volteo a ver quién era porque ya no reconocía voces, y no, no sabía quién era tuve que acercarme a ver, porque ¡HOLA! El alcohol tampoco me deja ver con claridad.
- ¿Qué pasa? – pregunto y sin quererlo ni temerlo mis palabras ya se arrastraban.
-Ya estas ebrias, ¿tan rápido? – trato de enfocar mi visión y quien hablaba era, era... ¿Silas? – ¿No me reconoces cierto?, soy Gerard.
-Ah, lo siento ya no enfoco como debería, ¿Qué pasa? – trato de sostenerme con la barra ya que mi equilibrio no era mucho, pero mi codo resbala y casi caigo, si no hubiera sentido que alguien tomo de mi brazo fuertemente. – gracias. – menciono apenada.
-Pasa que te tengo un trato, si tu haces que te bese Everett, hago lo que sea que quieras por una semana, ¿aceptas? – una sonrisa de malicia apareció en su rostro, sé que ese trato tenía trampa, lo sabía, pero mi cabeza solo asintió y mis pies caminaron hacia él, mis pies me desobedecen en este momento y los odio por eso. – Hola.
-Hola, ¿Qué haces aquí? – yo estaba a punto de besarlo, pero mi mirada se fue a la chica que tenía al lado y ¡MIERDA! Que me sentí estúpida por no verla antes.
-Lo siento, pensé que estabas solo.
Mis pies, mi cabeza daba vueltas, la tenía agarrada de la cintura y eso me hacía sentir enojo, ¿tengo celos? ¡NO!, no debo pensar en eso, estoy ebria eso es todo, camine hacia Gerard y el solo sonrió.
-Bien, te fuiste antes de acabar mi oración, ahora debes hacer lo que te pida por una semana. – yo asentí y caminé hacia Briar.
-Hola, tienes un momento para seguir tomando conmigo.
-Claro Aleesa, contigo siempre. – él sonríe y me pasa una cerveza. – ¿Qué pasa?
-Nada. – menciono mientras niego con mi cabeza y le doy un sorbo a la cerveza.
- ¿Quieres ir arriba para hablar? – Briar levanta mi mentón para verlo a la cara.
Yo asiento y el toma mi mano y entrelaza sus dedos para guiarme hacia la habitación que él se está ¿quedando? Bueno a alguna habitación, mientras observo como su cabello esta semi húmedo por su sudor y su cabello castaño antes ondulado ahora estaba semi lacio.
-Ahora si ¿Qué pasa? – pregunta sin más.
Yo le conté todo y sin poder evitarlo de mis ojos empezaron a brotar lágrimas, odio esto, odio estar ebria porque por cualquier cosa que pase quiero llorar, el me abraza y su abrazo me hace sentir tranquila, subo mi mano a mi mejilla y quito algunas lágrimas a lo que él se separa de mí y toma mi rostro con sus dos manos y con su pulgar empieza a limpiar mis lágrimas, su cejas pronunciadas estaban fruncidas y en sus ojos color Hazel podía ver compasión y algo de tristeza y obviamente por mí.
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La Mansión.
Teen FictionAleesa tenia un sueño, viajar donde se conocieron sus padres y su madre lo cumplió, pero ella no sabría que ese viaje le cambiaría la vida radicalmente y mas cuando acepto quedarse en esa estúpida mansión.