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Los cerezos estaban en flor y las flores caían sobre la blanca alfombra de nieve acomulada. Ese extraño fenómeno sólo sucedía cuando un hermoso vampiro purasangre de cabellos platinados se encontraba cerca.

Dicen que siempre que lo veías lo encontrabas repleto de lágrimas, debido a que arrancaron cruelmente al amor de su vida de sus brazos. Esas lágrimas más de dolor, eran de ira e impotencia por no poder haber hecho nada por él. Nunca antes había sentido tal sentimiento ya que en sus siglos de existencia fuen un ser pacífico y dulce, pero, los humanos lo deformaron, los humanos lo hicieron conocer el odio.

JiMin se arrastraba por el suelo con sus fosas nasales impregnadas del olor a flores y sangre. Lo único que lograba distinguir era a ese vampiro de cabellos plata de mirada triste y sonrisa melancólica. Detrás de ese hermoso ser manchando de sangre apareció su hermano sin ningún rasguño.

—Corre... ChanYeol... —Murmuró con un hilo de voz antes de que todo se volviera negro para él.

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TaeHyung movía entre sus dedos una pieza de ajedrez manteniendo esa inexpresividad que tanto lo caracterizaba —Esa forma, ese nombre, ¿qué es lo que planeas?  —Sus fieros ojos se centraron en la figura de Daniel —Antes no me diste una respuesta.

—¿Eh? Es una trampa —Respondió con una sonrisa.

—Qué mal gusto —Dejo la pieza de ajedrez sobre su escritorio sonriendo leve —Creo que sólo querías jugar.

—¿Solo jugar? —Rió —¿Cuando fue que empezaste a pensar las cosas tan detenidamente? Aun cuando eres como yo. Hasta ya te pareces a MinHo —El castaño alzó una ceja.

—MinHo —Repitió para si mismo —Tengo casi dos décadas de no escuchar ese nombre. Sabes que hablar sobre esa familia está prohibido así que no lo vuelvas ha mencionar —Dijo con dureza.

R O S A S •TaeKook• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora