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Un pequeño de hermosos cabellos azabaches leía con una gran sonrisa uno de los tantos libros que le llevaba su papá Yoo, los cuales hablaban sobre lo bello que podía ser el exterior desde amaneceres teñidos de un intenso rojo hasta noches de luna llena. Para él aquellos libros eran una ventana de lo que tanto anhelaba ver con sus propios ojos.

—Mamá, ¿cuando volverá mi hermano? — Preguntó por fin despegando la vista de su libro para ver a la hermosa mujer que estaba sentada en el sofá adyacente.

—No te preocupes JungKook, tú hermano no tarda en venir — Dijo con una sonrisa acercándose un poco para acariciar los negros cabellos del niño —. ¿Realmente lo quieres tanto, cariño?

El niño la miró sin entender por unos instantes, pero luego con toda la inocencia de un infante respondió con una sonrisa — ¡Claro que si! ¡Yo amo mucho a TaeHyung!.

Una sonrisa apareció en el rostro de ambos padres al escuchar esa afirmación, lo único que deseaban para el pequeño era la felicidad —Me alegra escuchar eso, Kook — Afirmó con neutralidad Yoo, padre de TaeHyung, quien se había mantenido callado tan solo observando la escena la tierna escena.

La familia Kim se caracterizaba por los ambos lideres de la familia, los cuales eran hermosos y amables. Además de ser bastantes criticados y repudiados por sus ideales de un mundo en que humanos y vampiros puedan coexistir. Un ideal que se veía cada vez más lejos para los esposos, pues el Consejo no quería dejarlos tranquilos teniendo que esconder a JungKook de las garras del más grande enemigo de los Jeon, condenando así al pequeño a ni siquiera conocer el verdadero color del cielo o como se sentía la brisa sobre su piel.

Los Jeon eran gente de renombre cuyos ideales eran únicamente compartidos por los Kim, los lideres Suzy y MinHo eran los padres biológicos del pequeño JungKook, eran siempre mencionados para recordarlos por su infinita bondad pero sobre todo por la tragedia que azotó a la familia una noche que el consejo se cansó de sus actos con los humanos tomando la cruel decisión de ejecutarlos incluyendo al menor de sus hijos, un bebé de apenas cinco meses de vida, pero gracias a la astucia de su madre logro esconder a su bebé dejándolo en manos de su mejor amiga. Kim YoMi.

El sonido de la puerta principal de la habitación resonó dejando paso a ver a un joven muchacho de cabellos castaños, su mirada se tornó triste al tener que volver a ese lugar que ni siquiera tenía ventanas — ¡Hermano! — Aquella dulce voz lo hizo sonreír pero sin quitar el brillo triste de sus ojos. Jungkook se abalanzó sobre TaeHyung abrazándolo, quedando su cabecita en el estomago del castaño, él cual sin dudarlo acarició sus cabellos con cariño.

R O S A S •TaeKook• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora