modernización pt 3

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Teodoro Dehesa, al ver la oportunidad de obtener la gubernatura bajo la bandera del antireeleccionismo, desató una furiosa campaña en contra de Enríquez. El periódico El Nacional (ciudad de México) lo apoyó.
Esto reveló una única aproximación a la lógica de “principio”, que se había vuelto el concepto político conductor del Porfiriato. De acuerdo con este concepto, principios tales como “no reelección” podían ser sagrados, pero podían y debían ser incorporados bajo otro principio, el de “necesidad nacional”. En otras palabras, reelegir a Díaz estaba bien, pero Enríquez se tenía que ir.
En febrero de 1891, los amigos de Dehesa trabajaban en varias partes del estado preparando clubes políticos. La plataforma política de Dehesa estaba basada en el Plan de Tuxtepec con su demanda por la no reelección. Naturalmente, aunque Dehesa hacía campaña vigorosamente bajo el eslogan de la “no reelección” en Veracruz, no tenía duda de que lo
mejor para el país sería la reelección del propio Díaz, una visión que mucha gente compartía y que justificaba el principio de la necesidad
nacional enunciado arriba.25
Al mismo tiempo, apelaba al presidente de que tal razonamiento no aplicaba a Veracruz; el electorado quería y el estado necesitaba un cambio de administración. Por lo tanto, no dejó piedra sobre piedra al pedir consistentemente a Díaz en su propio beneficio, recordándole al presidente acerca de su sólida lealtad y amistad.26 Las dificultades de Dehesa eran considerables, Enríquez había sido un buen gobernador y, además de eso,
disfrutaba de la confianza de Díaz. La decisión debió haber sido dolorosa para Díaz. El 17 de marzo, Dehesa le envió copias de artículos de periódicos del puerto de Veracruz como apoyo para varios candidatos. Recomendaba al presidente leer, especialmente, el artículo de un amigo de
Dehesa, Salvador Díaz Mirón, apoyando su propia candidatura.27
De hecho, la popularidad de Enríquez estaba decayendo, especialmente entre la prensa. En Veracruz, la prensa siempre había disfrutado de
considerable libertad pero estaba ahora bajo el ataque del gobernador por su apoyo al principio de no reelección. El 9 de marzo, Pedro Castillo, editor de El Ciudadano Libre y El Imparcial en el puerto de Veracruz, escribió al presidente dando un ejemplo personal de la aplicación de “justicia” del
gobernador. Castillo había escrito un artículo censurando a la administración, acusándola de inmoral y de hacer caso omiso a las mismas leyes que se supone debería sostener, porque había encarcelado a un policía notoriamente público por su alcoholismo. Y dado que Enríquez no permitía
que nadie criticara su administración, había ordenado al jefe político que acusara a Castillo de difamación y lo envió a prisión dos meses hasta su
liberación bajo fianza.28
Felizmente para Dehesa y la oposición, y ciertamente para Díaz, Enríquez murió repentinamente el 17 de marzo de un ataque al corazón.
Manuel Leví, secretario de Gobierno en Veracruz, fue nombrado gobernador interino. Enríquez fue sepultado el 20 de marzo con todos los
honores, acompañado de toda una comitiva.29 La campaña de Dehesa podía ahora seguir sin demasiado miedo a la oposición, aunque aún había
obstáculos que superar: los partidarios del último gobernador todavía ocupaban todos los puestos de gobierno importantes, y su apoyo era
esencial si Dehesa quería prevalecer. Entonces Díaz intervino. El mismo día del funeral de Enríquez, escribió al gobernador interino, Manuel Leví,
recordándole que los nuevos empleados tenían que ser seguidores de Dehesa, pero también le advirtió a Dehesa que no fuese vengativo con los
enriquistas.30 Dehesa, sin embargo, no era una persona vengativa. Además, el consejo de Díaz era políticamente sabio. Por lo tanto, Dehesa
escribió para asegurar a Díaz que se había comunicado con “nuestros amigos” en diversos lugares, pidiéndoles que cesaran la publicación de artículos críticos de la administración previa, en vista no sólo de los deseos del presidente, sino también de los suyos.31

El café veracruzano, gracias al aumento de la demanda internacional y a la ampliación de sus áreas de cultivo, adquirió una relevancia crucial dentro de los productos de exportación del país

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El café veracruzano, gracias al aumento de la demanda internacional y a la ampliación de
sus áreas de cultivo, adquirió una relevancia crucial dentro de los productos de exportación
del país. Un grupo de arrieros frente a la negociación de José SanFilippo en Huatusco,
población de las montañas en cuyos alrededores crecían espléndidamente las matas de café.

La cercana cooperación entre Díaz y Dehesa era buena antes de que
Enríquez muriera. Díaz se dio cuenta de la importancia de tener un gobernador genuinamente popular, con quien se pudiera contar y que fuera,
más que nada, un civil. A pesar de la presencia de un gobernador interino, los negocios del estado comenzaron a ser manejados entre Díaz y
Dehesa.32 Los dos intercambiaron montones de cartas después de marzo discutiendo acerca de los negocios del gobierno, tales como la elección de
jefes políticos y el asegurar que el nuevo gobernador interino, Leandro Alcolea, cumpliera sus ofrecimientos. Díaz no vaciló en ejercer su influen-
cia en los asuntos locales al seleccionar a los representantes a la legislatura estatal.33 Aquí, Dehesa ya había demostrado que no podía ser tratado como una persona servil al presidente y que estaba determinado a mantenerse tan libre como fuera posible en los asuntos del estado. Por ejemplo,a la petición de Díaz de que designara a Guillermo A. Esteva a la legislatura del estado, respondió:
Con Esteva los enriquistas tendrán cuatro de once representantes. Y esto significara una representación de más de un tercio, yo estaría de acuerdo
en que Esteva viniera con un poco de falsa restricción, esto es, como un substituto representante de alguien con quien no esté de acuerdo. Esto
cumpliría sus deseos y habríamos prevenido cualquier capricho en el futuro, porque lo conozco desde la universidad y es un poco bribón.34
Díaz respondió agradeciendo a las consideraciones de Dehesa, agregando que, por las razones citadas, aprobaba la manera en que el asunto sería manejado.35
En las elecciones para gobernador, llevadas a cabo en julio, Dehesa recibió una mayoría de votos y fue debidamente confirmado y prestado
juramento por la legislatura del estado, a pesar de las objeciones de que había sido algún arreglo.36 Esta elección inició la gubernatura de Dehesa,
la cual duró hasta 1911, contrario a su propio principio declarado de no reelección pero en las mentes de la mayoría de los observadores contem-
poráneos e historiadores posteriores, para el decidido beneficio de Veracruz. Más importante, al escoger a Dehesa, Díaz puso fin a las políticas de
“camarilla” en el estado. No permitió que ningún otro grupo dominara su atención. No fueron usadas más “políticas de carrusel” para controlar este
estado, uno de los pocos de los que Díaz no tuvo la necesidad de preocuparse excesivamente.37 Esto no quiere decir, sin embargo, que el presidente no usara otros frenos y balanzas.

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