Ciertamente, el rápido crecimiento del estado causó problemas para el gobierno, especialmente aquellos derivados de los agricultores quienes resentían las concesiones otorgadas a las nuevas industrias que estaban expandiéndose por requerimiento del gobierno central, pero fue también cuidadoso de mantener la armonía entre los dos sectores y no estaba dispuesto a dar a estas nuevas industrias una ayuda completamente gratuita al remover todos los impuestos.77 A pesar de todo, al inicio del siglo XX, la
industria tenía mucho más importancia que la agricultura. Este desarrollo modificó la estructura social del estado y tendría importantes consecuencias en el futuro.78 Una de estas consecuencias sería el rápido crecimiento de la
población en Veracruz. Al inicio del Porfiriato, Veracruz era hogar de tan sólo 542 918 personas. En 1885, este número había llegado a 621 476. Pero
en los siguientes diez años hubo un flujo masivo de personas; la población se incrementó cerca de 30%, alcanzando 866 355, debido a la expansión
tanto industrial como agrícola. El crecimiento continuó constante hasta 1910, cuando la población del estado llegó a 1.1 millones de personas. Sólo
el estado de Jalisco superaba esta cifra. Sin embargo, de este millón, la gran mayoría –887 mil– estaban ocupados en oficios agrícolas. Y de ese número,
24% trabajaban como peones, principalmente en las plantaciones de tabaco, azúcar, caña y café. El resto de la población agrícola trabajaba como jornaleros libres, algunas veces cultivando pequeñas parcelas de tierra así como alquilándose por día. En contraste, el 12.9% de la fuerza laboral, o 56 421
personas, estaban contratadas como obreros, y de éstos, 31 199 trabajaban en la industria textil.79 La región central de Veracruz, que alojaba a cuatro
de las ciudades más grandes, Veracruz, Xalapa, Córdoba y Orizaba, era la más poblada. Era una región inseparablemente vinculada por el comercio
con el mundo exterior.
En virtud de su producción agrícola e industrial, Veracruz fue de gran importancia dentro de la economía mexicana. Con sólo 8.32% de la
población nacional en 1910, y cubriendo 3.65% del territorio nacional, proveyó 11.23 y 10.42% de la producción industrial y agrícola, respectiva mente.80 Con el crecimiento económico llegó un correspondiente cambio en la posición política de Veracruz vis-à-vis con el gobierno nacional. En
vista de su papel de puerta de entrada internacional de México, así como de los establecimientos manufactureros, sin hacer mención de la potencial
producción agrícola y minera, Veracruz era considerado por el gobierno federal, en 1910, como uno de los más importantes estados mexicanos.
Mucho de su desarrollo se debió a la apertura de nuevas tierras y la explotación capitalista de agroindustria, pero también a la rápida industrialización, especialmente en el área de Orizaba, la cual había atraído a miles de obreros inmigrantes de otras partes de México. Al norte y al sur, la Huasteca y Minatitlán, el descubrimiento de petróleo también transformó al estado. Como se esperaba, dondequiera que se descubriera petróleo
los patrones de la tierra y las prácticas agrícolas tenían que cambiar drásticamente. No fue sorprendente que en las regiones más afectadas se
dieran reacciones hostiles a la estrategia de desarrollo marcadas por la penetración extranjera, ya sea en las zonas de agricultura comercial o en
las de grandes cantidades de tierras requeridas para la explotación del petróleo. Y estas reacciones no esperaron al llamado a la Revolución, anunciado en 1910 por Francisco Madero: se dieron mucho antes.